En esta unidad se presentan las estrategias que proponen un cambio hacia la solución o disminución de la problemática que se presentó a lo largo del texto. El objetivo central es ofrecer, desde distintos puntos
Enviado por Antonio • 16 de Noviembre de 2017 • 1.888 Palabras (8 Páginas) • 591 Visitas
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Históricamente ha existido en México el empleo de la mano de obra infantil en el ramo agropecuario, donde el sector tabacalero no ha sido la excepción. En Nayarit, Estado donde se concentra nuestra operación agrícola, los productores de tabaco contratan con frecuencia jornaleros migrantes para trabajar en sus campos.
Un gran número de estos migrantes sin indígenas huicholes, choras, tepehuanos y mexicaneros, se desplazan por temporada estacional a los campos tabacaleros desde las sierras de Nayarit, Jalisco, junto con sus familias, incluyendo a menores de edad.
Algunos de estos menores se dedican a cortar y ensartar las hojas de tabaco. Esta situación provoca que interrumpan sus estudios y se expongan a potenciales riesgos de salud y seguridad.
Solidaridad
La palabra solidaridad proviene del latín soliditas, que significa la realidad homogénea de algo físicamente entero, unido, compacto, cuyas partes integrantes son de igual naturaleza.
La solidaridad es una palabra de unión. Es la señal inequívoca de que todos los hombres, de cualquier condición, se dan cuenta de que no están solos, que no pueden vivir solos, porque el hombre, que es social por naturaleza, no puede prescindir de sus iguales. La solidaridad se desprende de la naturaleza humana.
La práctica de la solidaridad, a diferencia de voluntariado organizado, no requiere de una estructura formal. Cada persona puede ser solidario de manera individual y en algunos casos sin que sea una actividad sistemática.
Solidaridad se refiere al sentimiento de unidad basado en metas o intereses comunes, es un término que refiere a la aplicación de lo que se considera bueno. Así mismo, se refiere a los lazos sociales que unen a los miembros de una sociedad entre sí. Algunos sociólogos introdujeron definiciones específicas de este término. Entre ellos, uno de los más famosos fue Émile Durkheim.
La solidaridad en el aspecto social se entiende como la capacidad de entregarse a otros individuos pensando en estos como semejantes; es decir, poder compartir un hogar, alimentos, sentimientos, etc., con otro ser vivo sin pensar en su situación económica, tomando en cuenta también que los bienes no son solo lo material.
Se da con mucha más frecuencia y presencia en los países poco desarrollados, ya que la misma se caracteriza por una total competencia de cada individuo en la mayoría de los trabajos, dándose tan solo una mínima diferenciación a razón de edad y género. En este tipo de sociedad todos saben lo que tienen que hacer para sobrevivir, no hay una necesidad del otro.
La solidaridad puede expresarse simplemente como un sentimiento que surge por la necesidad de unirse a otra persona o causa por diversas razones y, probablemente solo en ese momento y con esa persona.
Otra dimensión de analizar la solidaridad es observando las razones humanas y espirituales de las sociedades. En las razones humanas se encuentra la búsqueda de igualdad y atención a los iguales y, en las espirituales la razón, está vinculada a su religión que se profesa y sus principios de ayuda al prójimo.
La Doctrina Social de la Iglesia entiende por solidaridad la homogeneidad e igualdad radicales de todos los hombres y de todos los pueblos, en todos los tiempos y espacios; hombres y pueblos, que constituyen una unidad total o familiar, que no admite en su nivel genérico diferencias sobrevenidas antinaturales, y que obliga moral y gravemente a todos y cada uno a la práctica de una cohesión social, firme, creadora de convivencia. Cohesión que será servicio mutuo, tanto en sentido activo como en sentido pasivo. Podemos entender a la solidaridad como sinónimo de igualdad, fraternidad, ayuda mutua; y tenerla por muy cercana a los conceptos de «responsabilidad, generosidad, desprendimiento, cooperación, participación.
En nuestros días, la palabra solidaridad ha recuperado popularidad y es muy común escucharla en las más de las esferas sociales. Es una palabra indudablemente positiva, que revela un interés casi universal por el bien del prójimo.
Podríamos imputar el resurgimiento casi global del sentir solidario, a la conciencia cada vez más generalizada de una realidad internacional conjunta, de un destino universal, de una unión más cercana entre todas las personas y todos los países, dentro del fenómeno mundial de la globalización. Esta realidad ha sido casi tan criticada como aplaudida en todas sus manifestaciones. Buena o mala, la globalización es una realidad actual, verdadera y tangible.
Voluntariado
La modernidad se ha traducido en la desubicación permanente del individuo dentro de una sociedad. Es decir, los lazos sociales se han visto afectados por la globalización, los avances tecnológicos que nos encierran cada vez dentro de nosotros mismos y que, a pesar de estar dentro de una sociedad, pareciera que no la necesitamos por que no se tiene ninguna responsabilidad con ella
En este contexto, que la reflexión acerca de que es lo que queremos es impostergable así como la necesidad de repensar una vez más, un nuevo pacto social.
En política hay varias tendencias que ponen la voluntad como algo importante o fundamental tanto para el ser humano como para sus proyectos de sociedad libre , así también las tendencias filosóficas del llamado irracionalismo o vitalismo. También se consideran voluntaristas corrientes marxistas que, como el maoísmo o el juche, conceden gran importancia a la voluntad de las masas como motor de cambio revolucionario, restando en consecuencia importancia a las condiciones objetivas. Dicha atribución de voluntarismo es generalmente señalada por comunistas opuestos a dichas corrientes, empleando el término de manera despectiva.
Es un término que describe las doctrinas filosóficas que sitúan la voluntad como la primera de las potencias espirituales del hombre frente a la razón. Tales son los casos de Duns Scoto en la Edad Media y de Arthur Schopenhauer.
A pesar de los aspectos negativos que ofrece la problemática ética actual, se observan sorprendentes movimientos de solidaridad que animan la sociedad de hoy constituyen el contrapeso al individualismo estructural.
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