Esteban Baca Calderón
Enviado por Rebecca • 22 de Octubre de 2017 • 2.569 Palabras (11 Páginas) • 612 Visitas
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afectados por la nueva constitución. El desorden imperante en Nayarit provocó la aparición de numerosos cacicazgos regionales como el de Rafael Ibarra Trujillo en Compostela y San Pedro Lagunillas, Antíoco Rodríguez en Ahuacatlán o el de Pedro López Sousa en Acaponeta, quienes tomaron partido entre los intereses de los hacendados y la nueva cúpula revolucionaria.
Aprovechando la debilidad de las instituciones estatales, la Casa Aguirre depuso al Gobernador Santos Godínez en 1919, haciendo uso de los servicios del general Francisco de Santiago. Dicho militar pasó a la historia como un fiero represor que asesinó a numerosos agraristas. Su presencia en Nayarit terminó en el año de 1920, cuando la rebelión de Agua Prieta trajo consigo la muerte del presidente Carranza .
Para el periodo (1922-1925) arribó al poder Pascual Villanueva, gobernador vinculado con la Casa Aguirre. Con su conocimiento fueron asesinados los agraristas Prisciliano Góngora y Antonio R. Laureles, líderes tuxpeños. A raíz de que las autoridades de Nayarit no apoyaron en un principio la candidatura presidencial del general Plutarco Elías Calles, la Presidencia de la República hizo uso de los militares para controlar al gobierno estatal por medio de la fuerza. En esos años también cayó asesinado el diputado agrarista Adán Flores Moreno, cosa que trajo graves consecuencias al Estado.
La violencia fue tal que la capital del Estado tuvo que ser trasladada a Ixtlán del Río. Además de Villanueva y el general Espinoza, otros 10 gobernadores completaron el periodo constitucional . A la intervención del centro se sumaba el hecho de que las diputaciones estaban bajo el control de los caciques, comúnmente enemistados con el ejecutivo estatal.
Dicho enfrentamiento se explica por ser el gobernador una figura que trataba de imponerse en todo el territorio del Estado, lo que amenazaba la autoridad de los caciques. Esto evidencia la debilidad e inexperiencia de la naciente clase política post-revolucionaria, que a nivel local todavía no contaba con los elementos legitimadores ni la estructura adecuada para enfrentar a los viejos terratenientes.
La pugna entre cacicazgos locales, hacendados y el ejecutivo estatal trajo como consecuencia 10 años de asesinatos y desestabilización política. Este estado de anarquía cobró la vida de numerosos líderes agraristas, dirigentes obreros y no pocos caudillos regionales. El asesinato del influyente político acaponetense López Sousa, la persecución del congreso estatal y la rebelión de los cristeros entre 1926 y 1929 fueron acontecimientos que marcaron la primera década de Nayarit como entidad federativa. Siguiendo instrucciones del centro, las autoridades nayaritas atacaron fuertemente a la iglesia, quien venía siendo un aliado histórico de la oligarquía regional.
Sin embargo, la mayoría de los cristeros nayaritas se interesaron más por beneficiarse del saqueo que por respaldar a la iglesia. Autores como Mario Contreras Valdez aseguran que algunos jefes cristeros sí defendían los intereses de Aguirre y compañía, que ya veían venir el reparto agrario. Entre 1910 y 1930 la revolución local: “es sangre, es violencia, es zozobra. Cambian los hombres en el poder y cambian las costumbres políticas, pero los problemas de fondos (sic) y la situación económica con sus injusticias sociales siguen siendo los mismos, a tal grado que se puede decir que hasta 1930, en Nayarit, la revolución se limita a un cambio político” .
Sin embargo, ese cambio político al que se refiere Meyer no fue efectivo hasta los años 40, cuando el agrarismo por fin desarticuló la base fundamental que sostenía a la oligarquía en el poder. No por nada entre 1918 y 1934 fueron 34 gobernadores los que existieron en Nayarit, cuando legalmente debieron existir solamente 4, ya que antiguamente, los periodos gubernamentales eran de 4 años .
Con la fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), en 1929, la situación política del estado comenzó a estabilizarse, ya que las diferentes facciones revolucionarias se unieron en torno a esta institución política, con lo cual disminuyó su confrontación. El régimen convirtió al partido en el único medio donde se reclutaba y adoctrinaba a los futuros políticos.
También convirtieron los postulados del partido en la base de la agenda pública, generando una red electoral y miliciana bajo la cual la revolución institucionalizada logró controlar a los numerosos grupos que se repartían el país en todas las esferas. Aunque el reparto de ejidos en Nayarit tuvo sus inicios desde el año de 1918, la influencia de Casa Aguirre había contenido de manera más o menos efectiva las políticas agraristas.
En ese contexto es cuando el general Esteban Baca Calderón entró como gobernador interino de su natal estado de Nayarit, sustituyendo a Francisco Ramírez Romano en el año de 1928. Esos años fueron los más violentos que tuvo el estado en materia política.
El general Calderón comenzó a gobernador en medio de la guerra cristera, que se vivió con gran intensidad en el sur de Nayarit. La difícil situación le permitió ejercer el cargo tan solo un año, en el cual se distinguió por los siguientes logros:
“…su primer pensamiento fue organizar una administración pura, correcta, idea que con general aplauso realizó cumplidamente; a su gestión se debió que el erario público se viera libre de las muchas y cuantiosas deudas que lo abrumaban; con gran constancia y decidido propósito consiguió reprimir multitud de abusos que se habían hecho crónicos; estableció la justicia e igualdad en la exacción de impuestos, despojándolos del carácter odioso que algunos tenían; disminuyó los gravámenes que pesaban sobre los contribuyentes; fue, en una palabra, el hombre que supo restablecer el imperio de la moralidad…”
Desafortunadamente las pugnas políticas al interior de Nayarit provocaron que su carrera política terminara en su tierra natal. Para 1929 entregó el poder del estado al maestro Luis Castillo Ledón, aunque esto no impidió que Calderón desempeñara otros importantes cargos públicos en el gobierno federal.
Finalmente, fue electo de nueva cuenta senador de la república, cargo que no logró terminar porque lo sorprendió la muerte, extinguiéndose así la vida de uno de los nayaritas más influyentes del siglo pasado. Pasados los años, el gobierno del estado le rindió numerosos homenajes, e incluso construyó su estatua en el conocido parque la Loma de Tepic. Su figura como profesor inspiró a otros artistas del magisterio, quienes entre muchos homenajes le dedicaron poemas como el que sigue:
AL MAESTRO Y GENERAL, ESTEBAN BACA CALDERÓN
En el real de Acuitapilco,
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