FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES.

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La generación del 80 fue el grupo de políticos e intelectuales (ligados a la oligarquía) que pensaron como debía organizarse el país en todos los ámbitos. El modelo agroexportador fue el eje por el cual la economía nacional se cimentó, y fue el medio de inserción del país al mercado mundial. Esta economía tuvo un notable desarrollo gracias a las inversiones de capitales británicos principalmente, que trajeron nuevas tecnologías como los frigoríficos, el ferrocarril y las telecomunicaciones (telégrafo) que ayudaron a aumentar la producción agrícola y a dinamizar su traslado desde distintos puntos del país.

En este periodo comenzaron a llegar oleadas de inmigrantes europeos para poblar el vasto territorio. Esta fue una de las políticas más famosas de la generación del 80, que cambio para siempre la sociedad argentina. Los inmigrantes fueron rápidamente integrados a la economía nacional como fuerza de trabajo, y el Estado tuvo que crear instituciones nuevas, como la Escuela Pública y Laica, para que los mismos se integraran al país y lo legitimaran.

Pero la participación política estaba restringida a unos pocos. Era tal el poder que la oligarquía terrateniente había amasado que les permitía perpetuarse en el poder sin mayor oposición. Este ciclo estuvo dominado por el sistema de voto cantado, que le autorizaba, bajo amenazas o compra de votos, el fraude electoral a esta Elite.

La aguda crisis económica de 1890 engendro un fuerte movimiento opositor al gobierno de la generación del 80, la Unión Cívica venía a poner en jaque los abusos y la inmoralidad reinante en esa etapa de nuestra historia. A pesar que de que Julio A. Roca fue reelecto como presidente, el activismo político de la Unión Cívica, que más adelante se dividió también en la facción de los radicales, siguieron presionando por participar de la política nacional y serían los protagonistas principales de los agudos cambios que la Argentina tuvo a principios del siglo XX.

“En efecto, el decimosexto día de la carestía, víspera del día de Dolores, entro a nado por el paso de Burgos al matadero del Alto una tropa de cincuenta novillos gordos; cosa poca por cierto para una población acostumbrada a consumir diariamente doscientos cincuenta a trescientos, y cuya tercera parte al menos gozaría del fuero eclesiástico de alimentarse con carne. ¿Cosa extraña que haya estómagos privilegiados y estómagos sujetos a leyes inviolables y que la iglesia tenga la llave de los estómagos”

“El Matadero”, Esteban Echeverría