Holocausto: el por qué del odio a la raza judía
Enviado por Albert • 21 de Noviembre de 2018 • 1.571 Palabras (7 Páginas) • 279 Visitas
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El Holocausto fue un momento crucial de la historia de la humanidad. Los historiadores como Gotz Aly, Hannah Arendt, Jacob Presser, Raul Hilberg, entre otros, explican que éste suceso tiene las características que se encuentran en otros genocidios. Mientras que otros genocidios y atrocidades masivas tienen a menudo motivaciones económicas, políticas o militares, el asesinato de los judíos no tuvo ninguno de esos estímulos.
Según los teóricos nazis como por ejemplo Alfred Rosenberg, las razas eran también jerárquicas, lo que significaba que algunas razas eran superiores y otras se consideraban “parásitas”, lo que justificaba su exterminio. La exploración de esta historia puede sensibilizar al público sobre las situaciones que conllevan un riesgo de genocidio en el mundo contemporáneo y poner en primer plano, para que la sociedad tome consciencia, el valor de los derechos individuales y los valores universales.
Si hablamos sobre la metodología de la investigación, en primer lugar se buscó el origen de la palabra Holocausto, además de recorrer el contexto histórico del término en el transcurso de las décadas y su aplicación muy bien presenciada por la sociedad.
Los soportes de información fueron seleccionados se acuerdo con el conocimiento volcado en los libros, como por ejemplo América Nazi de los autores Jorge Camarasa y Carlos Basso Pietro, o los ya mencionados, El Holocausto de Donald Niewyk y El rechazo mundial a los judíos de Daniel Muchnik, entre otros que elegimos previamente a iniciar nuestra investigación. Estos libros fueron localizados a través de librerías y sitios web hechos específicamente en memoria del Holocausto.
En el caso del pensamiento y el impacto de dicho tema en la sociedad actual, podemos decir que como ya sabemos, diferentes grupos sociales y políticos niegan el Holocausto en virtud de creencias, prejuicios y posiciones determinadas. “Los nazis estiman que el Holocausto es un invento propagandístico que benefició tanto a los aliados occidentales como a los soviéticos para legitimar sus proyectos nacionales a la vez que ocultar sus propios crímenes”[6]. También creen que el Holocausto benefició a la población judía en tanto proveyó de una justificación a su Proyecto Nacional en Israel, a la vez que movilizó una gran cantidad de recursos económicos bajo el concepto de compensaciones monetarias. Por cierto, la idea de una historia fabricada en conspiración tras conspiración judía donde, desde la revolución rusa, la construcción del comunismo, el dominio sobre las finanzas, el mando de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, también resulta ser un elemento importante sobre todo en las áreas más conspiranoicas de la facción “revisionista”, idea que por cierto se puede rastrear de Los protocolos de los sabios del Sion[7], una publicación que data desde 1903 y que mostró a los judíos como conspiradores contra el Estado, lo que a pesar de estar científicamente desmentido, ha sido perpetuado hasta nuestros días, y cuya propaganda ha sido realizada por los sectores más anticomunistas y antisemitas de la sociedad.
La preferencia de Hitler por los métodos legales de aislar a los judíos reflejaba su sensibilidad a la opinión pública, tanto en su país como en el extranjero.
Para terminar con los obstáculos, los líderes alemanes en enero de 1939 establecieron una Oficina Central del Reich para la Emigración Judía, bajo la dirección de Reinhard Heydrich, jefe de la Policía de Seguridad y el Servicio de Seguridad de la SS. Esta oficina coordinaba y sistematizaba todo lo que implicaba la organización de la emigración judía tanto legal como ilegalmente. Siempre que no se podían obtener suficientes visas, los alemanes simplemente llevaban grupos de judíos a las zonas sin protección de las fronteras de Alemania[8]. Todos estos procedimientos fueron modelados en una Oficina Central para la Emigración Judía más pequeña establecida el año anterior en Viena por Adolf Eichmann, el especialista de la SS en asuntos judíos. Durante esta adquisición por parte de la SS de la emigración judía, Eichmarm continuó distinguiéndose por su diligencia. Para 1939, los judíos estaban abandonando el país a un número de 70,000 al año aproximadamente, y solo 185,000 judíos permanecieron en Alemania propiamente dicha cuando la Segunda Guerra Mundial comenzó el 1 de septiembre de 1939.[9]
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