La infancia a través de la Historia

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un proceso demasiado importante que es la educación obligatoria, pero más que obligatoria es un proceso mediante el cual se empieza a realizar un cambio a favor de la sociedad, tomando en cuenta que no se separan a las familias si no que la instruyen a un mejor desarrollo ante la sociedad.

En el proceso de infantilización se refiere al proceso mediante el cual la sociedad comienza a amar, proteger y considerar como agentes heterónomos a los niños, la institución escolar juega una papel central: escolarización e infantilización (del niño- alumno).

«La escuela no es un modo de formación entre otros, ella fue concebida como la primera y, finalmente, como la última. Sus horarios ocupan todo el día de los niños, sus programas ponderan el conocimiento indirecto en detrimento de 1a experiencia, e incluido en la enseñanza profesional, su disciplina definió un saber ser niño hecho de pasividad, obediencia, de una pedagogía de la intimidación” (P. Meyer).

En base a lo que nosotras pensamos esta idea se basa como en una educación monótona que durante muchos años ha sido retomada para la enseñanza, a lo que nosotras dedujimos que debe de cambiar ya que los contextos de cada niño no son los mismos lo que implica que no todos aprenden de la misma manera.

“La infancia es una pesadilla que la modernidad ha construido pacientemente" (Alvarado, Maite y Guido, Horacio. 1992). La infancia es una construcción de la modernidad definida por la atribución de ciertas características a un conjunto particularizado de la

población. El pensar que la infancia es la peor de las etapas desde nuestra perspectiva no lo es, ya que esta en nuestros tiempos y podemos decir que en esos años, los niños actúan sin la intención de dañar a alguien, su ser se desarrolla en base a lo que cree que le hace falta, el problema es que se piensa que ellos deberían de tener las mimas preocupaciones o deberes que los miembros de otras etapas.

La actitud de los adultos frente al niño ha cambiado mucho en el curso de la Historia y, ciertamente, sigue cambiando hoy día ante nuestros ojos. Años atrás los romanos recién nacidos se les posaba en el suelo, ahora bien si el padre lo cogía en sus brazos, se comprometía a criarlo. Si por el contrario no lo cogía el niño era abandonado.

Acción totalmente absurda para nosotras ya que viendo este suceso con base en la actualidad, un hijo no es un objeto que si bien lo quieres lo puedes tener y si no desecharlo como cualquier cosa material. Al final hoy en día debemos de pensar que es lo que realmente queremos, cuidar solamente de nuestra persona o de o de un individuo más.

Durante mucho tiempo a los miembros de la etapa que hoy conocemos como infancia fueron tratados como un objeto más o menos dentro de un núcleo familiar. Con el cambio de ideales un punto muy importante que ya fue mencionado, como el “infanticidio” se convirtió en delito. Abandonar a los recién nacidos, los cuales están rigurosamente tutelados por la ley de la Iglesia y la del Estado. Convirtiéndose así en hechos condenados y perseguidos judicialmente.

Hablar de niños durante el siglo XIX y los comienzos del siglo xx es darnos cuenta que son las criaturas más preciosas, y ricas en promesas y en futuro. En esos años dominaron los niños malcriados, niños golpeados, aunque desde nuestro punto de vista actualmente se sigue presentando maltrato de distinto modo y en otro grado de complejidad; pero retomando la problemática son sucesos que hicieron a un lado el anonimato del niño.

Jacques Donzelot, Christopher Lasch y Elizabeth Badinter se centrarse en la aparición de la familia como institución educativa. Cabe resaltar que es una postura con la que estamos de acuerdo ya que como dice un refrán popular “la educación se mama” esto quiere decir para nosotras que en la escuela solo se van a exponer los aprendizajes que hemos adquirido desde el hogar, ya que los docentes solo se convertirán en una parte de nuestra guía.

Aunque otros historiadores explican la evolución de la educación no como un intento de minar la influencia familiar, sino de sustituir la protección de las familias cuando éstas no podían o no deseaban hacerse cargo de las responsabilidades educativas.

Los niños estaban en el trabajo cuando los reformadores descubrieron la ausencia injustificada de la escuela y facultaron a haraganes funcionarios para poner en vigor estatutos de asistencia a la escuela y, entre otras cosas, para separar a los jóvenes de la mano de obra (Tyack H. K., 1982). Esta es para nosotras una idea más en beneficio a la población infantil el poner como base el estudio y no solo el trabajo, ha sido hasta nuestros días un proceso para la no sobre explotación de los menores, aunque no hay que descartar que aún hay niños que sufren de este maltrato físico.

Algunos historiadores representan a los niños como objetos de benevolencia y filantropía, con estos conceptos nos referimos que los niños son considerados como seres con “amor al género humano” muestran nobleza, buenos sentimientos, sensibilidad, cooperación y desinterés.

La historia educativa, refleja y recobra un aspecto diferente de nuestro pasado educacional. Abarca el estudio de la evolución de las ideas e ideologías educativas en respuesta al interés político, y/o la circunstancia económica; dedujimos que esa idea es un enfoque que se da mucho en la actualidad, la educación ya es dada no por el interés de que las nuevas generaciones

adquieran más conocimientos si no de promover partidos y/o mostrar un país en este caso que no tenemos.

Como receptores pasivos de ideas, sensibilidades y experiencias, los niños, en manos de algunos historiadores, se convierten en meros reflejos del movimiento de ideas. Tomando en cuenta esta idea podemos deducir que durante años los niños fueron motivos de distintos pensamientos tanto positivos como negativo.

Para poder presentar un control sobre los niños, se vio proyectada la educación de este modo las experiencias infantiles disminuyeron a la sola asistencia de la escuela. Poco después de 1830, se restringió la asociación de los jóvenes, creándose ambientes con adultos ejemplares que se comprometerían a poder predefinir los términos por los que la generación menor entraría en el mundo exterior. Se da a entender que los mismos adultos son los que se van encargando de involucrar a los jóvenes a las actividades e ideas adultas.

“En mi opinión, la historia educativa se ha beneficiado de la progresiva disposición de los historiadores dedicados a su estudio a prestar más atención a la infancia y a la formación del niño”.

Finalmente para nosotras la infancia no es