Juicio de jesus.
Enviado por Rimma • 2 de Julio de 2018 • 3.781 Palabras (16 Páginas) • 289 Visitas
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También se hallaba presente en la Ciudad Santa Herodes Antipas, el reyezuelo de Galilea, que vivía en el lugar que hoy se conoce como palacio de Herodes, a escasa distancia de la Torre Antonia, donde vivía Pilato. Mantenían una rivalidad muy fuerte que hacía que uno y otro estuvieran siempre al acecho de cualquier traspiés político del rival del que poder sacar partido.
Las fiestas duraban ocho días, comenzando la víspera del día grande de la Pascua, es decir, el 14 de Nisán. Durante la mañana del día 14, toda familia judía se deshacía del pan de uso diario que pudiera haber en la casa, y durante la subsiguiente semana sólo se comían las frágiles y alargadas piezas del pan sin levadura llamadas «mazzoth». A media tarde se daba muerte al cordero sacrificial. Normalmente era el cabeza de familia, el que llevaba el cordero al Templo, en cuyo patio se le daba muerte. La sangre del cordero era recogida y entregada a los sacerdotes, los cuales, a su vez, la derramaban sobre el altar del sacrificio.
Mar tarde la carne del cordero era llevaba a casa, con el a se preparaba banquete de Pascua. Podemos suponer que la comida en la que Jesús participó, y que conocemos como la Última Cena, sería el banquete pascual.
¿Subió Jesús aquel jueves al Templo, tal como había hecho todos los días anteriores? Y si subió, ¿qué fue lo que ocurrió allí? No lo sabemos con certeza. De lo que sí podemos estar seguros es de que, durante todo aquel jueves, la zona del templo estaría abarrotada de una ingente multitud de hombres que acudían a sacrificar sus corderos. La amplia explanada del Templo se vería atronada con la barahúnda de los balidos de los corderos que, desde todas las direcciones, se mezclaban con las monótonas voces de los hombres que recitaban sus plegarias.
Entre los multiples eventos que precipitaron la tragedia señalare los siguientes: Afirmacion de Jesus señalando el Templo, dijo: ¿Veis estas grandiosas construcciones? No quedará piedra sobre piedra que no sea derruida (Mc. 13, 2). Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré (Jn. 2, 19) …
Muchos de sus seguidores no había entendido el mensaje de amor de Jesús. Lo único que había quedado claro era que Jesús se había negado a colmar sus expectativas. Experimentando la misma desilusión y el mismo desencanto que había experimentado un año antes la multitud congregada junto al lago de Galilea. Y como sus esperanzas habían sido tan grandes, su desencanto se transformó en odio. Tal como ellos lo veían, Jesús, enfrentado una vez más con la realidad, volvía a ser aquel sujeto inútil, débil y fracasado.
Esto queda claro cuando Judas se atreviera a hablar en nombre de la multitud para reprender a Jesús: Maestro, tú dices que Dios es amor. Pero ¿dónde se halla el amor de Dios en medio de la triste realidad de esta vida? ¿Acaso Dios guarda silencio ante nuestros infortunios? Lo único que conocemos de él es su ira. Maestro, tú dices que no hay nada más valioso que el amor. Pero los hombres anhelan algo más. Los hombres exigen acción, y la exigen ahora mismo. Es muy propio de la naturaleza humana el desear algo práctico. (Arnaldos, 2016)
Queda claro que los seguidores estaban desilusionados del hijo de Dios, siendo comprensible por qué aquella misma muchedumbre que en cierto momento lo siguió, le dio la espalda e incluso pudiéndole salvar de la muerte liberan a Barrabas.
Consiguientemente, además de las violaciones contra el Derecho Procesal Hebreo, el mencionado tribunal cometió una gravísima afrenta al profeta, quien, evidentemente era un varón extraordinario, cuyas exhortaciones integran el Antiguo Testamento, misma que fue contravenido por la sentencia de muerte decretada contra Jesús de Nazareth por un delito en que no incurrió. Por otra parte, la sentencia también violó el Antiguo Testamento al condenar a la muerte en crucifixión, la que no era una pena establecida por las leyes hebreas más bien era romana. Siendo la lapidación, la hoguera, o la degollación según la ley mosaica en ese momento.
Entre los múltiples atropellos en los que incurrieron el Sanedrin que juzgo a Jesús, citaremos que más bien se realizó como un cónclave, puesto que no se realizó en el Santuario, sino en casa de Anás, donde solo se reunió el tribunal para sentenciar; posteriormente fue enviado con Caifás; además que las declaraciones del acusado fueron bajo tortura, (Pilatos quería calmar a los acusadores azotando a Jesús, permitió que en dos ocasiones lo torturaran), luego enviado a Herodes, quien lo regreso a Pilatos, todo se efectuó en plena noche; para completar las ilegalidades las puertas hallaban cerradas, además del faltar la luz del día, la sala Gazith, el Santuario, el pueblo y todos los accesorios indispensables, para la aplicación de un juicio justo sin…
Cuando Jesús fue llevado a la casa de Caifás donde estaba reunido el Sanhedrín, se encontraba "GAMALIEL", quien era doctor de la ley, además de discípulo secreto del Salvador y preceptor de Saulo, nombre judío de San Pablo. Además, dos simpatizadores de las ideas de Cristo: José DE ARIMATEA Y NICODEMUS, este último función como defensor del acusado. Es conveniente señalar, Gamaliel ocupaba el alto cargo de "gran pontífice" designado curiosamente con el nombre de "NASI” en el Sanhedrín. Dos frases establecen la postura de este último a favor del Jesús, la primera al responder Onkelos, a uno de los enemigos de Jesús: En esta causa se atropella toda ley, toda tradición, y el Sanhedrín, la suprema autoridad de Israel, está ahora puesta en manos de unos intrigantes ambiciosos, y la segunda sentencia fue cuando presintiendo el mismo Gamaliel la muerte de Cristo, lanzó desbastadora frase, considerada célebre: Jesús de Nazaret morirá y también la honra y el prestigio del Sanhedrín.
La defensa de Jesús estuvo a cargo de Nicodemus, quien con un extenso discurso, que es considerada pieza jurídico-literaria invaluable juridica, en ella observamos que con singular dominio del esquema jurídico y con elocuencia impresionante, fue desgranando, una por una, las violaciones a la ley judía que se cometieron en el proceso en contra de Jesús.
Nicodemus, respecto al juicio seguido a Jesús, puso de relieve las violaciones a los principios enunciados al inicio de este artículo. No hubo imparcialidad alguna, en nada, de los jueces; no hubo derecho a tener al acusado como inocente –en Roma regía la máxima In obscuro libertaem praevalere– en obscuridad de las leyes o insuficiencia probatoria en contra del acusado, reina la libertad del acusado–. Este era un vestigio del hoy universalmente reconocido y aceptado principio del derecho
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