17 de octubre de 1945. Como es bien sabido, en la fecha que se evoca, miles de obreros y obreras, sin mayor organización aparente, dejaron sus puestos de trabajo y colmaron la Plaza de Mayo y otras plazas del país, exigiendo la liberación y presencia d
Enviado por Ensa05 • 25 de Marzo de 2018 • 1.182 Palabras (5 Páginas) • 546 Visitas
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El práctica ejecutiva y el criterio de armonizar entre clases, que entendía superador a la lucha de clases le hizo pasible de críticas por derecha y por izquierda. En agosto de 1944 dirá en la Bolsa de Comercio:
"De un lado, me han dicho que soy nazi, de otro lado, han sostenido que soy comunista; todo lo que me da la certidumbre verdadera de que estoy colocado en el perfecto equilibrio que busco en la acción que desarrollo en la Secretaría de Trabajo y Previsión.”
Mantendrá esta posición hasta el final de sus días. Como también se mantendrán las diferentes lecturas ideológicas que se hacen del peronismo. Sin embargo, equilibrar capital y trabajo desde un umbral tan desigual, requería de medidas que afectaban intereses y generaban desconfianza en muchos de sus camaradas de armas. El 9 de octubre un grupo de oficiales encabezado por el comandante de Campo de Mayo, Eduardo Ávalos le exigió al presidente Edelmiro J. Farrell la inmediata renuncia de Perón a sus cargos (había sumado en 1944 el de Ministro de Guerra y el de Vicepresidente). El 12 de octubre Perón fue detenido y enviado a la isla Marín García.
La detención se mantuvo en secreto, sin embargo, ante los rumores, entre el 15 y el 16 de octubre la Federación Obrera Tucumana de la Industria del Azúcar, los obreros ferroviarios de Tafí Viejo y varios sindicatos de Rosario declararon una huelga, exigiendo la libertad de Perón. También se movilizaron los obreros de la carne de Berisso y trabajadores de otras localidades del sur del Gran Buenos Aires.
Desde la madrugada del 17, los obreros del conurbano comenzaron a movilizarse hacia la plaza. La CGT no auspició la protesta argumentando que muchos dirigentes identificaban a Perón con el nazismo y reclamaban —al igual que la embajada norteamericana- su destitución. La acción estaba apenas coordinada por algunos dirigentes gremiales —como Cipriano Reyes- que habían estado agitando los días anteriores. Otros iban recorriendo los establecimientos incitando a abandonarlos y a marchar por las calles hacia la Capital Federal coreando consignas en favor de Perón. Actuaban, dirá Felix Luna, como con “una consigna trasmitida telepáticamente”.
Farrell mantuvo una actitud prescindente. La policía, claramente favorable a Perón, no obstaculizó la marcha. Ávalos se negó a movilizar las tropas de Campo de Mayo suponiendo una concentración efímera. Pero al contrario eran cada vez más y esperaban. Perón, que había sido trasladado al Hospital Militar, fue llevado a la Casa de Gobierno. Triunfante, en una corta reunión acordó la rendición: elecciones en seis meses. A cambio hablaría a los manifestantes para tranquilizarlos, sin hacer referencia a su detención. Perón salió al balcón a las 23:30 del miércoles 17 de octubre. Había nacido el peronismo. Un movimiento político popular que a todos los presentes afectaría, desbordaría y trascendería.
José Mateo
Dr. en Historia
Investigador Independiente del CONICET
Profesor Titular Regular de la UNMdP
Alejandro Ándersen
Prof. en Historia
ESAI/Archivo Histórico regional de Necochea
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