Es frecuente escuchar ante una obra de arte la pregunta “¿qué significa?”
Enviado por Helena • 25 de Enero de 2018 • 1.419 Palabras (6 Páginas) • 593 Visitas
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“Lo que importa en el arte es el significado, y si hay belleza es porque contribuye a éste. La belleza sólo podría volver a ser lo que en arte fue si se produjera una revolución, no sólo en el gusto sino en la vida misma.”[2]
Pero sin un carácter reconocible de lo bello y de lo artístico llegamos a la pregunta ¿cómo diferenciar un escritorio de una obra de arte? Es difícil explicar que es lo ocurrido con nuestro arte contemporáneo, cuando en muchas ocasiones cuesta reconocerlo porque ha cambiado incluso el modo de presentación. Casi podemos llamarle “el interés por lo feo”. La repulsión, la abyección, el horror y el asco son hoy categorías estéticas tan válidas como lo glorioso o las musas en siglos anteriores.
Lo fundamental para entender el arte contemporáneo hoy, es crear una brecha entre el arte y la belleza, aunque tarde o temprano todo arte nos parecerá bello, por feo que se muestre al principio. El arte contemporáneo nos muestras así que tan lejos hemos llegado.
Los museos, galerías y hasta en la vida cotidiana pueden convertir un objeto cualquiera en una obra de arte. Pero la diferencia radica, no en la obra como tal, sino en el raciocinio que hay detrás, que es lo que quiere decir, la idea que expresa, he ahí la unión tan importante con el contexto en que está contenida la obra.
Hay ciertas obras que a la gente no le importa si era una obra de arte, pueden ser solo piedras puestas de diversas formas, pero se sienten seducidos a ver, y no solo a eso, sino entender y ser parte de ello. Quizá no sólo porque luzcan bien, quizá la forma de simbolismo es lo más poderoso. El arte contemporáneo tiene un efecto transformador, es más importante participar que simplemente mirarlo. Si piensas en la belleza como algo que miras, lo consideras una experiencia estética. Pero el arte contemporáneo ofrece una experiencia moral. Tienes que ser parte, entenderlo, para tener la experiencia, algo más allá de la belleza.
El objetivo de estos artistas contemporáneos es cambiar la actitud moral de la gente y la belleza se interponía en este camino. Buscaban crear una conciencia en el espectador, un cierto shock, que la belleza lo complicaba haciendo que la gente se sienta más a gusto con las obras y no permitiendo totalmente que logre pensar en que es aquello que están viendo, que vean más allá. Pensar la belleza en el arte es más complejo porque el concepto ha cambiado con los siglos y necesita un código cultural para apreciarla. Si definimos arte como la reflexión estética de tu tiempo, nos es más fácil comprender por qué es necesario ese conocimiento del contexto de la obra para entenderla y verla como realmente es.
“Cuanto más apropiado sea el medio para expresar el discurso del artista en su realidad sociopolítica, más bella será la obra. Cuando enfrentamos un código estético contemporáneo con otro que pertenece a otro siglo, algo no cuadra. Este abismo sólo se supera siendo conscientes de los parámetros de la sociedad en la que se inserta la obra.”[3]
El conocimiento de su contexto es fundamental para disfrutar de ella. Como espectadores, tenemos que ser capaces de mirar con claridad a nuestro tiempo y así poder acercarnos sin prejuicios al arte que éste genera.
La belleza ha sido relegada a la utilización superficial del término en la moda, la publicidad y la cosmética, incluso la caricatura. Donde ahí si nos refugiamos en la necesidad de armonía, orden y jerarquía. Donde no da espacios para interpretaciones individuales, es lo que es, está llamado a ser bello e importa la obra, importa lo que se muestra no todos los conceptos anteriormente vistos para el Arte Contemporáneo. Aquí es donde no sufre una revolución nuestras ideas, ni nuestro concepto de belleza o arte. En la publicidad o la caricatura no rompemos nuestros paradigmas, tenemos modelos y todo está representado como tal.
Aunque aquellos modelos están para cambiarlos y romperlos, de ello trata el arte de nuestro tiempo, el contemporáneo.
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