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La ética es una disciplina racional y normativa que puede ser entendida de dos manera: como moral vivida, ejercida, practicada (Ethica utens). En este sentido,

Enviado por   •  15 de Julio de 2018  •  2.310 Palabras (10 Páginas)  •  542 Visitas

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En concreto, la crisis moral parece obedecer a factores múltiples: crisis de la religión, crisis de la filosofía, aceleración de la historia, implementación de tecnologías perjudiciales para el ser humano y el medio ambiente que parecen escapar al control de aquel.

Frente a este estado de cosas no es fácil ofrecer soluciones inmediatas y eficaces. Pareciera que se impone la necesidad de una mayor y mejor formación moral que no tiene que confundirse con un ciego y acrítico adoctrinamiento en todos los niveles: familiar, escolar, social, político, etc. Tampoco parece oportuno continuar con la dejación del ejercicio de autoridad que se ha dado en las últimas décadas: las leyes jurídicas y las normas morales están para cumplirse; en caso contrario, es preferible abrogarlas.

La postmodernidad, la época actual que vino después de la época moderna de alguna manera acentúa y radicaliza la crisis de la ética y de los valores, pues, según los autores postmodernos, los valores tradicionales supuestamente universales no son sino pura ilusión: cada quien debe crear e inventar sus propios valores y sus propias normas de conducta. En este sentido la postmodernidad parece propugnar un cierto subjetivismo y relativismo éticos.

Frente a esta especie de vacío moral se postula en la actualidad, desde diversos frentes, una reivindicación de la moral. Concretamente se viene intentando la elaboración de un proyecto de ética mundial basado en algunas normas básicas y valores fundamentales en que coincidirán las grandes religiones, culturas e ideologías políticas actuales.

Pero es un trabajo por realizar y una tarea y desafío pendientes. En cualquier caso, mientras exista el ser humano existirá la ética, pues esta no es algo secundario y adjetivo sino consustancial al ser humano, que ha sido, es y será un animal ético.

Por lo demás la ética no ha de concebirse como una serie de normas que nos impiden realizarnos y ser felices, sino exactamente al revés: como una técnica o disciplina que nos capacita para ser realmente felices, a lo que, desde siempre, todos, absolutamente, aspiramos.

IV CONCLUSIÓN.

Mientras haya hombres habrá ética. Si bien el hombre hace la ética, también la ética hace al hombre. La ética ha tenido mala prensa porque, demasiadas veces en el pasado, se ha concebido de una manera equivocada. Hablar de ética o de moral era sinónimo de hablar de prohibiciones, de limitaciones, de barreras a nuestras ansias infinitas de libertad. Pero la ética no es eso. La ética es una disciplina racional que intenta responder a esta, aparentemente, sencilla pregunta: como vivir del mejor modo posible. Y esta disciplina es tremendamente actual y necesaria en nuestro tiempo. La ética concebida como una sabiduría propia para ser dichoso, como una mayéutica* de la propia felicidad, consiste nada más y nada menos que en una disciplina del ánimo que nos capacite para superar la condición trágica del ser humano que es contingente y aspira a lo absoluto, ignorante que anhela la omnisciencia, indigente que quiere la abundancia, condenado al trabajo y candidato al ocio, súbdito que reclama la soberanía, mortal que reivindica la eternidad. Y esta disciplina o economía de los deseos y aspiraciones es lo notoriamente ausente en los tiempos actuales. No se puede dar rienda suelta a todas las ambiciones, porque la apetencias son infinitas y los bienes limitados. No cabe eliminar la limitación, ni el dolor ni la muerte, porque son consubstánciales a la vida humana. La solución está en capacitarse para dominar los deseos y las apetencias, saborear los gozos y sobreponerse o en todo caso, aceptar el destino. Y la ética es, entre otras cosas, una económica de las apetencias y deseos humanos. Pero es o quiere ser más que eso: es la disciplina que nos enseña a ser hombres. Y, en principio, a ser hombres felices, a vivir del mejor modo posible. La ética de ninguna manera va contra la vida. Al contrario, como dice F. Savater, parte de la vida y se propones reforzarla y hacerla más rica. La ética quiere enseñarnos a vivir como hombres, pero, la vida humana no es una ciencia exacta, como las matemáticas, sino un arte que hay que ir aprendiendo día a día, y donde también caben equivocaciones. Y donde cada uno ha de aprender por si mismo el oficio de vivir.

Todo, en efecto, queremos vivir, pero no de cualquier manera. Séneca sentenciaba hace siglos: “Todos, hermano Galión, quieren ser felices”. Y Freud, en nuestros días corrobora: “Los hombres quieren ser y permanecer dichosos”. A esta aspiración tan vieja como ser humano, la dicha, la beatitud, la felicidad, el bienestar, procura responder y encaminarnos la ética. Pero no hay un camino prefijado, único e idéntico para todos. También aquí como en la canción del poeta “se hace camino al andar”.

Los principios éticos básicos

Principio de humanización

Llamamos principio de humanización al dinamismo que mueve al hombre a crecer en conciencia, libertad, responsabilidad, sentido social y a realizar y promover los valores humanos.

Principio de autonomía

Cada persona (adulta) posee el derecho irrenunciable a determinar y conducir su vida por sí mismo, y no se le puede privar de vivir una vida plena y auto determinada. Al actuar se encuentra en una situación particular, única e irrepetible, que necesariamente influye en su acción, pero no necesariamente la determina.

Principio de Igualdad

Todos los seres humanos son iguales, tienen los mismos derechos y obligaciones, y forman un todo que podemos llamar familia humana. El axioma: “no hagas a otro lo que no quieras para ti”, expresa la estricta reciprocidad en las relaciones humanas. Exige una manera de pensar y de vivir.

El principio de igualdad se opone a las discriminaciones raciales, de religión o de origen étnico, y la que se basa en la diferenciación sexual.

Principio de complejidad

El principio de complejidad lo podemos enunciar así: la realidad es compleja, y el hombre debe actuar de acuerdo a lo que va conociendo de ella. La necesidad de tomar en cuenta el todo de la realidad surge de la realidad misma, a esta exigencia la llamamos “principio de complejidad”. Este es un principio analítico de carácter ético, que mira a la práctica y obliga al discernimiento. Hablamos de complejidad en atención a la naturaleza de las personas, de las situaciones y de la realidad.

Este principio pone

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