Dirección de psicología comunitaria y pedagogía social.
Enviado por mondoro • 11 de Marzo de 2018 • 1.678 Palabras (7 Páginas) • 418 Visitas
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-Formas de expresión de conflictos: los alumnos han instalado una modalidad violenta de relacionarse. Adoptan distintas formas de diferenciarse entre sí, a la vez que adoptan ciertas conductas que los muestran como integrantes de un grupo determinado (vestimenta, peinados) lo cual es una necesidad de percibir pertenencia. Cuando no se logra la producción de marcas o inscripciones en la subjetividad por medio de la palabra, aparece la acción. Por ello las situaciones de tensión y conflicto sin resolución tanto dentro como afuera de la escuela aparecer surgir sin dar señales previas que pongan sobre aviso a los adultos. Por su parte en las escuelas quienes forman parte de la trama institucional no encuentran acciones tendientes a contrarrestarlas y por lo tanto exponen la destitución mutua que existe entre alumnos y adultos.
-Condiciones de vida: El deterioro de las actuales condiciones de vida, donde altos niveles de desempleo se conjugan con la ausencia de ingresos, afecta la composición familiar como la permanencia dentro del sist educ de muchos jóvenes. Aun cuando transiten la escolaridad completo, ellos se encuentran con la dificultad de inserción den el mundo laboral. Esta situación se traduce en la falta de proyectos de vida que den sentido a las conductas individuales en armonía con las normas de convivencia social, poniendo de manifiesto lo que denominamos “adolescentes en riesgo”. A su vez aparece en la sociedad y en la escuela la vivencia de una relación directa entre adolescencia juventud, delito y sensación de peligrosidad social. Desde esta mirada, sitúa a la escuela en un lugar preponderante para la comprensión de la interpelación que se produce entre los jóvenes alumnos y la institución.
-El sentido de la experiencia escolar: en nuestro país, un tercio de jóvenes entre 14 y 17 años se encuentran fuera de la escuela, ya sea porque no han accedido o porque no les son atractivos. Esto constituye un síntoma del agotamiento de las categorías de infancia y adolescencia y tmb de la insuficiente significatividad simbólica de las instituciones que antes tenían poder subjetivante y están agotadas en su carácter instituyente por lo que no logran forjar esa subjetividad que supuestamente construyen.
-Comportamientos autodestructivos: la búsqueda de una salida a situaciones críticas es la que puede llevar a los jóvenes a una conducta de huida violenta manifestada en comportamientos autodestructivos. La conducta suicida es la segunda causa de muerte en los jóvenes.
Las conductas autodestructivas y la función de los educadores
La utilización del cuerpo adolescente como medio de comunicación con los pares incide en la escuela: el lenguaje como instrumento para simbolizar durante las situaciones de conflicto está ausente, por ellos las instituciones son necesarias para anclar los enunciados. Desde una concepción subjetivante, para que una palabra o una acción connote como tal, debe estar dirigida a otro. Por lo tanto, cada escena de agresión se constituye de una serie de acciones sin anclajes simbólicos, que toma al cuerpo propio o al ajeno para desplegarse.
Los docentes de estos alumnos suelen apelar frente a ellas a prácticas adoptadas, adoptando una posición llamada “de resistencia”, es decir que al no poder interpretar las acciones de los jóvenes, las simplifican y sus intervenciones se componen de estrategias generalizadas, con lo cual solamente acentúan la distancia existente entre sus prácticas educativas y sus alumnos.
Es necesario revertir las practicas aludiendo al concepto de “invención” y a favorecer lo que se denomina “factores protectores” que expresan el desarrollo de habilidades vinculares entre los adolescentes y su entorno. Barrero identifica distintos factores que si pueden desarrollar mediante prácticas educativas sirven como protección, es decir actúan como prevención primaria de conductas autodestructivas. Abarcan el desarrollo de habilidades sociales que permiten al joven la integración de grupos, posibiliten la confianza y autoestima, enfrentar situaciones de acuerdo a sus posibilidades desarrollando responsabilidad y perseverancia, estén integrados socialmente y tenga criterio de pertenencia, sientan que se los acepta y apoya.
Una posibilidad para realizar un abordaje pueden consistir en la reconstrucción colectiva instituciones de las categorías de pensamiento sobre adolescencia y juventud que tienen los adultos de la escuela, indagando sobre las causas por las cuales los alumnos no encuentran espacios para manifestar sus ideas dentro de la escuela. Otra posibilidad es la generación de espacios institucionales que favorezcan la expresión de los sentimientos adolescentes. La concreción por parte de los docentes de actividades promotoras de una actitud distinta frente a los adolescentes y sus problemáticas, propicia las creaciones de factores protectores. El respeto de la cultura adolescente, la creación de proyectos participativos entre los alumnos y la escuela desde los adultos hacia los adolescentes, fomenta su autoestima, valora sus logros y permite sus expresiones, constituyéndose así en acción preventiva.
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