El perfil del hombre y la cultura en México. Ensayo
Enviado por John0099 • 20 de Febrero de 2018 • 2.147 Palabras (9 Páginas) • 1.397 Visitas
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El mexicano de ciudad: Es lo menos idealista posible. Niega todo sin razón alguna porque él es la negación personificada. Es susceptible y nervioso; casi siempre está de mal humor y es a menudo iracundo y violento.
El “burgués” mexicano: Posee más dotes y recursos intelectuales que el proletario para consumar de un modo perfecto la obra de simulación que debe ocultarle su sentimiento de inferioridad.(Ramos,2015)
La tesis de Samuel Ramos recae en las clases sociales bajas, de menores recursos y desprovistos de los recursos básicos así como de formación académica, arguyendo que es este sector donde se originan mayormente las conductas criminales y delictivas.
Le otorga, le hace propio al “burgués” y le niega al “pelado”, el constructo de inteligencia para lidiar con el sentimiento de inferioridad y saber cómo manejarlo, lo que me parece un argumento erróneo, dado que, utilizando el método científico y de manera empírica se ha demostrado y se sigue en constante investigación, que existe una multiplicidad de factores que influyen en los sentimientos y emociones que derivan en una conducta criminal y/o delictiva.
Análogo a lo que plantea Ramos sobre el ”pelado”, cuya figura resalta Octavio Paz en el laberinto de la soledad, este último plantea que el lenguaje popular refleja una defensa al exterior:
“el ideal de hombría consiste en no “rajarse” nunca. Los que se “abren” son cobardes…varias épocas se enfrentan, se ignoran o se entredevoran sobre una misma tierra o separadas apenas por algunos kilómetros.”
“La existencia de un sentimiento de real o supuesta inferioridad frente al mundo podría explicar, parcialmente al menos, la reserva con que el mexicano se presenta ante los demás y la violencia inesperada con que las fuerzas reprimidas rompen esa máscara impasible. Pero más basta y profunda que el sentimiento de inferioridad, yace la soledad. Es imposible identificar ambas actitudes: sentirse solo no es sentirse inferior, sino distinto. El sentimiento de soledad, por otra parte, no es una ilusión -como a veces lo es el de inferioridad- sino la expresión de un hecho real: somos, de verdad, distintos. Y, de verdad estamos solos”. (Paz, 2004)
Se observa que estos dos escritores reflejan en sus escritos un perfil del mexicano similar donde hay un complejo de inferioridad y una resignación ante eventos actuales.
De acuerdo a lo anterior, el carácter del mexicano se singulariza por conductas como la arrogancia, la violencia verbal, el machismo, el uso de imágenes sexuales para mostrar “su poder”.
Ramos caracteriza al mexicano como pobre, obrero, desconfiado, y considera más inteligente al “burgués”.
Afirma que el individuo afectado por el complejo de inferioridad es un inadaptado al mundo, el desajuste de sus funciones psíquicas desequilibra su conciencia, sus ambiciones son, por lo general, desproporcionadas a sus capacidades y, como consecuencia lo “que quiere” nunca se ajusta a lo “que puede”.
Otra de las características del mexicano íntimamente vinculada con la desconfianza es que es extraordinariamente susceptible a la crítica por la cual la autocrítica se paraliza. Para fortalecer su propia imagen necesita convencerse de que otros son inferiores a él.
Estas características se manifiestan de una forma clara en el tipo de mexicano que es el ““pelado”” pero no son exclusivas de las clases populares, Ramos señala que el “burgués” mexicano tiene la misma susceptibilidad patriótica y los mismos prejuicios que el hombre del pueblo acerca de su carácter nacional.
La diferencia psíquica que separa a la clase elevada de mexicanos de la clase inferior, radica en que los primeros disimulan de un modo completo sus sentimientos de minusvalía en tanto el ““pelado”” los exhibe con una franqueza cínica.
Ramos considera que nuestra raza no carece ni de la inteligencia ni de la vitalidad para superar sus limitaciones, lo único que le hace falta es aprender.[5]
Para superar el complejo de inferioridad es necesario conocemos a nosotros mismos, de allí la importancia del conocimiento del hombre mexicano; Mientras no se defina cuál es nuestro modo de ser, nuestros deseos, capacidades y vocación histórica, cualquiera empresa de renovación en sentido nacionalista será una obra ciega destinada al fracaso.
En este aspecto prioriza el papel de la educación, sugiriendo como una de las metas de la educación nacional, la rectificación de los vicios del carácter del mexicano, de la serie de defectos generalizados que tienen como causa común inconsciente, el sentimiento de inferioridad que en México asume las proporciones de una deficiencia colectiva.
Es indispensable revisar las concepciones de México que han pasado a los libros de texto que se leen en las escuelas, falseadas por la autodenigración, por el sentimiento de inferioridad, y los mitos llevados a la enseñanza escolar como verdad histórica.
Este es un aspecto en que estoy totalmente de acuerdo con el autor, la base de cualquier cultura, es la instrucción recibida a través de la educación, como lo dice Ramos, no una educación que genere seres autómatas, sino seres humanos con capacidad de pensar, de analizar, de cuestionar, seres autónomos pensantes capaces de generar cambios a partir de lo individual y que se extiendan en lo general, a un país habido de pertenencia, de identidad, de la formación y evolución constante de una cultura propia.
Conclusiones:
La esencia del pueblo mexicano radica en su cultura, en su modo de ser. México es la tierra de los hombres valientes, del experto en la alfarería, de la agricultura; El mexicano ofrece un gran acervo cultural y de obras hechas con originalidad, estilo y calidad.
Es necesario fomentar el interés y el respeto a las cosas mexicanas. Cuando nuestra realidad es observada sin ningún prejuicio desfavorable, se descubren valores insospechados cuyo conocimiento contribuirá sin duda, a elevar la moral de la conciencia mexicana.
No se puede estudiar más al mexicano como producto único de la mexicanidad, sino como el resultante de la supercultura instalada sobre sus raíces mexicanas.
Samuel Ramos argumenta que las anomalías psíquicas son producto de una inseguridad de sí mismo que el mexicano proyecta hacia afuera convirtiéndola en desconfianza.
El mexicano tiene habitualmente un estado de ánimo que revela un malestar interior, una falta de armonía consigo mismo.
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