LA BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA.

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El inconsciente tiene un modo muy particular de funcionar, caracterizado por las pulsiones del ello que han sido reprimidas y siguen dos vías determinadas: desplazamiento y condensación (según Lacan son las leyes que rigen el inconsciente y las llama metonimia y metáfora respectivamente). A la secuencia anterior se le llama Proceso Psíquico Primario y está regulada por la Cadena Significante, que es el sistema en el cual una palabra envía a otra palabra, y ésta a su vez a otra y así sucesivamente.

Con base en las definiciones anteriores podemos ahora establecer que el análisis de un discurso puede hacerse al pie de la letra (sintagmático: tomar los significantes en su elemento literal-formal) o según el sentido (paradigmático: búsqueda del significativo por vía de la significación)

Ésta cadena asociativa nos permite reconocer al inconsciente bajo las complejas relaciones de significantes, o sea, la posibilidad de servirse en el lenguaje para significar “otra cosa” de lo que ella dice.

La estructuración lingüística en que Lacan formula las leyes fundamentales del inconsciente es:

Metonimia: Equivalente al desplazamiento freudiano (movilización de energías sobre objetos, ideas o pensamientos). Corresponde a la idea de que es la conexión de dos palabras en un solo significante. Por ejemplo: una persona que odie a su madre, al no poder hacer consciente este sentimiento, desarrolla una aversión aparentemente inexplicable hacia el perfume que ella usaba. En este caso, lo que la madre significaba para el sujeto (significado) se traslada del significante inicial (la madre) hacia otro que está relacionado (el perfume).

Metáfora: Equivale a la condensación de Freud, que indica la representación de varias imágenes en una sola. Corresponde a la fórmula según la cual un significante substituye a otro tomando su lugar en la cadena significante. Por ejemplo, los ensueños, que son como metáforas de deseos reprimidos. La metáfora puede ser el resultado de una combinación de dos o más metonimias.

Entonces, en un sentido clínico podemos definir a la metáfora como un síntoma y a la metonimia como un deseo.

Conclusión y relación con la Psicología Médica

En Psicología Médica podemos ver las repercusiones de ésta teoría, porque es uno de los problemas a los que nos enfrentamos en la práctica diaria: los vicios de la comunicación en la relación médico-paciente.

Cuando un paciente llega a la consulta puede ser muy vago en la descripción de sus síntomas, ocultarlos o incluso inventarlos con algún fin determinado. Esto provoca que el curso de acciones a tomar por parte del médico se vea entorpecido, porque el paciente no nos dice realmente que es lo que le ocurre, sino que siendo impulsado por las leyes de metáfora y metonimia de Lacan nos brinda información escasamente confiable; al sustituir hechos de gran importancia para el médico por datos que son francamente irrelevantes para los fines de la consulta médica. Es por ello que el médico, además de un ojo clínico propiamente desarrollado, debe poseer la habilidad de observar al paciente cuando está siendo interrogado para verificar que los datos que nos proporciona sean verídicos, y dirigir el interrogatorio con preguntas cerradas y concretas, de tal manera que no puedan existir sesgos que le hagan errar en el diagnóstico.