Teoría de la magia.
Enviado por monto2435 • 6 de Marzo de 2018 • 1.777 Palabras (8 Páginas) • 299 Visitas
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Queda por decir que las correcciones que aportan a un pluralismo discutible están guiadas por una concepción evolucionista. Cuando se dedico a un verdadero trabajo de antropología, mediante el examen preciso de los hechos que situaban de nuevo en su cuadro, acabo por reconsiderar de nuevo y totalmente su propia teoría.
Define la mentalidad moderna como propia de las sociedades surgidas de la civilización mediterránea, en las cuales se ha desarrollado la filosofía racionalista y la ciencia positiva y la primitiva, como propia de las sociedades a las que otra época se llamaban salvajes, pero sin entrar en mayores detalles.
Compara las mentalidades por su contenido, por su vinculo y por el principio en que se apoyan a) las representaciones de la mentalidad moderna son solo intelectuales, y las de la primitiva son además, sentimentales y motoras, b) los vínculos entre las representaciones son, en la mentalidad moderna lógicos y en la primitiva pre-lógicos o místicos, c) el principio mental subyacente a la mentalidad moderna es el de contradicción, y en la primitiva, el de participación. Para captar esto, debe recordarse el significado de ciertas palabras para Levy-Bruhl, el vinculo es místico, no en el sentido religioso de las sociedades modernas, si no en el de creer en fuerzas, influencias y acciones no perceptibles por los sentido evolutivo, como de hecho se tomo, porque la antropología estaba denominada por el evolucionismo, si no tan solo que no se es fuerza ante todo, como nuestro pensamiento para evitar la contradicción. El razonamiento primitivo obedece, no al principio de contradicción, si no al de participación.
En los tiempos de Mauss y van Gennep, es decir en los años 1930-1940, incluso en los cincuenta, puesto que van Gennep murió a finales de esa década, existía una distinción que era que los folcloristas estudiaban la cultura popular de su país, y los etnólogos, siempre en la terminología francesa, eran los investigadores que se interesaban por las sociedades no europeas. Los folcloristas han aportado, pues, una inmensa cantidad de conocimientos sobre la cultura popular de Francia, esencialmente sobre la cultura de los campesinos, sobre sus saberes, objetos y sociedades. Actualmente no se puede decir que existan investigadores folcloristas; incluso los que trabajan en el campo del folclore -como yo lo llamaría- se autodenominan etnólogos: alguien como Nicole Belmont, por ejemplo, del Laboratorio de Antropología Social, que trabaja sobre el folclore, es o se considera etnólogo o antropólogo. Así que no hay una rivalidad propiamente dicha, por una parte; por otra, creo que el campo de intereses de los etnólogos se ha desplazado. Hasta los años cincuenta y sesenta se trataba de un campo bastante bien delimitado que estudiaba la cultura popular tradicional en vía de desaparición, todo lo que iba a desaparecer a causa de la modernización, de la industrialización, de la urbanización.
. En el siglo XIX, los etnólogos, es decir, los que eran folcloristas eran amateurs, porque no había en Francia cátedras, no había enseñanza del folclore, al contrario de lo que ocurría en otros países como Alemania, Suiza o Suecia. Paul Sébillot, por ejemplo, fue un notable folclorista que nunca vivió de su trabajo como tal. Pues bien, ahora en Francia ser etnólogo profesional es o estar en el CNRS o estar en la Universidad; etnólogos amateurs propiamente dichos yo diría que hay pocos. Actualmente tenemos una tercera categoría que son la gente que trabaja para el Ministerio de Cultura en las direcciones provinciales; esta categoría de investigadores está muy ligada al gran cambio de la regionalización. Los etnólogos regionales existen, pues, en muchas provincias y regiones, aunque no en todas. También es verdad que hay personas que intentan federarse en asociaciones locales con el fin de constituir museos... Los etnólogos amateurs están más bien agrupados en torno a la defensa del patrimonio. Los profesionales están forzosamente en contacto con los amateurs, puesto que cuando se hace trabajo de campo, por definición, se va a buscar a esta gente. Pero, la dificultad real consiste en que hay muy pocos puestos de etnólogos profesionales en Francia; es muy lamentable. Respecto a la calidad del trabajo todo depende de los casos... Lo que sí podemos decir es que comprobamos una cierta sensibilización hacia la etnología entre determinados cuerpos profesionales como el de enfermeras. Aquí tenemos una investigadora del Laboratorio, Françoise Loux, que trabaja mucho con la profesión de enfermería. También ocurre en la enseñanza secundaria, o incluso en la primaria, donde se intenta sensibilizar a los maestros, sobre todo aquellos que trabajan con niños de procedencias no europeas. Pero desgraciadamente es muy poco lo que se hace. Es muy difícil para la gente que no son profesionalmente etnólogos el poder sobrevivir.
Usted plantea una cuestión muy crucial. Pienso que ha habido tal diversificación de trabajos de etnología en Francia en los últimos veinticinco años que no podemos hablar de líneas acumulativas. Es una ciencia que se ha formado, sobre todo en el apartado africanista, en torno a teorías sobre qué es el estado, qué es la nación, cuál es el rol del parentesco en sociedades sin estado, etc. Hay, pues, teorías y gente que discute dentro de ese cuerpo de teorías. No tenemos una sola línea directriz. Yo, por ejemplo, trabajo sobre el parentesco, y ahí ha habido intentos por meterse en las cuestiones generales planteadas por Levi Strauss y Françoise Hebétier, o sea sobre el parentesco en las sociedades complejas. Pero no sólo existe este apartado. Tenemos muchísimos trabajos sobre la identidad, sobre lo religioso, lo mágico y lo sagrado. Creo que lo que caracteriza el período actual es que los etnólogos que trabajan sobre Francia están muy atentos y se preocupan mucho por tener un diálogo con los etnólogos que trabajan sobre el mismo tema en otras áreas culturales.
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