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SITUACION HISTÓRICA Y CONOCIMIENTO EN ANTROPOLOGÍA (LISCHETTI MIRTA)

Enviado por   •  3 de Enero de 2019  •  5.413 Palabras (22 Páginas)  •  374 Visitas

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distintos al modo europeo.

Si bien el encuentro intercultural siempre despertó el asombro ante lo distinto, éste, el de fines del SXIX, se distinguió de los anteriores porque fue domesticado bajo las reglas del mundo científico; la diferencia, fue objeto de explicación científica: ¿por qué estos hombres son distintos? La primer teoría que contestó al interrogante fue la del evolucionismo, a través del concepto de evolución. Esta teoría, desarrollada mientras la antropología era constituida como ciencia, provenía principalmente de la objetividad, y especialmente, del método científico comparativo, el cual concebía al hombre como una dualidad: cuerpo (perteneciente a la naturaleza) y espíritu (el cual define su cultura). Siguiendo esta dualidad, la antropología se constituyó en dos ramas: la antropología física y la cultural. Pero básicamente, las diferencias fueron pensadas por estos evolucionistas, ante todo, como diferencias culturales.

También se presenta en estos momentos una división del trabajo científico, la cual cortaba las dos ramas dentro de las ciencias humanas y sociales, subdividiéndose en: historia y sociología (objeto de estudio: sociedades complejas y desarrolladas), y antropología (objeto de estudio: sociedades primitivas, sin historia ni Estado). La antropología, como ciencia nueva, pretendió indagar en el origen de las diferencias culturales, construyendo sus respuestas mediante la comparación de sociedades en el espacio-tiempo y la elaboración de una historia natural de la humanidad.

Entre las dos guerras mundiales

Este momento se caracterizó por un cierre de las fronteras nacionales y por la consolidación de la presencia europea en las colonias. En la antropología, se produjeron dos hechos importantes: la crisis del evolucionismo como paradigma único, y la separación de los científicos en escuelas nacionales: la escuela británica, el estructuralismo y funcionalismo inglés, el particularismo histórico en EE.UU., la escuela histórico-cultural alemana y la escuela sociológica francesa. Cada una elaboró teorías alternativas, pero tuvieron en común la crítica al evolucionismo; criticaron, en primer lugar, las técnicas: es el antropólogo, el etnólogo, el que tiene que buscar en las otras culturas los datos. Se inventa la observación participante como técnica privilegiada, con la idea de que, al estudiar una cultura de forma extensa y específica, podía darse cuenta de las diferencias y semejanzas culturales.

La segunda crítica fue respecto al método comparativo, dado que se realizaba teniendo como referente los valores de la sociedad occidental; los evolucionistas fueron acusados de etnocéntricos. Así, el método comparativo fue puesto entre paréntesis, y se lo sustituyó por el relativismo, cuyo postulado extremo implicaba la imposibilidad de comparar, ya que cada cultura es una configuración distinta y entendible sólo en sus propios términos.

Las teorías relativistas intentan mostrar que todas las culturas son diferentes entre sí pero equivalentes; por lo tanto, son diversas.

No obstante, existen diferencias entre las principales escuelas de esta época, en función al sentido que le dan al pasado, a los lugares donde realizaban el trabajo de campo, en su relación con otras ciencias, y en los métodos de recolección de información, entre otras.

Después de la Segunda Guerra

A partir de la década del ’50 se producen dos tipos de transformaciones: por una parte, el cambio de las sociedades primitivas, y por otro, la transformación de las prácticas de los antropólogos. Respecto a la primera, los cambios fueron de distinto tipo; por un lado, se dio una desaparición física y cualitativa, producto de la occidentalización; y por otro, la desaparición cultural en función a la presión de occidente (etnocidio).

Así, algunas sociedades habían desaparecido completamente en cuanto a entidades independientes, mediante su absorción en unidades mayores (colonización); y otras desaparecieron totalmente; otras se iban transformando en nuevas naciones. Los cambios que sufrieron fueron los que los llevaron a transformarse de “pueblos primitivos” a sociedades complejas.

De esta forma, la práctica antropológica dominante también sufrió una variación, adaptándose a las nuevas realidades. Dos líneas son notorias: en una, se encuentran las teorías que continuaron estudiando aquellas sociedades primitivas antes de que desaparecieran completamente, realizando una especie de antropología de salvataje. En esta línea se encuentra el estructuralismo francés (Lévi-Strauss), que continúa con el modelo de diversidad, pero introduciendo algunos cambios.

Otros antropólogos, en cambio, tomaron otra vía, y se propusieron estudiar las transformaciones que las sociedades no occidentales estaban sufriendo. Sin embargo, uno de los problemas que tuvieron que afrontar fue el hecho de que las herramientas (teorías y técnicas) no eran las adecuadas para explicar estas nuevas culturas. De tal forma, las teorías de las transformaciones de las culturas “primitivas” se centraron en explicar la desigualdad cultural como producto de la dominación de Occidente.

De este modo, la antropología tuvo un giro teórico y metodológico importante, proveyéndose de las técnicas de otras disciplinas y teorías sociales. La influencia del marxismo en las explicaciones antropológicas se acentuó aún más, dado que durante la década del ’60 hubo una especie de “explosión” de distintas vertientes, ampliamente difundidas.

Todo este movimiento y la cantidad de información llevaron a que la mirada antropológica se fragmentara, y que el antropólogo se especializara ya no en función a un tipo de sociedad, sino a los problemas que toda sociedad o cultura presentan. Así, surgen las especialidades antropológicas (económica, simbólica, política, etc.), las cuales permiten nuevamente la aplicación del método comparativo. En esta etapa, sin embargo, no sólo cambió el objeto y las teorías, sino que también se sumaron otros “sujetos” de conocimiento: los antropólogos nativos, los cuales estudiaban sus propias sociedades. Esto modificó la base de observación participante e introdujo el “extrañamiento” como un recurso metodológico y punto de partida necesario de toda investigación antropológica.

Lo expuesto hasta aquí sintetiza una historia de 100 años, pero las teorías construidas en este lapso no fueron separadas ni se quedaron ancladas en el espacio-tiempo, sino que fueron articulándose en función al contexto. El antropólogo se constituyó “especialista” del otro lejano e incierto, y su tarea

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