“El historiador y los hechos”.

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“¿Qué es la historia?” Para Carr la historia se define como: “un proceso continuo de interacción entre el historiador y sus hechos, un diálogo sin fin entre el presente y el pasado”.

BLOCH, M. Introducción a la Historia (1982). Introducción y Cap. I.

Bloch intenta explicar la legitimidad de la historia como conocimiento a partir de la pregunta ¿Para qué sirve la historia?, expresa que el valor de una investigación se mide según su aptitud para servir a la acción y que, por lo tanto, a la historia debería reconocérsele su necesidad para el desarrollo del hombre. La historia está destinada a trabajar en provecho del hombre, ya que tiene como objeto de estudio al hombre y sus actos. Sin embargo, la historia es una ciencia que se halla en la infancia y con problemas esenciales en su método que aun no logra superar. Durante el siglo XIX, surge la idea de que a partir de leyes se establecen demostraciones irrefutables, Bloch sostiene que un conocimiento puede considerarse científico aunque no sea capaz de hacer demostraciones o leyes de repetición inmutables. Ya no se pretende imponer a todos los objetos de estudio un modelo intelectual uniforme tomado prestado de las ciencias de la naturaleza. Una ciencia no solo se define por su objeto sino también por la propia naturaleza de sus métodos. Bloch, junto con Febvre a través de la revista Annales, expondrá nuevos métodos y formas de hacer historia:

-Destaca que la historia conlleva una elección por parte del historiador. El historiador se ve necesariamente obligado a señalar el punto particular de aplicación de sus útiles.

-Pone como absurdo el considerar a la historia como ciencia del pasado, el que tenga como objeto una serie de fenómenos que lo único que tienen en común es que no son contemporáneos. El objeto de la historia es “los hombres”, en plural. La historia aparece cuando aparece lo humano, el hombre y sus actos humanos.

-De este modo, la historia es la “Ciencia de los hombres”, pero además “de los hombres en el tiempo”. Resalta la categoría de la duración, donde el hombre vive, donde se desarrollan los fenómenos. El historiador debe articular las temporalidades, fijar tanto el momento de un fenómeno como la realidad social en que tuvo lugar.

-Bloch critica la tradición de explicar un conocimiento más reciente a partir de otro de un período más antiguo, haciendo del pasado el principal tema de investigación. Esto es lo que Bloch llama la “obsesión de los orígenes”, la idea de que los orígenes deben ser estudiados y explicados antes que nada, y con lo cual bastaría. Aunque sea indispensable explicar el comienzo de los fenómenos no es suficiente, se necesita saber el por qué y cómo, las razones humanas. Pero fundamentalmente, un fenómeno histórico nunca puede ser explicado en su totalidad fuera del estudio de su momento. Explicar la historia a partir de los “ídolos de los orígenes” se genera una historia no cambiante, lineal y teleológica. Cita a Leibniz quien manifiesta que la realidad no se puede entender mejor que por sus causas, es decir, comprender los orígenes de las cosas presentes a través del pasado.

- En el otro extremo de los buscadores de los orígenes se encuentran los devotos de lo inmediato, conciben el conocimiento de lo que llaman presente casi desligado del pasado. Es un mecanicismo que considera que para explicar el presente la historia solo debe estudiar el periodo contemporáneo y de nada sirve analizar los antecedentes para comprender los grandes problemas humanos de la actualidad.

-La idea de autointeligibilidad entiende que las condiciones humanas han sufrido, en un intervalo de una o dos generaciones, un cambio rápido y total en el cual ninguna forma de actuar hubiese servido evitarlo. Esto último comprende la incapacidad de acción de las creaciones sociales ignorando su pasado.

- Bloch se opone a la historia totalizadora que busca la realidad absoluta, no puede haber un fondo permanente en la sociedad y en la naturaleza humana, se debe reconocer que el hombre es un ser mutable.

-La incomprensión del presente nace de la ignorancia del pasado. Consciente o no, tomamos de nuestra experiencia cotidiana los elementos que nos sirven para reconstruir el pasado. Comprender el pasado por el presente, se refiere al camino natural de toda investigación que va de lo mejor conocido, de los conocimientos más próximos, a los más oscuro, es decir, el método regresivo. En el método cronológico tradicional, en cambio, se corría el riesgo de perder el tiempo buscando los principios o las causas de los fenómenos, caer en los orígenes. Bloch propone analizar el presente para luego poder interpretar los documentos del pasado.

“Los reyes taumaturgos” (1924)

En el siglo XIV y en un intento de evitar la guerra de los 100 años, se cree que el rey Eduardo III de Francia envió una carta a Felipe Valois, quién se decía rey de Francia, dónde le proponía decidir la guerra entre ellos. Para esto, si Felipe Valois lograba exponerse a los leones y salir ileso o curar enfermos, demostraría ser el verdadero rey de Francia. Aunque no hay rastros certeros de esta carta se cree que fue posible porque estos aspectos corresponden a una tendencia colectiva de la época que puede observarse a través de literatura de la época.

Bloch propone que los ritos de curación, la concepción que la realeza tenia sobre ellos y su vinculación con la conciencia colectiva, merecen ser estudiados por los historiadores para colmar un vacío. Se propone hacer historia con lo que hasta entonces era considerado una anécdota. El objetivo no era comprender las monarquías, sino explicar su influencia sobre los hombres, comprender estas creencias sobre las cuales no se había hablado en la historia y que eran fundamentales para la consagración de los reyes. Tomando como objeto de estudio la “supervivencia” de una institución o creencia que se adoptó a condiciones políticas y religiosas, el fin del estudio no sería determinar su origen sino su perduración y evolución. Habla de una historia comparada, ya que esta idea de reyes médicos fue común tanto en Francia como Inglaterra. Bloch realiza el estudio a partir de fuentes como: ordenanzas administrativas, narraciones literarias mayormente, escritos políticos y religiosos, tratados médicos, ilustraciones de monumentos y hasta un juego de cartas.

FEBVRE, L. Combates en la historia (1971). Cap. I.

1882 (SXIX). Examina las ideas que recibieron los hombres de su generación y los métodos que le fueron enseñados.

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