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Hobsbawm Capitulo V, Historia del Siglo XX

Enviado por   •  21 de Marzo de 2018  •  1.502 Palabras (7 Páginas)  •  474 Visitas

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Sin embargo, prefiguró la estrategia política de la segunda guerra mundial: la alianza de frentes nacionales de conservadores patriotas y revolucionarios sociales, unidos para derrotar al enemigo de la nación y conseguir la regeneración social.

En España, tanto el gobierno español como los comunistas coincidían en no querer la revolución social. Solo deseaban defender la democracia.

La guerra contra el fascismo parecía que se encaminaba hacia la izquierda. Stalin alcanzó un entendimiento con Hitler, y logró frenar el avance internacional contra el fascismo.

En 1941, Alemania invadió la URSS, y así, EE.UU. se metió en la guerra, convirtiendo la lucha contra el fascismo en un conflicto mundial, la guerra fue tanto política como militar. Se orientaba políticamente hacia la izquierda, los sectores conservadores de los países europeos temían a la revolución social, y simpatizaban o no se oponían a los alemanes. Esto explica el predominio de los comunistas en los movimientos de resistencia, y el avance político que consiguieron durante la guerra (1945-1947), excepto, obviamente, en Alemania.

Las revoluciones comunistas que se llevaron a cabo (Yugoslavia, Albania, China), se realizaron contra la opinión de Stalin. El objetivo era la coexistencia a largo plazo, la simbiosis de los sistemas capitalista y comunista, de modo que los cambios sociales y políticos tendrían que surgir de las democracias de nuevo tipo, que emergerían de coaliciones establecidas durante la guerra. La decisión de Stalin produjo que la revolución social fuera abandonada. El socialismo quedaría limitado a la URSS.

En los países donde se celebraron elecciones libres se produjo un marcado giro a la izquierda. Este fue un fenómeno general en los países beligerantes de Europa occidental. La situación es más difícil de evaluar en las zonas de Europa liberada por la revolución de la guerrilla o por el ejército rojo, ya que el genocidio, el desplazamiento en masa de la población, y la expulsión o emigración forzosa hacen imposible la comparación de determinados países antes y después de la guerra. La URSS y EE.UU. fueron los únicos países en los que la guerra no entraño un cambio social e institucional significativo.

Las potencias imperialistas eran las democracias liberales: Inglaterra, Francia, Países Bajos, Bélgica y EE.UU. Los enemigos de la metrópoli imperial eran aliados potenciales de la lucha de liberación colonial. De ahí que la lucha antiimperialista, y la lucha antifascista, se desarrollaron en direcciones opuestas. El antiimperialismo y los movimientos deliberación colonial se inclinaron mayoritariamente hacia la izquierda.

Sin embargo, sólo durante este periodo antifascista consiguieron los partidos comunistas apoyo e influencia en el mundo islámico. Fue mucho después cuando las voces seculares y modernizadoras quedaron silenciadas por la política de masas del fundamentalismo. El escenario bélico no europeo no brindó grandes triunfos políticos a los comunistas, excepto en China y Corea.

El principal atractivo del fascismo europeo, fue su condición de salvaguarda contra los movimientos obreros, el socialismo y el comunismo, lo que le deparó un importante apoyo en las clases adineradas conservadoras, adhesión por razones prácticas más que por razones de principio. La consecuencia final de doce años de dominio del nacionalsocialismo era que extensas zonas de Europa habían quedado a merced de los bolcheviques. El fascismo desapareció junto con la crisis mundial que había permitido que surgiera. Nunca había sido un programa o un proyecto político universal. En cambio, el antifascismo, desde el punto de vista ideológico, se cimentaba en los valores y aspiraciones compartidos de la Ilustración y de la era de las revoluciones: el progreso mediante la razón y la ciencia, la educación y el gobierno popular, el rechazo a las desigualdades, sociedades que miraban hacia el futuro y no hacia el pasado. Todos eran estados laicos y partir de 1945, todos rechazaron deliberadamente la supremacía del mercado y eran partidarios dela gestión y planificación de la economía por el estado.

Tanto los gobiernos capitalistas como los países del Tercer Mundo creían que un Estado presente frenaría al comunismo, mientras que Rusia creía en la planificación centralizada. El capitalismo y el comunismo comenzarían una larga batalla.

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