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Derecho Administrativo - Parlamentario.

Enviado por   •  14 de Abril de 2018  •  25.455 Palabras (102 Páginas)  •  319 Visitas

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debilidades institucionales de la representación, influyen en las debilidades estructurales del Congreso, en el cual los diputados, hasta fechas recientes, no sentían la necesidad ni la obligación de mantener

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comunicación con sus electores o constituyentes y así, los controles y contrapesos que ejercían o pretendían ejercer, tampoco gozaban de absoluta credibilidad y fortaleza.

El Congreso de la República, como la más alta representación popular, por el origen del mandato y la composición propia del organismo, en el cual todos sus miembros derivan de una elección, por cualesquiera de los dos sistemas a que se ha hecho referencia, tiene la obligación y la necesidad de responder a cabalidad con el mandato que ha recibido de sus electores, los cuales al depositar su voto, no los conciben a partir de él como elementos autónomos, sino como el vehículo o el elemento de intermediación entre sus necesidades, solicitudes, peticiones, y el Estado, al cual no pueden acceder en forma directa para hacer valer sus pretensiones o sus solicitudes. Es allí donde se muestra una de las funciones más importantes de los diputados, como lo es la función representativa.

En la actualidad los ciudadanos en particular y las organizaciones sociales en general, dentro de un involucramiento más dinámico del conocimiento del quehacer del estado y fundamentalmente en las acciones relacionadas con la defensa de sus derechos (sociales, económicos, culturales y humanos en general), exigen de ese Estado y de sus funcionarios, acciones más transparentes y efectivas. Es allí en donde el papel del Congreso se torna más crítico, debido a que por la forma de sus acciones y actuaciones, éstas son más fácilmente publicitadas y conocidas, no sólo por medios de comunicación que los trasladan como noticia, sino de los ciudadanos y las organizaciones de la sociedad civil.

El Congreso es el órgano más fácil de fiscalizar debido a que sus sesiones (Plenarias y de Comisión –en la mayoría de los casos-) son públicas o al menos en el caso de las últimas, cubiertas por los medios de comunicación; situación diferente en el caso del trabajo y acciones de los Organismos Ejecutivo y Judicial, que por realizar un trabajo más de gabinete y en general de oficina, no son del conocimiento público, salvo cuando se dan declaraciones por parte de los propios funcionarios,

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o cuando sus acciones son publicadas mediante acuerdos (ministeriales o gubernativos) en el diario oficial, o sus acciones son puestas en conocimiento público por los ciudadanos a quienes pudieran afectar o beneficiar las mismas.

El Congreso, como el Organismo encargado de ejercer la representación de los intereses de los ciudadanos, de ejercitar los controles intraorgánicos y la labor de emisión de la ley, tiene un significativo papel dentro de la estructura democrática; no obstante, como se anotó anteriormente, la percepción ciudadana es que se trata de un órgano del Estado integrado en forma deficiente, que no cumple sus funciones representativa y de control y, en general, en buena parte de la ciudadanía existe la percepción de la innecesaria existencia del mismo dentro de la estructura del Estado, ya que no la justifican ni la comprenden.

El presente trabajo ha sido diseñado como instrumento para reflexión respecto de la función del derecho parlamentario en la vida política nacional, y en el desenvolvimiento de la democracia.

También tiene el anhelo de esclarecer, para el lector, el papel que corresponde al Congreso de la República de Guatemala en la cotidianidad de los ciudadanos que, no obstante de ser su representante que toma decisiones en nombre del pueblo y por su delegación, no tiene empacho en censurarlo constantemente aún sin bases sólidas, aunque con motivos reales y concretos, mediante el procedimiento de la generalización que finalmente termina dañando la institucionalidad del parlamento.

Suele encontrarse respuesta negativa ante la cuestión de si las personas aprueban el desenvolvimiento del Congreso. Es una respuesta recurrente y casi condicionada como un reflejo que, si preguntamos al prójimo qué opina de los diputados, suelen pronunciar cualquier clase de improperios configurados con base en conversaciones de barbería o en chanza de amigos. Suele suceder que si tras escuchar toda una serie de conceptos negativos respecto del parlamento se le pregunta al interlocutor si le gustaría ser diputado/a, la respuesta generalmente es

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positiva, aunque de inmediato aparecen las explicaciones a esa clase de incongruencia: que hay que reivindicar la función de los políticos, que hay que sanear las instituciones, que la representación nacional merece hombres y mujeres probos y a toda costa esforzados por la ciudadanía, etc.

Todo lo anterior es producto del desconocimiento del Congreso, de su dinámica, de las responsabilidades fundamentales de sus integrantes y de la inmensidad de temas que inundan su agenda y que obligan a priorizar y, al fin de cuentas, a ocuparse de las que parecen urgentes o las que tienen visos de ser más importantes.

El objeto de estas líneas es coadyuvar a un mejor entendimiento respecto del Congreso y las personas e instituciones vinculadas a él.

1. PARTE CONCEPTUAL

Tiene el Parlamento un origen etimológico y otro histórico. Parlamento es según el diccionario de la Real Academia Española (DRAE), la

«Cámara o asamblea legislativa, nacional o provincial». Según el diccionario de ciencias jurídicas, políticas y sociales de Manuel Ossorio, Parlamento es el organismo que representa al Poder Legislativo de un Estado, con independencia de que esté integrado por una sóla cámara o si lo está por dos (en Guatemala el Congreso es unicameral, en los demás países centroamericanos también, aunque en algunos se le

denomina Asamblea Legislativa; y en otros países es bicameral: Senado y Cámara de Representantes). Agrega Ossorio que Parlamento es lo mismo que congreso o que asamblea legislativa, por lo que no es privativo el concepto de parlamento a los regímenes parlamentarios, pues también es aplicable a los regímenes presidencialistas o, como el guatemalteco, presidencialista atenuado. Así que llamaremos indistintamente Congreso, Parlamento o Cámara para referirnos al Organismo Legislativo. En otros países le llaman también Corporación

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