Industria e imperio - La revolucion industrial
Enviado por Antonio • 23 de Febrero de 2018 • 1.173 Palabras (5 Páginas) • 415 Visitas
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El algodón evoluciono como industria fabril que en el contexto del S. XVIII fue una industria revolucionaria. Supuso una nueva relación económica entre las gentes, un nuevo sistema de producción, un nuevo ritmo de vida, una nueva sociedad, una nueva era histórico.
Desaparecieron las constituciones y limitaciones medievales que posaban sobre la industria. La máquina servía la voluntad del hombre. Pero como la maquina redujo el potencial humano, el capital triunfo sobre el trabajo y creo una nueva forma de esclavitud, la mecanización y minuciosa división del trabajo disminuyen la fuerza e inteligencia que deben tener las masas y la concurrencia reduce sus salarios al mínimo.La difusión general de manufacturas engendro un nuevo carácter en sus habitantes completamente desfavorable para la felicidad individual o general.
El nuevo sistema se componía de 3 elementos: el primero era la división de la población industrial entre empresarios y obreros. El segundo era la producción con una combinación de máquinas especializadas con trabajo humano. El tercero era la sujeción de la economía a los fines de los capitalistas y la acumulación de beneficios.
Entre 1778 y 1830 se produjeron constantes revueltas contra la expansión de la maquinaria. Los salarios de las fábricas tendían a ser más altos que los que se conseguían en la industria doméstica.
La capacidad de la industria del hierro tendría por delante grandeza dentro del mercado. Tres importantes innovaciones aumentarían su capacidad: la fundición de hierro con carbón de coque, las invenciones de pudelaje y laminado, y el horno con inyección de aire caliente. El hierro sirvió de estimulante no solo para todas las industrias que lo consumían si no también para el carbón, el transporte y la máquina de vapor.
La Gran Bretaña industrial primeriza atravesó una crisis. Fue la manera de descontento social. La pobreza de los ingleses fue en sí misma un factor importante en las dificultades económicas del capitalismo, ya que fijo limites reducidos en el tamaño y expansión del mercado interior para los productos británicos.
Los beneficios que hacían funcionar la economía, permitían su expansión al ser reinvertidos: por lo tanto debían de ser incrementados a toda costa. Esta opinión descansaba en dos supuestos: a) que el progreso industrial requería grandes inversiones y b) que sólo se obtendrían ahorros insuficientes si no se mantenían bajos los ingresos de las masas no capitalistas.
Ningún período de la historia británica ha sido tan tenso ni ha experimentado tantas conmociones políticas y sociales como los años 30 y principios del 40 del siglo pasado, cuando tanto la clase obrera como la clase media, por separado o unidas, exigieron la realización de cambios fundamentales. Entre 1829 y 1832 sus descontentos se coaligaron en la demanda de reforma parlamentaria, tras la cual las masas recurrieron a disturbios y algaradas y los hombres de negocios al poder del boicot económico. Después de 1832, una vez que los radicales de la clase media hubieron conseguido algunas de sus demandas, el movimiento obrero luchó y fracasó en solitario. En 1840 el espectro del comunismo se cernía sobre Europa, como señalaron Marx y Engels atinadamente. Aunque a este espectro se le temiera relativamente menos en Gran Bretaña, el de la quiebra económica aterraba por igual a la clase media.
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