El desarrollo sexual en la comunidad LGBTI

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Freud habla de la importancia de la pulsión sexual, la cual la ciencia denomina como libido; la pulsión sexual parte gracias a un objeto sexual determinado, el cual hace parte de la atracción sexual de la persona, y a la meta sexual a la acción, es decir, se da un satisfacción sexual enfocada a un objeto sexual determinado, diciéndolo de una manera más coloquial se dice que si eres mujer y conoces a un chico (objeto sexual), el objeto sexual despertara una pulsión sexual, la cual se desencadenara hacia el cumplimiento de una meta sexual determinada, en este caso el tener relaciones sexuales con el chico. Hay casos en los cuales el objeto sexual no es el esperado, o el determinado normal por la sociedad (hombre-mujer, mujer-hombre); a estos sujetos con objeto sexual concebido diferente al determinado normal, Freud los denominara como invertidos, los cuales hoy en día se los conocerá como la comunidad LGBTI; a estas personas denominadas como invertidos presentan unas fases las cuales son: invertidos absolutos, cuyo objeto sexual tiene que ser de su mismo sexo (gays, lesbianas); invertidos anfígenos, su objeto sexual puede pertenecer tanto a su mismo sexo como al sexo opuesto, la inversión no tiene entonces el carácter de la exclusividad (bisexuales, hermafroditas,); y por ultimo están los invertidos ocasionales, cuyo objeto sexual es del sexo opuesto, siendo entendida así como una actividad sexual normal (Strachey; Freud,1905).

Dicha pulsión sexual debe luchar con ciertas resistencias de manera más nítida la vergüenza y el asco, puesto que la superación de estos, es lo que lleva al goce de la actividad sexual, como tal; es decir el dolor así superado se alinea con el asco y la vergüenza, los cuales se oponen a la libido en señal de resistencia hasta la producción de una sensación placentera, de manera más entendible, si una mujer o un hombre al tener relaciones sexuales, siente dolor en el momento del acto sexual en sus partes genitales, la superación del mismo se dará, gracias a que la pulsión se está descargando de manera adecuada cumplimento la meta sexual deseada; por ello se origina una práctica sexual prevaleciente. Este puede ser por medio de un objeto sexual denominado normal (la presencia de un chico que le guste a una chica o viceversa) o puede ser un objeto sexual ajeno, denominado fetiche (una ropa interior determinada vista en la persona que le gusta) (Strachey; Freud, 1905).

En conclusión, la pulsión sexual es independiente al objeto sexual, puesto que no se presenta una adherencia concreta, por ende, el sujeto tiene libre elección a la hora del desencadenamiento de una pulsión; claro está, que como se mencionó anteriormente, se deberá a su desarrollo sexual infantil expresado en su edad ya madura (adulto). Distintas zonas del cuerpo pueden resultar más o menos erógenas en cada persona, puesto que en este sentido hay grandes diferencias individuales; por ende, han formado una organización sólida para el logro de la meta sexual en un objeto ajeno.

Referencias

Strachey, J; Freud, A. (1905). Tres ensayos de teoría sexual. En J, Strachey; A. Freud. Obras completas Sigmund Freud tomo VII. (pp. 109 - 230). Paraguay: Amorrortu editores.

Strachey, J; Freud, A. (1908). Sobre las teorías sexuales infantiles. En J, Strachey; A. Freud. Obras completas Sigmund Freud tomo IX. (pp. 183 – 202). Paraguay: Amorrortu editores.

Strachey, J; Freud, A. (1924). El sepultamiento del complejo de Edipo. En J, Strachey; A. Freud. Obras completas Sigmund Freud tomo XIX. (pp. 177 - 188). Paraguay: Amorrortu editores.