Independencia de Sonora

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Primera etapa

El día 1º. De diciembre de 1810 la columna insurgente al mando del teniendo Coronel Hermosillo, emprendió su marcha hacia el Norte, y aumentada considerablemente en los pueblos de su tránsito con los contingentes que se le había preparado, hasta hacer un efectivo de 1,700 hombres, con 200 caballos, 68 fusiles y cuarenta pares de pistolas, el día 7 acampó en La Magdalena, lugar distante 20 lenguas desde su punto de partida. Nombrado consejero de Hermosillo porque generalísimo Hidalgo, el día anterior había llegado al propio lugar el padre don Francisco Parra con más de 500 hombres, 135 caballos, 35 fusiles y cuarenta pares de pistolas.

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El día 8 reanudó su marcha el pequeño ejército insurgente para ocupar el 11 la plaza de Tepic, que ya se encontraba bajo el control de los independientes; el día 15 se encontró en Acaponeta, capturando ahí una partida de cañones realistas que eran conducidos hacia la Capital de la Provincia: y el día 17, después de un recorrido rápido y feliz hasta cruzar los límites entre Nueva Galicia y la Intendencia de Sonora y Sinaloa, lleno de entusiasmo se situó a orillas del rico mineral de El Rosario, asiento de Las Reales Cajas de Hacienda de la Gobernación.

[pic 8]Mientras tanto, el ejército insurgentes había salido del Mineral de El Rosario el 25 del propio diciembre, compuesto por 4,125 soldados de infantería, 276 de a caballo, 900 fusiles, 200 pares de pistolas los cañones recogidos y gran número de lanzas, haciendo su entrada al pueblo de San Sebastián, hoy Concordia, el día 27, entre los repiques de campanas y sinceras muestras de simpatía de sus habitantes. Es digna de mención la patriótica actitud del cura párroco del lugar, don José María Aguirre, quien gozando de merecida reputación, cedió sus existencias en efectivo y proyectó una colecta pública para ayudar pecuniariamente a la causa de la Independencia.

El día 8 resolvió el Teniente Coronel Gonzáles Hermosillo atacar la plaza que consideraba casi sola y fácil de tomar y a las ocho de la mañana inició el avance de sus tropas cruzando el río, para caer en una emboscada tendida por los ópatas, en la que perecieron más de cuatrocientos insurgentes en muy poco [pic 9]tiempo. Fue tal el efecto que la sorpresa causó entre los bisoños soldados insurgentes, que el pánico se apodero de ellos, cundió el desorden y se precipitó la derrota, dejando en poder de los realistas los cinco cañones que traían, sus municiones y armamentos, caballos, equipajes, correspondencias y hasta un estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe, que fue encontrado en la Hacienda de La Labor, muy cercana al pueblo de San Ignacio[pic 10]

Entre las correspondencias recogidas figuraban cinco suscritas por el generalísimo don Miguel Hidalgo y Costilla, que el Intendente García Conde mandó al brigadier don Nemesio Sa cedo, sucesor de don Pedro de Nava en la Comandancia General de las Provincias Internas del Occidente, con residencia en la Villa de Chihuahua, y que éste a su vez los turnó al licenciado don Rafael Bracho, asesor de la causa que se instruyó al libertador y de más prisioneros de Acatita de Baján. Uno de esos cinco documentos era el reciente despacho del Coronel expedido a favor de Gonzáles Hermosillo, en recompensa a su labor desarrollada en el Rosario y las cuatro restantes eran contestaciones a sus partes, en los que se le daban instrucciones muy importantes.

Las facilidades y adhesiones que el Coronel Hermosillo encontró en su ruta dentro del territorio de la intendencia de Sonora y Sinaloa, ponen de manifiesto que la opinión de la mayoría de los habitantes, por lo que toca a la región invadida y sus inmediaciones, era favorable al movimiento libertador que se iniciaba, corroborando esta afirmación el hecho de que algunas otras partes del hoy Estado de Sinaloa, como son la entonces Villa Sinaloa y el pueblo de Charay, respectivamente se dieron casos de pronunciamiento independiente. Desgraciadamente la comunicación relativa a la acción de Charay así como algunas otras partes a los que hace alusión el mismo García Conde, no aparecen en el Archivo General de La Nación ni en el del gobierno del Estado, fuentes de información de donde se han tomado estos datos.

Clero

La actitud del clero de Sonora asumió ante el movimiento de Independencia, demostró que, al igual que en el resto del virreinato, las altas dignas de la iglesia, por ser nativas de España, se mostraron contrarias a la causa de la libertad, y las humildes, casi todas criollas o mestizas, se inclinaron a su favor, como lo ponen en manifiesto las acres, censuras del Obispo Rousset, y la conducta observada por el cura de San Sebastián y Don José María Aguirre, ante la presencia del ejército insurgente. Fray Bernardo del Espíritu Santo a la vez, sucesor de Rousset y quien en Mayo de 1818 llegó a la Villa del Rosario, haciéndose cargo de la Diócesis de Sonora y Sinaloa, giró, posiblemente ese mismo año, una carta Pastoral.

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Segunda etapa

Después de la derrota del coronel González Hermosillo en San Ignacio, y de los movimientos esporádicos de la Villa de Sinaloa, Charay y otros de menor importancia, el orden se restableció y la paz fue inalterable en el dilatado territorio de la Intendencia en Sonora y Sinaloa, y el propio García Conde, sin exageración, así lo hace constar en su hoja de servicios con motivo de la instancia que elevó al Virrey solicitando su promoción a la Presidencia de la Real Audiencia de Guadalajara, que por entonces se encontraba vacante.

En este estado de Paz continuaron las provincias internas de Occidente, sin interrupción, hasta la consumación de la independencia, pues así lo denotan las partes sin novedad que el ya para entonces brigadier don Alejo García Conde, y Comandante General a la vez de las dichas Provincias Internas desde el 28 de noviembre de 1817 rindió al Virrey Don Juan Ruiz de Apodaca, Conde del Venadito, con fechas 24 de abril y 15 de mayo de 1821, respectivamente; desde esa época, cuando apenas alboreaba nuestra independencia ya amenazaba a la Patria el peligro de las incursiones filibusteras norteamericanas, que ocasionaron más tarde la pérdida de más de la mitad del territorio nacional.

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[pic 14]Se llega a la convención de que la guerra de independencia fue rápida y fugaz en el vecino Estado de Sinaloa, donde el General García Conde queda absolutamente dueño del Territorio de las Provincias Internas del Occidente, extendiendo