ABRIR EL JUEGO.

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Quienes tenemos discapacidad estamos habituados a buscar alternativas para realizar nuestras actividades cotidianas y esta no va a ser la excepción. No soy especialista en el tema ni es mi propósito dar una clase de sexualidad, pero desde mi experiencia y la que otros me han compartido, es que intento mostrar que se puede tener una vida sexual satisfactoria usando la imaginación y el ingenio. Es una alternativa estimular zonas erógenas específicas que no sean solo los genitales, sobre todo cuando allí la sensibilidad se encuentra afectada. En conjunto con el otro se pueden ir encontrando recursos que generen placer.

“Con el correr del tiempo, nos fuimos conociendo y todo comenzó a ser más fluido, al sentirme más segura y confiada yo le decía que me ayudara para también poder hacer cosas que él disfrutara”.

Tampoco hay que pensar que la persona con discapacidad es pasiva y todo lo tiene que hacer el otro, también puede dar placer. Muchas veces se pueden usar elementos que posibiliten el hacer. Además, se pueden encontrar otras variantes que colaboren para ello, algunas cosas son más fáciles de hacer sentados con un apoyo firme, usar almohadones, estar no solo en la cama sino en algún otro sitio. La imposibilidad de realizar ciertos movimientos favorece la creatividad y abre espacio para posturas no tradicionales. La comunicación es la clave.

Esto es algo que se debe transitar, y si quizás al principio sea de manera torpe e incómoda, pero es parte del conocerse. Y a quién no le ha pasado eso al principio!!

“Un día me comentó que le había contado a un amigo que me había conocido. El amigo, más allá de la sorpresa inicial que es común que todos tengan, solo le hizo una pregunta: ¿Cómo hacen para tener relaciones sexuales? Su respuesta fue acorde a su estilo, simple y concreta, “Primero la tengo que ayudar un poco a acomodarse y después normal como con todas las chicas. No voy a entrar en detalles, soy un caballero”.

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