Crédito y Capital Ficticio. Capítulo 25 tomo III Karl Marx.

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En tales casos se hace referencia a que la letra emitida por el capitalista ha regresado a sus mismas manos o que por otro lado, esta se amortiza mutuamente con relación a un adeudo, en cuya transacción el dinero en papel del Estado y monedas cubre en todo caso la diferencia.

La circulación de letras sirve de base al surgimiento de la circulación de los billetes de banco. Marx denomina a las primeras como dinero comercial y a los segundos como dinero crediticio. La letra por sí misma no expresa aún las relaciones capitalistas; facilita la circulación capitalista y la circulación de capital. Sin embargo, ha de fungir como instrumento de subordinación y desplazamiento de los pequeños productores, dado a que las letras emitidas por estos o logran convertirse en dinero comercial: no gozan de buena reputación y por tanto, no son ampliamente comerciadas en comparación con las emitidas por las grandes firmas. Esta circunstancia lleva a los grandes capitales a situaciones muy ventajosas; Este instrumento se convierte pues, en un instrumento de centralización de capital.

Como ya se ha abordado, el banquero concentra los capitales en dinero y las sumas dinerarias de toda la sociedad, poniéndolas a disposición de los capitalistas en función. Pero ello no los limita a otorgar crédito mediante sus letras y billetes de banco. Si dichos instrumentos están respaldados (en esta época en oro) tan sólo cambia la forma del préstamo. Si los billetes no están respaldados, se abre una brecha entre la suma de instrumentos y la moneda física. Dicho capital, aunque sólo una parte permanezca no respaldada, resulta ficticio.

Se ha de recordar que el capital real siempre se encuentra en sus tres formas: en forma de dinero, en forma de mercancía y en forma productiva (reflejada en los medios de producción). En ninguna de estas formas se encuentra el capital ficticio.

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