Conflicto armado en Cocorná

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Desde el salón del nunca más, un salón ubicado en el municipio de Granada Antioquia dedicado a llevar la memoria de todos nuestros seres amados que perecieron en la guerra y de los cuales ni siquiera se conoce si vive en cautiverio o ha muerto en víctima del conflicto armado.

Las personas han ido regresando a su lugar de origen del cual tuvieron que salir dejándolo todo, esta vez con la plena certeza de un futuro de grandes posibilidades y un reencuentro con un pasado agridulce, la esperanza y la fortaleza han hecho del miedo y la muerte algo menor.

Con todo lo que han vivido estas personas queda totalmente claro la forma de solucionar el dolor no es con más dolor, que la forma de solucionas la miseria no es con más miseria y que la forma de solucionar la injustica no es con más injusticia, es la revolución pacífica quizá lo más indicado en estos casos, pero ante un gobierno sordo no quedaron más alternativas que las armas pero el verdadero sentido de la “revolución” se desvaneció ante la ambición de unos pocos que se pusieron encima de la pirámide, convenciendo a tantos jóvenes de luchar por un sueño sin un despertar, el luchar por una causa perdida y con solo una salida, la cárcel o el cementerio.

Hay que cambiar los fusiles por rosas, las amenazas por cartas de gratitud, la guerra por el amor, para que no se destruyan más los sueños de un pueblo inocente que clama por la justicia, no cabe duda que de lo oscuro hay que sacar el rayo de luz, que la hoja negra hay que sacar el punto blanco y que de lo feo hay que sacar lo bello, por eso es imposible dejar pasar la gran capacidad de reconstrucción mental, estructural y social.

La última pregunta que queda por hacerse es, si lo correcto es dejar estas épocas oscuras en el olvido o tener un recuerdo vivo de lo pasado, pues así como reza el adagio popular “El que no conoce la historia está condenado a repetirla”, entonces lo correcto sería tener un recuerdo de la tragedia pero no una tragedia que solo dejo caos y destrucción sino una tragedia que nos demostró que todos los seres humanos tenemos en el interior una “verraquera” que nos impulsa a luchar cuando todo parece perder el sentido, correr la tradición a nuestros niños y jóvenes no para que odien sino para que aprendan que de la destrucción y la guerra sin sentido lo único que queda es sufrimiento, sueños y familias rotas, que lo mejor es apostarle a la gran cantidad de oportunidades que el mundo nos ofrece y que en la inconformidad se busque hacer la revolución pacífica cambiándome primero a mí para así hacer que los gritos agigantados de un pueblo herido lleguen a los oídos sordos de un gobierno corrupto.

No nos podemos quedar como simples espectadores en un mundo que nos invita a ser protagonistas, a tomar las riendas de un mundo que nos reta a luchar diariamente por ser personas grandes y dejar un legado de paz y amor no un legado de terror y violencia, tú decides que legado quieres dejar y que historia quieres hacer para que a las futuras generaciones les cuenten la historia de un hombre grande.

Conclusiones:

- A pesar de toda la destrucción y las secuelas que hubieron no todo fue negativo, se logró generar un sentido de supervivencia y de unión entre los habitantes afectados.

- Es de vital importancia brindar ayuda psicológica a todos los afectados por esta guerra para lograr la reconstrucción total de la sociedad.

- Es una decisión personal el camino por el cual vamos a orientar nuestra vida, en la cual hay muchas formas de hacer historia cada uno decide si luchar valientemente por un ideal o esconderse como un cobarde detrás de un fusil al mando de alguien mayor.

- Aunque se hagan miles de procesos de paz si el gobierno no es capaz de mejorar la calidad de vida de las personas y se sigue haciendo el sordo, ya no van hacer paros, ni retenes van hacer el camino de las armas el camino de la desesperación para las personas que gritan sin ser escuchadas, en las manos del gobiernos está el protegernos de una nueva guerra sin sentido