PERSPECTIVA DE LA HIPERGLOBALIZACIÓN EN EL MARCO DE LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA
Enviado por Camilo Pretelt • 28 de Septiembre de 2021 • Ensayo • 1.737 Palabras (7 Páginas) • 373 Visitas
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PERSPECTIVA DE LA HIPERGLOBALIZACIÓN EN EL MARCO DE LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA
CAMILO ANDRÉS PRETELT GALARZA
DOCENTE
ARISTIDES PEÑA
ESCUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
APT CETAP VILLAVICENCIO – II SEMESTRE
REGÍMENES Y SISTEMAS POLÍTICOS LATINOAMERICANOS
MAYO DE 2021
Introducción. Desde una percepción personal, con algún acervo académico e histórico, resulta pertinente afirmar que uno de los aspectos que nos caracterizan a los habitantes de los pueblos de América Latina es lo que en términos genéricos se puede denominar ‘falta de identidad[1]’ interpretada como un muy bajo sentido de pertenencia e incluso de propósito en nuestro devenir social, cultural y político. Esta condición se ha hecho aún más evidente en el contexto de lo que identificamos como hiperglobalización definida como “la situación de elevada interdependencia en la sociedad mundial.(en la cual) Los flujos de bienes, servicios y capitales se aceleraron, al igual que los intercambios digitales y la proporción de migrantes en los países más desarrollados” (Fernández Rodriguez, 2018), donde la multiculturalidad, los varios orígenes de los actores sociales, la inmediatez en el acceso a la información a través de internet y las redes sociales, la relativa facilidad de desplazamiento ente países y continentes y las múltiples fuentes de los productos y servicios, entre otros, hacen muy difusa la línea entre lo de acá y lo de allá, para plantearlo coloquialmente, contribuyendo aún mas al desarraigo que busco plasmar en este escrito y del cual se pretende esbozar el alcance en el aspecto sociocultural, político y también económico de nuestros pueblos.
¿Una sociedad hiperglobalizada? Es claro que el origen de la condición de no-pertenencia que es casi inherente a nuestra cosmovisión, se enmarca en el proceso de colonización eurocéntrica al que ha sido expuesto el continente americano y sus habitantes originales, es decir las civilizaciones precolombinas Inca, Maya, Azteca, principalmente, desde el siglo XVI en los inicios de la Edad Moderna y que nos ha llevado a través de diferentes estadios de lo que Wallerstein denominó economías-mundo o desarrollo del capitalismo con alcance realmente mundial[2]. Tales estadios se pueden delimitar en tres fases como las presenta Fernández en su investigación: 1. mundialización, 2. globalización y 3. hiperglobalización (Fernández Rodriguez, 2018).
La mundialización generó el desarrollo de las relaciones sociales y económicas a nivel mundial, convirtiendo al mundo, por su interdependencia, en un único sistema social de acuerdo con lo planteado por Giddens (citado por Fernández Rodriguez, 2018); posterior a la llegada al nuevo mundo y con los procesos de conquista de los imperios europeos, se establecieron condiciones que permitieron, junto con la revolución industrial y la revolución francesa, establecer un primer ‘orden mundial’ que fue tomando forma durante los siglos XVII a XIX en tanto estas potencias tuvieron un mayor alcance geográfico y económico, sumado a esto, el surgimiento de las empresas trasnacionales y multinacionales resultó ser muy importante para el fortalecimiento de la interdependencia incluidos los estados-nación que se formaban en el nuevo mundo en una etapa poscolonial.
En el último tercio del siglo XIX y hasta el inicio de la primera guerra mundial inicia la primera parte de la globalización como la entendemos hoy en día. Un mundo interconectado por rutas marítimas y ferrocarriles dominadas por las trasnacionales y en el cual ya se podían percibir, en las ciudades de Europa una mayor inmediatez en el acceso a los productos que otrora demoraban mucho tiempo en ser obtenidos. Sin embargo, las condiciones sociopolíticas de la Europa de los imperios en decadencia detonaron en la guerra y esto se tradujo, al finalizar esta, en una contracción de la economía mundial con un periodo de aislamiento que puso freno a la globalización y se mantuvo hasta la segunda guerra mundial. Luego de finalizada la guerra y en el marco de la estrategia que estableció Estados Unidos para convertirse en el controlador del ‘orden mundial’, el surgimiento de los organismos multilaterales, léase FMI, OMC y Banco mundial, se consolida la globalización conformándose el esquema de interdependencia económica, la disminución de las barreras comerciales y las consecuencias sociales, políticas y culturales que hemos evidenciado y que han sido ampliamente planteadas desde varias perspectivas, ente esas las epistemologías del sur como se ha planteado en el desarrollo académico de la materia.
El inicio de la era digital marca un antes y un después en el proceso de globalización, pues a partir de la década de los noventa del siglo XX se presenta una fuerte aceleración en la interacción e interdependencia aunado a esto a las políticas que a través del BM y el FMI le plantean a las economías de AL de control fiscal, apertura de las economías, desregulación de mercados y flexibilización laboral entre otros. Esta coyuntura y la mayor interacción entre los individuos por medio de la conectividad a internet de la primera década del siglo XXI ha derivado en lo que se puede denominar la hiperglobalización, en la cual, desde el punto de vista económico, el comercio mundial ha crecido más rápidamente que el PIB mundial y esto se explica por la fragmentación de la manufactura a través de las fronteras, es decir, la división de la cadena de valor agregado, en tanto que las etapas de producción se localizan donde los costos son menores (Subramanian & Kessler, 2013). Así, por ejemplo, un producto tecnológico que tenemos en nuestras manos es diseñado en EE.UU. pero sus partes son producidas en Taiwan, Corea, China y es ensamblado en México.
Esto sucede tanto para bienes como para servicios y la problemática se presenta para los países productores de bienes primarios como los nuestros es que la política es de producir o explotar los productos en cada país sin tener en cuenta los efectos sobre los habitantes, la ancestralidad, el uso del suelo, los efectos colaterales de corto y mediano plazo y los aspectos sociales que implican la afectación de la propiedad de los pueblos, entre otros. Se plantea entonces que la hiperglobalización está en una crisis pues la transición hegemónica que es evidente desde el punto de vista de la guerra comercial entre EE.UU y China de los últimos 5 años, se presenta de acuerdo con el análisis de Cecilia Nahón en su artículo, como una “oportunidad para repensar críticamente los paradigmas y los modelos de inserción internacional de nuestra región. Sabemos que los excesos de la hiperglobalización están poniendo a los pueblos y a las democracias en peligro, tanto a nivel global como regional. Por ello, el gran desafío histórico es cómo insertarse a nivel global sobre la base de principios diferentes, que sirvan a los intereses nacionales, aumenten la competitividad y permitan avanzar hacia la construcción de sociedades más inclusivas y sustentables.” (Nahón, 2019), es decir, podemos replantear desde adentro nuestra relación e interacción con el mundo global, pero con un planteamiento en el cual nosotros obtengamos los réditos como sociedad y como individuos de esa interacción y no se quede en las arcas de los países y las grandes corporaciones.
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