Catedras del miedo

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El poder militar de los estados tomó en un momento de la historia un rumbo diferente al que inicialmente se le destinó, pasó de ser un guardián ante amenazas externas a ser un represor de toda idea desestabilizadora interna. El sistema político fue avanzando en su degeneración y su hambre de poder parece cada vez más insaciable. La combinación nefasta de poder y coerción ha hecho que grupos sociales se revelen ante este sistema y planteen un cambio en la concepción política de los Estados, pero allí aparecen los perros de presa del gobierno representados en sus fuerzas armadas para dar fin a como dé lugar con la amenaza surgida.

“En un mundo que prefiere la seguridad a la justicia, hay cada vez más gente que aplaude el sacrificio de la justicia en los altares de la seguridad”[2]. En Latinoamérica el miedo ha sido representado en varias figuras: la colonización, las revoluciones, la pobreza, la delincuencia, etc. Casi todas estas figuras, según el Estado, tienen a los pobres como semilla de ese mal. Este colectivo se ve sometido al gobernante de turno, el cual en vez de combatir la pobreza con inversión social, combate al pobre con balas y cárceles. El común de la población observa la desidia de un Estado que los abandonó y que puso en sus hombros la estigmatización de la sociedad, la cual ha sido indolente ante los excesos policiales, ante las atrocidades cometidas por los ejércitos del Estado en nombre de la seguridad de la nación, ante un sistema judicial coercitivo y de prisiones obsoleto, el cual tiene en la corrupción y en la impunidad, su sello de identidad.

El conocimiento de la amenaza, la libertad, el cuestionamiento reflexivo y racional de las situaciones sociales son las armas para enfrentar ese miedo infundado. La sociedad civil debe ser un ente vivo el cual esté dispuesto a desenmascarar cualquier atisbo de totalitarismo y actuar contra él. Este cambio de mentalidad se debe hacer desde su núcleo y abarcar todos los ámbitos sociales, culturales, políticos y militares. El presupuesto de los Estados debe ser invertido en educación, en el campo, en infraestructura y en sanidad a fin de ofrecer garantías reales para el desarrollo individual y colectivo de la población. Asimismo, veo de gran importancia cómo la academia, desde sus bases, debe implantar métodos de estudios enfocados en la libertad, el respeto, la pluralidad y la ética, ya que es la formadora de los dirigentes del futuro y tenemos que tener unas bases sólidas familiares, sociales y académicas, las cuales nos llevarán a un desempeño social digno, el cual tendrá como mayor interés el principio de solidaridad, a fin de de identificarnos con todos los sectores sociales y respetar todas las concepciones ideológicas.

BIBLIOGRAFÍA

Libro. GALEANO. Eduardo. Patas Arriba: la Escuela del Mundo al Revés. Madrid. Editorial siglo XXI. 1998. 454p.

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