Relato sobre la el Desarrollo de la Educación en Sinaloa.
Enviado por monto2435 • 7 de Abril de 2018 • 2.553 Palabras (11 Páginas) • 381 Visitas
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A pesar de que pasa el tiempo siguen las luchas y movimientos por los profesores y por una escuela de calidad donde vemos al Instituto Nacional de Evaluación preocupado por aplicar exámenes a los docentes, que considero no es para mejorar la calidad educativa sino mas bien esta reforma actual de educación está teñida de intereses políticos y económicos.
Si realmente se quiere capacitar y actualizar a los docentes no fuera de esta forma a mi parecer, sino, que exista un Instituto en el cual puedan ser integrados al plan y programa de estudio en México no adaptado sino más bien autóctono. De igual manera que cada lugar rural o urbano cuente con el apoyo de este Instituto de forma que pueda aplicar el plan y programa de estudio a cada región según su contexto, siendo etnógrafo e investigador de los usos y costumbres para así poder ayudar a docentes y educandos.
También es evidente que el docente en general debido entre otras cosas a su falta de preparación y a veces interés ha sido devaluado, paso de ser el amigo de la familia, incluso como un segundo padre o madre a ser casi que un enemigo y ya no un aliado. Recabé como ejemplos algunos datos de las escuelas de antes, o sea de un pasado reciente de personas entre 60 y 70 años de edad que coinciden con la forma en la que era la escuela.
Ellos las recuerdan como lugares construidos de ladrillo de barro, adobe, madera; incluso en las mismas casas de los maestros o alumnos. Se tenían que caminar grandes distancias para llegar a ellas como incluso hoy en día en zonas rurales muy alejadas como las sierras que aún es necesario recorrer grandes distancias dando fe de que aprecian mucho más en estas zonas la educación formal que en las zonas urbanas. En aquellos años no existían carreteras trazadas, sino caminos por los cuales a través de atajos muchas veces la gente más acomodada viajaba en caballo.
En aquellas épocas los maestros no tenían casi estudios, algunos de ellos muy jóvenes también que ni siquiera recibían pago alguno más que en especies por parte de los padres que eran agradecidos. Enseñaban letras para aprender a escribir y leer de forma básica, operaciones fundamentales como las sumas, las restas y en algún grado las multiplicaciones o divisiones solamente.
Una señora de ranchería me comentó que ella vivía en las zonas de empaques donde sus papás trabajaban y en estas zonas se encontraban para los empleados y sus familias escuelas dentro de la misma comunidad a la cuales llamaban “escuelas agrarias” que tenían mucho terreno libre, con algunas sillas prestadas y en el algunos casos piedras donde sentarse. Les prestaban poco papel para que en tiempos determinados copiaran párrafos y así practicaran la caligrafía. Los maestros eran castigadores al punto de que esta señora constantemente debía de estar de rodillas en maíz granulado e incluso la pusieron a repetir tres años seguidos el primer grado.
Mi educación en Sinaloa considero que ha sido muy mediocre, al recordar que en primaria tuve algunos buenos profesores, en secundaria los maestros sólo se paraban a recitar un tema que en muchas pero muchas ocasiones ni ellos mismos conocían, mucho menos sabían lo que decían. Otros maestros se dedicaban solamente a hacer recolectas de dinero en algunos casos hasta sospechosas, que para convivios, copias, materiales y demás, que sin duda les servían para lucrar con lo poco que en aquel entonces recibíamos de nuestros padres. La clase que realmente era interesante era una que curiosamente se asemejaba más a la escuela primitiva, la clase llamada TALLER, donde se nos enseñaba un oficio, que en mi caso por ser mujer se me asignaba el taller de Corte y Confección; del cual a pesar de ser la clase que como mencioné anteriormente me gustaba más, lamentablemente sólo aprendí la teoría ya que sólo contábamos con una máquina de cocer, misma que la profesora reservaba descaradamente para su alumna consentida y pues como se nota en el relato no era yo.
Recuerdo la escuela pública donde cursé, llamada Insurgentes, que en aquellos tiempos no contaba con toda la infraestructura que actualmente tenemos en esta época, solo había tres salones de concreto y recuerdo que había un tejaban recuerdo que en una ocasión me toco cursar un año ahí y fue terrible muchísimo calor y ahí adentro era como un horno la maestra tenía que sacarnos antes por dichas condiciones, y así teníamos que rendir como estudiantes, aprender y tener esa conducta intachable y estar sometidos a la autoridad del maestro, pero con todo y esas cosas de mi escuela primaria yo me considero que fui una niña feliz, una alumna regular y tenía muchos compañeros que convivía sanamente con ellos.
En mi época en la preparatoria y por mi edad para mí ya era muy evidente la falta de amor y preparación con la que los profesores nos daban las clases, que luego identifiqué técnicamente con la llamada “educación bancaria” donde nosotros éramos simples depositantes sin voz ni voto, sólo recibíamos recitales de información hueca. Lo único que rescata de este período educacional fueron las actividades escolares agregadas como el deporte o cultural donde aprendía a tocar el tambor en la banda de guerra del COBAES 26 y también fui escolta, y la rescato porque fomentó de manera sustancial mi amor por país, por el México “lindo y querido”, sin embargo, hoy me doy cuenta que este “nacionalismo” ha sido utilizado en cantidades escandalosas para manipularnos y atarnos más que a una bandera a un sistema cuidadosamente y descaradamente tejido para hacer usura del país por parte de muchísimos de sus servidores que “sirven al pueblo”.
Como parte de estos “nobles servidores del pueblo” se encuentra un ejército de educadores que carecen de vergüenza y hasta de honor, educando a los hijos de la nación mediocremente. Como madre, estudiante y practicante activa de la UPES me doy cuenta de la falta de compromiso consigo mismo y con el país que tienen muchos educadores, irresponsabilidad, sin interés alguno y es muy pero muy raro encontrar profesores “todólogos” que como antes eran proactivos, serviciales, estrictos pero educados a la vez.
A pesar de la educación tradicionalista, memorística y conductista que he llevado hasta el día de hoy por supuesto con algunas excepciones, considero que la vida misma, las experiencias vividas, el tener un criterio propio y sentido común te lleva a sacar de lo malo lo bueno y a aprender e incluso a apreciar y agradecer de los esfuerzos o “no esfuerzos” de cada educador.
Actualmente me pregunto: ¿qué quiero realmente conocer y aprender? y ¿a dónde quiero llegar con estos estudios adquiridos a lo largo de mi vida? Me termino respondiendo
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