Once de setiembre

...

Mucho se dijo que Allende no se rindió ni aun cuando le apuntaban con un arma la sien; pero Allende no dejó que nadie se hiciera autor de su muerte. «Pagaré con mi vida la lealtad del pueblo», había dicho en su último discurso; y en efecto, la bala que lo derrumbó, se la disparó él mismo.

***

Richard Nixon contó con la «diplomacia» de Henry Kissinger en momentos en los que movía los hilos en Chile para sabotear el gobierno de Salvador Allende. Si nos preguntáramos: ¿qué ha hecho y qué hace Estados Unidos en Latinoamérica y en otras partes del mundo?, ¿cuál es su fin y qué busca?; quizá en una sola página de La Diplomacia de Kissinger encontremos algunas respuestas:

Por tercera vez en este siglo, los Estados Unidos proclamaron así su intención de edificar un nuevo orden mundial aplicando sus valores propios al mundo en general. […] Hacia el fin de la Segunda Guerra Mundial, Franklin Delano Roosevelt y Truman parecieron encontrarse en aptitud de reformar todo el orbe siguiendo el modelo norteamericano.

El fin de la Guerra Fría originó una tentación aún mayor de remodelar el medio internacional a la imagen norteamericana. […] En el mundo posterior a la Guerra Fría, los Estados Unidos son la única superpotencia que queda con la capacidad de intervenir en cualquier parte del mundo.[6]

Esto último que Noam Chomsky, el intelectual más importante de nuestro tiempo, nos lo confirme con un ejemplo:

El Mando Espacial de Clinton reclamó «el dominio de la dimensión espacial de las operaciones militares para proteger los intereses e inversiones de Estados Unidos» […] Bajo la administración Bush, las amenazas se han vuelto más serias si cabe. Los planificadores de Bush ampliaron la doctrina de Clinton del control del espacio para fines militares a una «propiedad» del espacio, que «podría significar una actuación inmediata en cualquier parte del mundo». Los altos mandos militares informaron al Congreso en 2005 de que el Pentágono estaba desarrollando nuevo armamento espacial que permitiría a Estados Unidos lanzar un ataque «con mucha rapidez, con plazos muy breves de planificación y lanzamiento, en cualquier lugar de la faz de la Tierra», explicó el general James Cartwright, director del Mando Estratégico. Esa política somete cualquier lugar del orbe al riesgo de una destrucción instantánea, gracias a una sofisticada vigilancia global y un armamento ofensivo letal en el espacio, algo que por reciprocidad pone en peligro al pueblo de Estados Unidos.[7]

Hoy en día, cada 11 de setiembre se recuerda el atentado a las torres, donde se tiene como víctima principal a Estados Unidos. Pero esta «víctima» también ha atentado y lo ha hecho varias veces sin esperar a que le devuelvan el golpe. El buscador Google arrojará muchísimas páginas que hablan de un autoatentado: el gobierno de Estados Unidos, aparte de auspiciar la muerte de Salvador Allende, también planeó, para un 11 de setiembre, la catástrofe del World Trade Center. No toda la información que Google nos provee es veraz, confiable o responsable; pero de alguna manera es cierto que lo de las Torres Gemelas haya sido un autoatentado. ¿Por qué no releemos la última oración citada de la obra de Chomsky, líneas arriba?

Cusco, 12 de setiembre del 2014

---------------------------------------------------------------