DEL PROTECCIONISMO A LA LIBERALIZACIÓN INCOMPLETA: INDUSTRIA Y MERCADOS
Enviado por poland6525 • 28 de Marzo de 2018 • 2.827 Palabras (12 Páginas) • 437 Visitas
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La Ley para Promover la Inversión Mexicana y Regular la Inversión Extranjera, expedida el 9 de marzo de 1973, tenía un gran acento proteccionista. La ley clasificó las actividades económicas en cuatro categorías: 1] las reservadas al Estado (como el petróleo, petroquímicos básicos, electricidad y ferrocarriles); 2] las reservadas exclusivamente a mexicanos (en los sectores de comunicaciones y transportes, explotación de recursos forestales, radio y televisión); 3] aquéllas en que la inversión extranjera se encontraba sujeta a limitaciones específicas (como un límite de 40% en el capital total en la petroquímica secundaria y la industria de autopartes, así como cualquier otra actividad para la cual existan porcentajes indicados en leyes específicas); y 4] todas las actividades restantes en las que la participación extranjera se encontraba sujeta a un límite de 49 por ciento.
En síntesis, durante los setenta los desequilibrios fundamentales de la economía mexicana identificados por Solís se agudizaron. Los intentos aislados de liberalización comercial iniciados a principios del gobierno de Echeverría tuvieron que revertirse, pues no fueron acompañados de programas económicos integrales que hicieran viable la apertura. Por el contrario, políticas fisca- les expansivas, ancladas en endeudamiento externo y, en la segunda mitad de la década, ingresos petroleros abundantes, permitieron mantener, temporal- mente, tipos de cambio sobrevaluados y abultados déficits en cuenta corriente. Los dos gobiernos concluyeron con agudas crisis de balanza de pagos, abruptas modificaciones en el tipo de cambio y —como vimos— en el caso del gobierno de López Portillo, medidas generalizadas de protección comercial.
La política económica tuvo un marcado sesgo antiexportador. Las exportaciones no petroleras representaron menos de 5% del pib, con un fuerte crecimiento de las importaciones a principios de los ochenta, que llegaron a representar 15% del producto en 1980, en la medida en que el endeudamiento externo y los ingresos petroleros permitieron financiar un déficit en cuenta corriente de 6% del pib.
3. LA LIBERALIZACIÓN COMERCIAL: 1982-2007
En 1983 se inició la eliminación de los permisos previos a la importación y la disminución de la protección arancelaria. La cobertura de las restricciones cuantitativas se redujo a sólo 38% en 1985, y el arancel promedio disminuyó de 27 a 26%. A partir de ese año, y como parte de la decisión del presidente De la Madrid de profundizar la reforma económica, se aceleró la apertura comercial: el arancel promedio bajó a 23% y se eximió del régimen de licencias a otro 7% de las importaciones de México.
Paralelamente a estos esfuerzos unilaterales, el gobierno mexicano retomó las negociaciones de adhesión al gatt, que habían sido abortadas en 1979. En 1986 México finalmente se incorporó al acuerdo y pasó a formar parte del acuerdo multilateral de comercio.
Con el inicio del sexenio del presidente Salinas de Gortari (1988-1994), el primero de diciembre de 1988, marca el fin de los esfuerzos unilaterales de liberalización. De hecho, como parte del programa inaugural del nuevo gobierno, se adoptaron medidas comerciales que significaron un aumento de la protección promedio de la economía mexicana. Con el propósito de “eliminar la dispersión arancelaria” se elevó la mayoría de los aranceles que estaban en cero y en 5%, para adoptar, en principio, una tasa mínima de 10%. Un grupo reducido pero importante de fracciones escapó a esta alza generalizada de aranceles debido a que sus niveles estaban consolidados en el gatt, o bien a que, como parte del Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico, se acordó su exclusión del incremento. Si bien la intención manifiesta fue cerrar la dispersión arancelaria, también se buscó fortalecer los ingresos públicos mediante la expansión de la base fiscal que el aumento tarifario significaba.
Después de cuatro años de trabajos de preparación, negociación y aprobación, el tlcan entró en vigor el 1 de enero de 1994. En su momento, el tlcan fue no sólo la mayor zona de libre comercio del mundo, sino también la más ambiciosa. El tratado fue pionero en la inclusión de disciplinas que no acostumbraban ser parte de los acuerdos de libre comercio: además de extender la eliminación de aranceles y barreras no arancelarias a los bienes agro- pecuarios, el tlcan incorporó la liberalización del comercio de servicios y de los flujos de inversión extranjera; disciplinas para la protección de los derechos de propiedad intelectual, de las compras gubernamentales y novedosos mecanismos de solución de controversias para proteger tanto los derechos de los Estados miembros, como los de los inversionistas y exportadores.
El tlcan representó un parteaguas en la política de comercio exterior de México, no sólo por el acercamiento económico sin precedente con Estados Unidos, sino porque inauguró también un nuevo enfoque para las negociaciones comerciales del país.
La membresía en el tlcan despertó el interés de otros países de llevar a cabo negociaciones similares con México. El tratamiento discriminatorio que el tlcan implicó para los exportadores de otras regiones con respecto a las condiciones que los proveedores e inversionistas estadounidenses y canadienses gozaban en el mercado mexicano, hizo de México un socio atractivo para celebrar tratados similares con 10 naciones de América Latina, en una primera etapa y, más adelante, con contrapartes de otras regiones —la Unión Europea, la Asociación Europea de Libre Comercio, Israel y Japón—, al tiempo que el país intensificaba su presencia en los foros comerciales multilaterales y regionales. Así, entre 1992 y 2005 México negoció 12 tratados de libre comercio con 43 países y se adhirió a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (ocde) y al Mecanismo de Cooperación Económica Asia Pacífico (apec, por sus siglas en inglés) en 1993. Desde este punto de vista, el tlcan lejos de debilitar la presencia mexicana en el exterior la fortaleció, y le permitió celebrar tratados de libre comercio con otros socios que hubiesen sido inimaginables en ausencia del pacto norteamericano.
El debate académico acerca de la relación comercio-crecimiento ha sido intenso y dista de haberse resuelto. En el caso de México, existe evidencia para afirmar que la relación ha sido positiva. En primer término, los estados del norte, integrados a la economía de América del Norte, han experimenta- do mayores tasas de crecimiento que el resto del país. Así, de 1993 a 2006 la tasa de crecimiento promedio de los estados de la frontera norte fue de 4%, comparada
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