TEORÍA Y MÉTODO DE LA HISTORIA
Enviado por Albert • 3 de Mayo de 2018 • 2.400 Palabras (10 Páginas) • 418 Visitas
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Febrve continua su escrito haciendo una pequeña critica a la historia de Rusia, afirma que hay una falta de documentación y falta de acontecimientos, dice que no se debe ingeniar para escribir un documento, sino para reconstruirlo en el pasado apoyándose en disciplinas convergentes. Los historiadores de la época ponían la política por encima de todo, pero Febvre dice que debe haber una organización, primero debe ir la organización de la sociedad y luego la historia de las clases sociales.
Continuamos con el octavo capítulo el cual se titula “Contra el Inútil Torneo de la Ideas” donde critica a Picard por la cuestión de un método. El método es tomar las ideas políticas de los reformadores, las posibles combinaciones, contradicciones o manifiestos de estos, para un historiador esto no es comprender, comprender no es clasificar, simplificar sino es complicar, enriquecer en profundidad, ensanchar en hechos, no hay que compartimentar las ideas, hay que enlazarlas.
Existe una timidez de los historiadores en temas amplios, existe una ausencia individual y colectiva. “Ni historia de tesis, ni historia manual” es el capítulo noveno del libro donde explica que se debe hacer historia en público y para el público, no de tesis ni de manual. Febvre cita a dos personajes, el primero Julien Benda, el cual reprocha a los historiadores su silencio, su objetivo es inquietar a los historiadores, comprender la necesidad de sus estas inquietudes, que Benda es la hipótesis, pero ¿Cuándo la hipótesis responde a una realidad histórica?, los problemas históricos son realidades lógicas, lo que hay que cambiar afirma Febvre, es el amplio enorme margen del pasado y del presente, nunca hay que reducir los hechos a una simple idea y los historiadores callan porque los textos no les proporcionan respuestas bien elaboradas sino algo ambiguas. El otro personaje que cita y critica es a Segnobos porque este afirma que la sinceridad es una virtud, una virtud histórica, pero no es así para Febvre, la sinceridad para este es algo muy personal e individualizado, es el peor de los subjetivismos, debe negarse a tomar como postulados una especie de necesidad perpetua de las naciones y de las formaciones políticas.
Y en todo esto donde está el hombre? El libro de Segnobos demarca al capitalismo menciona la revolución del transporte, el progreso de técnicas industriales, pero nunca nombra le estructura social de los pueblos y de las naciones.ni una palabra de la evolución de las burguesías, ni de la revolución de las masas artesanales, solo se habla de una fecha, de un hombre y de una máquina, estas generalidades se repiten y se repiten perpetuamente, es una historia que no se entusiasma por el suspenso ante lo incierto, el hombre es la medida de la historia, su medida de razón de ser.
En el capítulo doceavo de su libro titulado “Forma de hacer historia, historia historizante” en donde cita dos historiadores Halphen y Henri Berr , donde Febvre critica al primero y toma unas definiciones del segundo. Critica al primero en el afán de decir que este tipo de historia histroizante se cultiva y concede el honor de pensar que todo o aceptamos, febvre dice que no que abogar por una historia historizante es historia que pretende bastar al conocimiento histórico. ¿y el historiador historizante?, Febvre dice que es aquel historiador que trabaja sobre hechos particulares establecidos por el mismo y ligar los hechos entre sí, el historiador que profesa lo sumiso.
En el treceavo capitulo explica “dos filosofías oportunistas, de Spengler a Toynbee”. Empezaremos por Spengler, un célebre protestante alemán y que escribió un libro sobre filosofía histórica. Spengler tenía como deidades el liberalismo y la concepción de progreso donde imponen unas ideas basadas en trabajos monográficos, separación de la historia en ramas, en lugar de una historia totalitaria, pueblos, lenguas, dioses, naciones, guerras, ciencias y filosofía, concepciones de vida y formas de economía. Spengler y sus lectores eran futuros nazis enemigos del liberalismo burgués y del marxismo. El poseía una utipia nazi la cual decía que la raza de color aprendería de la raza pura, por esto Spengler tuvo éxito, no por sus méritos de historiador analista y deductivo sino por las de un profeta adaptado a las necesidades de los alemanes. Es un libro que repite cosas, exaltan al joven nacional-socialista, esto solo son hombre cabezas de borrego en rebaños, ¿en todo esto donde está la historia?
Luego Febvre concibe a Toynbee como el nuevo profeta, el cual tiene tanto diferencias como similitudes con Spengler, la diferencia era que Toynbee era más curioso más entusiasta. Toynbee descarta la raza, y dice que hay similitudes y divergencias entre las civilizaciones, pero se une a Spengler en el problema humano de intimación y adaptación, dice que las civilizaciones nacen de la dificultad y no de la facilidad, ¿pero nacen?, hay que vivirlas, existieron muchas civilizaciones que no fueron destruidas por guerras u por conquista, sino que se extinguieron por un determinado hecho histórico. Toynbee se basa para decir todo esto en el dominio del medio humano, dominio del progreso físico y espiritualidad de las actividades humanas, lo cual conlleva también a una homogenización de las civilizaciones a lo cual Febvre responde con que es erróneo hacer esto, ya que lo único en que las civilizaciones se parecen es en su campo de investigación.
Para finalizar su texto Febvre dese crear una nueva concepción de historia, donde cita a su gran amigo Marc Bloch. Febvre dice que hay que reaccionar frente a varias tendencias, tendencias que ponen en riesgo el aumento de una civilización de historiadores. Apunta que el historiador no debe reflexionar sobre la historia. Otro problema es el de la organización frente a una nueva concepción de historia, donde el historiador debe tener la noción, la de poner en orden la masa confusa e indistinta de los hechos, coherencias y contingencias, la historia debe organizar hechos, explicarlos y ella misma hacerse con ellos. Los nuevos historiadores se deben preocupar por las nuevas orientaciones de nuestras sociedades. Y la función social de la historia sea organizar el pasado en función del presente, dejar que la historia realice sus propias experiencias para que aprenda de sus errores y que trace otros objetivos y otras realizaciones.
APORTE:
Hay que reconocer el gran combate que Febvre hizo y aun hace a lo largo de su vida por crear una concepción diferente sobre la historia, del cómo hacerla, del como reconstruirla, del cómo enseñarla, ya que esto no es una tarea fácil, porque ya se trae una idea preconcebida de lo que es la historia, como solo la exaltación
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