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FARMACIA DEL BARROCO.

Enviado por   •  7 de Junio de 2018  •  2.808 Palabras (12 Páginas)  •  2.445 Visitas

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Durante el periodo del barroco, la farmacia fue evolucionando poco a poco, es así que alcanzó su culminación como arte misterioso. La rareza y el alto costo de las materias primas, la multitud de operaciones difíciles y laboriosas que era necesario realizar para la preparación de medicamentos, hicieron del farmacéutico no solo un técnico con muchas habilidades, sino un colaborador indispensable del médico. Por lo general, en el lugar donde funcionaba un consultorio médico, allí mismo estaba la farmacia. De acuerdo, con lo anterior, se puede decir, que la farmacia cada día se fue convirtiendo en un arte especializado, ya que fue teniendo en cuenta el uso de instrumentos como el microscopio, la balanza y el termómetro, entre otros, para realizar procedimientos, cálculos que les permitiera obtener en una forma más eficaz y rápida los medicamentos.

También las ideas que empezaron a desarrollarse en la época del renacimiento, que permitían ver cada día más una fuerte relación entre la química y la farmacia, lo que más tarde se le llamó Iatroquímica, contribuyeron finalmente para que la labor farmacéutico fuera considerada como un arte especializado y que la química empezara a producir sustancias con fines terapéuticos.

La interconexión creciente entre la química y la farmacia quedó reflejada en la siguiente afirmación de Beguin, extraída de Tyrocinium “La química es el arte de disolver cuerpos naturales mezclados, y coagularlos cuando están disueltos, y reducirlos a medicamentos salubres, seguros y agradables” (1).

Al llegar al siglo XVII, los farmacéuticos empiezan a tener un papel indiscutible en el ámbito de la ciencia, y comienzan a dedicarse a la química con más interés. Entonces empezaron abundar las publicaciones científicas escritas por farmacéuticos, comienzan a introducirse en las academias y asociaciones científicas, adquieren nuevos roles como formadores, investigadores o en puestos de reciente creación como Boticario Mayor del Rey o Boticario Mayor del Ejército. La oficina de farmacia se desarrolla separando la zona de atención al público del laboratorio y utilizando materias primas cada vez más fiables. Se introduce la quina, la ipecacuana, el bálsamo del Perú, etc.

Los farmacéuticos del Barroco fueron los grandes impulsores del uso de productos químicos como medicamentos, a lo que los médicos de la época se oponían, burlándose de ellos abiertamente. Esto deja claro la mentalidad que los boticarios, como hombres de ciencia que eran, tenían en un periodo de la historia complejo, en el que chocaban las nuevas teorías con la Iglesia y con lo establecido.

También se mantenían remedios de toda la vida, como la triaca, la carne de momia. Lo que quiere decir que no fue fácil borran siglos de ignorancia de un día para otro.

Como novedad terapéutica aparecieron los enemas, que arrasaron sobre todo entre las clases altas. El caso es que su aplicación era responsabilidad del farmacéutico no de los médicos, ellos delegaban en sus ayudantes y se limitaban a supervisar el evento.

3. Científicos que aportaron ideas para el desarrollo de la farmacia del barroco.

Harvey.

Así como el Renacimiento para la medicina fue la época de la anatomía con la obra de Vesalio, así el Barroco fue la era de la fisiología con el descubrimiento de Harvey.

1. COWEN, David L; HELFAND, William H. Historia de la farmacia. España, 1994. Página 52.

Y en verdad, muy pocos descubrimientos en el campo de la biología y medicina han tenido tanta repercusión como el de Harvey. La obra correspondiente fue editada en 1628: Exercitatio anatomica de motu cordis y sanguinis in animalibus (Ensayo anatómico sobre el movimiento del corazón y la sangre en animales), y constituye un modelo en rigor científico. Y después de más de tres siglos y medio de publicada, pueden admirarse la rigurosidad en la deducción y la pericia en el manejo de la experimentación.

Paracelso.

Fue el fundador de la teoría general de la medicina conocida como iatroquímica. Con su interés en ciertos aspectos químicos de la naturaleza, su postulado de las tres sustancias químicas fundamentales (mercurio, azufre y sales) y su insistencia en el uso de sustancias químicas en vez de las infusiones y preparados complejos recomendados por la tradición galénica. Van Helmont, médico animista, complementó los trabajos de Paracelso y por eso también se le considera el fundador de la escuela iatroquímica.

Otro médico iatroquímico animista del siglo XVII fue Thomas Willis (1622-1675), Este médico se ubicó dentro de los animistas. Willis postuló la existencia de cinco elementos, en lugar de los cuatro galénicos o los tres de Sylvius; éstos eran agua, tierra, sal, azufre y espíritus. Además, adoptó las ideas de Sylvius sobre la fermentación, pero rechazó los ácidos y los álcalis del médico holandés. De hecho, Willis asignó a las fermentaciones todas las actividades corporales y todos los movimientos internos, que aunque se localizan en el estómago y en el bazo, en realidad se deben a los espíritus vitales generados en el cerebro, que, a su vez corresponde en su mayor parte al mercurio que, según Paracelso, volatilizaba los cuerpos.

Willis creyó que las enfermedades, especialmente las de la sangre, se debían a fermentaciones y efervescencias en que los espíritus vitales desempeñan el papel principal. Por ejemplo, decía que la histeria se debía a la unión de los espíritus con la sangre imperfectamente purificada en el bazo, así como a la falsa fermentación que resulta de ello. Las medidas terapéuticas recomendadas por Willis en su libro Pharmaceutica rationale fueron muy populares en su tiempo.

Otro médico iatroquímico del siglo XVII, el holandés Cornelius Bontekoe (1647-1695) recibió un premio especial de la Compañía de las Indias Orientales por su promoción del comercio del té, en vista de que para "lavar el lodo pancreático" recetaba a sus enfermos que tomaran 50 tazas de té de una sola vez, o 100 tazas en el curso de un día; otras dos recomendaciones, eran que los pacientes fumaran tabaco en forma constante y usaran opio con generosidad.

Marcello Malphigi.

La concepción de Harvey tenía un solo punto sin verificación concreta: el paso de la sangre de un circuito a otro en los pulmones a través de la substancia esponjosa pulmonar. Este punto lo verificaría Marcello Malphigi en 1660, tres años después de la muerte de Harvey. Entre la concepción de éste y

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