¿EN QUE ASPECTOS INTERVIENE LA ACTIVIDAD DE UN ADMINISTRADOR O UN CONTADOR EN MATERIA FISCAL?
Enviado por Eric • 28 de Abril de 2018 • 1.769 Palabras (8 Páginas) • 490 Visitas
...
Podemos deducir que se ha ido esclareciendo en los últimos años con la ley 610 de 2000: si una persona es gestora fiscal, puede ser sujeta a la responsabilidad fiscal; por consiguiente, un contador público, en su actividad en su actividad profesional en el sector estatal o como particular, tiene el carácter de ser gestor fiscal, puede ser objeto de responder por sus omisiones o incumplimientos a la ley para resarcir los perjuicios producidos al erario público.
Con la idea de seguir más en este estudio (sobre la responsabilidad fiscal del contador o el administrador) el libro consulta a la contraloría general para saber sobre el número de contadores que son sancionados fiscalmente en ejercicio de su actividad contable y la circunstancia de ese tipo de hechos. La respuesta concluye:
“Esta contraloría no registra en sus archivos de actuaciones finales como dato de información la profesión o formación académica de los responsables o presuntos responsables, toda vez que la responsabilidad fiscal que aquí se investiga se predica de los gestores fiscales, tales como lo señala los Arts. 3 y 4 de la ley 610 de 2000
Por lo tanto, lamentablemente no es posible dar respuesta favorable a su petición, sin embargo, respetuosamente le sugiero consultar en nuestra página web el boletín de responsables fiscales, con el objeto de que a través de la junta central de contadores y/o del consejo técnico de la contaduría quienes manejan la información requerida por usted se establezca cuáles de esas personas reportadas en el boletín ostentan la calidad de contadores públicos”.
En lo que se debe tener cuidado es en el modo en que usamos los afectos docentes, es decir un buen maestro hace la reflexión de para qué y porqué usar los afectos en la escuela, si el aprendizaje es el eje articulador, el afecto es fundamental. Abramowski recuerda y plantea muy bien esta diferenciación entre el afecto de la escuela y la familia, y como esta idea de afecto familiar se incorporó fuertemente en el ámbito escolar “la idea de que los maestros deben asumir obligaciones de cuidado de tipo parental tiene larga data” (Abramoswski, 2010, pág. 108). Así que es importante aclarar, por un lado, que ese afecto dirigido a la obligación del cuidado y protección, le corresponde a la familia, por otro lado, el afecto de la escuela se dirige al reconocimiento de todos los sujetos, con miras a un aprendizaje significativo.
Desde mi corta experiencia como maestra he podido evidenciar, como bien lo planteaba la autora los afectos son construidos y cambiantes. La relación que he establecido con los niños y niñas de la fundación, puedo decir que hay afectos en tanto que mi foco de atención va encaminado a que los niños y niñas reconozcan su cuerpo e incorporen la autonomía a cualquier ámbito de su vida, es decir me intereso por el aprendizaje y si se parte de allí, ya hay afectos.
La fundación en la que se está trabajando es un escenario donde fácilmente se puede caer en el error de percibir la idea de debilidad infantil, por ser un contexto donde muchos de los niños y niñas están expuestos a la vulnerabilidad. Entonces como maestras enfrentarnos a un público con características tan propias de un contexto social “marginado”, nos pone en riesgo a asimilarlos como necesitados e indefensos, y guiar nuestros afectos por estas condiciones.
En lo que a mi concierne, como ya lo expuse anteriormente los afectos hacia mi grupo de trabajo están marcados por la pauta del aprendizaje y reconocimiento, es un escenario con características particulares. En ese sentido la relación que establecí con los niños y niñas es de respeto, aun cuando existan niños con personalidades que difieren mucho con la mía, y no logro crear un vínculo de afecto “adecuado”; evidentemente como maestra, siempre reconozco las habilidades y capacidades de todos por lo cual a estos niños que no hacen parte de mis afectos significativos, los integro e involucro en el proceso de enseñanza- aprendizaje como a cualquiera del grupo.
A partir de lo anterior, lo que se puede dejar en claro manifiesto, desde mi punto de vista dos cosas; desde la premisa establecida al inicio del texto, somos seres humanos antes que maestros, no estamos obligados a querer a todos los niños, los afectos se construyen, no se obligan, no es necesario querer a todos los niños para ser un buen maestro, pero lo que si es necesario, es reconocer a todos los niños por sus capacidades y habilidades para ser un buen maestro, y a parir de ese reconocimiento iniciar con el proceso de enseñanza aprendizaje. Por otro lado, el segundo aspecto que para mí es fundamental dejar en claro es que los buenos maestros no se definen por querer a todos los niños y niñas de un salón por igual, es muy difícil porque se estaría hablando de un amor indiferenciado, porque simplemente no todos los niños son iguales, son únicos en tanto cuentan con personalidades, capacidades y habilidades distintas; tomando un poco la idea de Abramowski (Abramoswski, 2010, pág. 139) en la escuela surgen diversidad de afectos, por el hecho que hay distintos alumnos que despiertan diferentes emociones, no se debe tener como ideal querer a todos, el ideal debería ser igualdad de aprendizajes.
Bibliografía
Abramoswski, A. (2010). Maneras de querer. Paidós.
...