TRABAJO FINAL AMÉRICA 2: PORTUGUESES Y TRIBUNAL DEL SANTO OFICIO DE CARTAGENA DE INDIAS, EN LA PRIMERA PARTE DEL SIGLO XVII. UNA RELACIÓN PARTICULA
Enviado por Ledesma • 8 de Enero de 2019 • 3.535 Palabras (15 Páginas) • 445 Visitas
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Lo que sucede distinto a los judaizantes, es que hechiceros y demás corrompen la fe y en cierta medida auspician la continuidad de modos de vida paganos no considerados civilizados para la iglesia, esto es lo que se castiga, en otras palabras, es otra forma de corregir el comportamiento por medio de la inquisición. Esto era lo que quería Bartolomé Lobo Guerrero, en sus peticiones se muestra una necesidad de mantener unas formas del comportamiento de las personas auspiciadas por unos cánones católicos.
Por otro lado, las personas que eran acusadas de ser judías tenían un grado distinto de peligrosidad para el tribunal. Mientas “los adoradores al diablo”, brujas o hechiceros, en sus confesiones más alucinadas como por ejemplo Diego López que “bailó alrededor de un cabrón al cual le besaban en el trasero y éste lo hizo al dar la vuelta como los demás y luego pusieron unas mesas para cenar y cenaron”[7], que parece más fuerte o de más impacto y pudiere conllevar a un castigo más fuerte, los judaizantes además de castigos físicos se exponían a la expulsión del continente y a la apropiación de sus bienes. Muchas veces evitaban los castigos fuertes con la confesión, pero esta llevaba a la confiscación de bienes, de igual manera los judaizantes que en procesos de tortura y otros mecanismos[8] que no se le asegurara su participación en esta religión, se les impartía una confiscación de bienes, aun así, no se halla demostrado su participación oculta o no de este culto, tal es el caso de Luis Franco y muchos otros.
Ahora tenemos una idea de que en la forma de proceder del tribunal de inquisición hay una diferencia entre judíos y “pactantes con el diablo”, son castigados por causas distintas y de formas distintas, lo que intento desvelar es que, en muchas de las averiguaciones, sospechas, persecuciones inclusive a familias o individuos por ser participantes de la religión judaica, los portuenses se vieron afectados y el hecho de ser una persona que procedía de allí podía ser un causante de sospecha para el Tribunal de Inquisición de Cartagena de Indias.
UN PORTUGUÉS EN CARTAGENA
Para establecer hasta donde iba la relación de los portugueses con el Tribunal de Inquisición, considero necesario analizar la situación de los extranjeros en la ciudad y sobre todo la de los de nación portuguesa. Los extranjeros en Cartagena eran de gran numero y así mismo era la multiplicidad de zonas de donde vinieron, dado a que Cartagena se encontraba como puerto en la ruta de esclavos del atlántico y aparte era entrada para el Nuevo Reino de Granada, era un punto conocido por navegantes del continente durante todo el siglo XVII.
La mayoría de los portugueses que llegaron a Cartagena en los primeros años del siglo XVII, lo hicieron por medio de negocios con esclavos negros que traían a la fuerza desde el África, el numero de estos en la ciudad era bastante, pero no eran provechosos para la corona porque llegaban en condiciones de ilegales y no muchos no eran provechosos para la carona,“[…] aunque son muchos en numero los que ay en esta ciudad, son pocos y poca la sustancia que se puede sacar dellos”[9], por lo que muchos son considerados miserables, esto dado a que viven en condición de ilegalidad, es decir no pagan tributos o impuestos.
Mas allá de lo que se consideraba provechoso para la corona, era más lo que se temía por parte de esta, en averiguaciones sobre la vida de los portugueses hecha por el gobernador Diego de Escobar en 1626, estos tenían diversas profesiones, por ejemplo, Agustín Mayoco tenía una tienda que llevaba diez años abierta, Luis Gómez Barreto llevaba 44 años viviendo en la ciudad trabajando en un depósito, Hernando Diaz era un negociante que iba y venía del Perú, vivía hace 34 años en la ciudad, Juan Ríos Mesa era un agente de cuadrilla de negros, Blas de Páez se quedo en la ciudad luego de que se le decomisaran negros esclavos de contrabando, Francisco Rodríguez trabajaba en negocios de cobranza (luego fue condenado por la inquisición), Diego Márquez era soldado[10], solo por mencionar algunas personas, de esta información se puede inferir que aunque son oficios variados, la mayoría tiene negocios en el comercio y esto era lo que temía la corona, una avance de los judíos y de sus vecinos de la península ibérica.
Muchos de los habitantes portugueses en la ciudad eran judíos y esto era sabido por la población, por lo que era constante las acusaciones en el tribunal, inclusive se llegaron a confiscar bienes que luego serian reclamados por que fueron detenciones ilegales[11]. La idea con este texto es evidenciar que, aunque no todos los portugueses fueran judíos, existía una caracterización de estos y una vigilancia sobre los extranjeros y estos en especial, por dos motivos o más, primero por la relación directa que tienen estas personas desde Europa con la región que practican ocultamente, y segundo, los por sus negocios con esclavos negros auspiciaban una vigilancia en los puertos de embarcaciones portuguesas.
Esto, como una manera de mostrar que los portugueses no pasaban desapercibidos en la ciudad, la entrada de embarcaciones era sabida y necesitaba una especial vigilancia, muchos portugueses vivieron tranquilamente su vida en Cartagena, dueños de encomiendas, de negocios y demás, pero cabe señalar que la institucionalidad en este caso religiosa la del Tribunal de Inquisición, puede y era muy probable que los tuvieran en cuenta en sus sospechas, simplemente por su procedencia y su pasado.
UN PORTUGUÉS PARA EL TRIBUNAL
Es importante analizar que el hecho de ser portugués para el inicio del siglo XVII en Cartagena de Indias si tuvo o no una relación con el tribunal de inquisición, y es que muchos de estos dueños de esclavos negros[12] fueron tenidos en cuenta por autoridades para investigarlos, muestra de esto son las visitas de la tierra en los años treinta del siglo XVII, del visitador oficial del Nuevo Reino de Granada Antonio Rodríguez de San Isidro Manrique, hechas el 10 de agosto de 1630, el primero de septiembre del mismo año y otra de un año después, el 28 de octubre. En estas visitas se hacen averiguaciones sobre los extranjeros, en ellas el oidor describe que muchos portugueses trabajan sin licencia, auspician el contrabando de negros, además gran número de ellos cometen actos ilegales en el comercio. En una de estas cartas, dice que la ilegalidad de estos atenta contra la Real Hacienda y argumenta que estos son un problema para la ciudad. Cuatro años antes el 3 de abril el gobernador Diego de Escobar en una de sus cartas en la que se le había pedido averiguar sobre extranjeros había en la ciudad, muestra que
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