Op-art y gestalt
Enviado por John0099 • 23 de Marzo de 2018 • 2.334 Palabras (10 Páginas) • 567 Visitas
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Además, esta ideología artística, “emplea la sintaxis de estructuras seriadas del constructivismo geométrico para hacer visibles los fenómenos de visión fisiológicos al observar, superficies de color de intensas vibraciones”.[12] La luz, el color y la forma, como fenómenos físicos son plasmados en la obra, para despertar una reacción en el espectador, a modo de ilusiones o impresiones ópticas.
Esto es explicado de acuerdo a la relación del ojo con el objeto contemplado, “para toda relación espacial entre los objetos hay una distancia correcta que el ojo establece intuitivamente”[13], por lo que el cerebro transforma esa información creando una sensibilidad sobre el objeto capturado. Además, desde un enfoque empírico, el acercamiento al objeto viene determinado por las experiencias visuales que se hayan tenido con él anteriormente, así como el contexto en el que se desarrolla el individuo.
Varios son los elementos que participan en este proceso, pero la luz y el color, son quienes le dan sentido al arte óptico. Aquí podemos constatar que esta práctica se relaciona directamente con el saber científico, “al estudiar el color, la influencia de la luz y el movimiento en los cambios cromáticos y su percepción en la retina humana”[14].
Estos fenómenos tan complejos unen ciencia y arte, haciendo uso el último de la primera. La obra de arte supone un encuentro íntimo con el espectador, encuentro cercano que sería imposible sin la luz y el color, que actúan como el lenguaje verbal, en ese diálogo visual.
Así, “la luz se presenta al ojo como un movimiento inmaterial fluorescente en el espacio, mientras que el color se hace visible mediante la refracción de la luz en un cuerpo material no fluorescente”[15]. En el op-art esta forma de comunicación desborda los límites impuestos por el entorno físico, ejerciendo un gran foco de atracción psicológica de sorpresa que prueba nuestra mente.
Llegando al punto central de nuestro ensayo, la complejidad de las composiciones ópticas se reduce a la simplicidad que supone la sucesión de figuras geométricas sencillas y la aplicación de los principios gestálticos, utilizando en su mayoría, “composiciones en forma de trama, con ritmo muy redundante y obsesivo, y combinaciones variadas.”[16] Para entender la aplicación de estas nociones es obligado hacer referencia al precursor de este movimiento pictórico: “Víctor Vasarely”[17]. Este artista, como ya mencionamos anteriormente, tomó como base la experimentación cromática de la Bauhaus, pero la llevó al extremo, para crear verdaderas composiciones que visualmente se situaban en el plano tridimensional.
Algo muy interesante, y que nos permite profundizar en su obra, es que para él “la pintura y la escultura son términos anacrónicos, y conducen al observador a nuevos mundos”[18]. Para este artífice, el arte se veía condicionado, o mejor dicho, configurado, por las nociones de línea y perspectiva; y bajo la premisa de denotar un significado, en este caso a través de las variaciones cromáticas y la ilusión, cumplió con lo dicho por Arnheim: “Toda pintura o escultura es portadora de un significado. Ya sea figurativa o abstracta es sobre algo, es una afirmación acerca de la naturaleza de nuestra existencia”[19]. Dicha existencia, Vasarely la configuraría con colores brillantes y progresiones aritméticas que nos harían ver a la geometría y el arte, como algo inseparable y dinámico.
Víctor Vasarely, dentro de su labor científica artística, “partía de figuras geométricas sencillas, cuadrados, círculos, rombos, etc. estableciendo un ritmo muy redundante de formas y colores alternados”[20], con ello incluía varias leyes gestálticas: la ley de los contrastes, la ley de la similaridad y la ley del movimiento común, entre otras. Esto sólo lo podemos apreciar manteniendo un encuentro con la obra, por lo que utilizaremos algunos ejemplos de su arte para hacer referencia a las leyes mencionadas.
La ley de los contrastes se aprecia claramente en la obra “cebras” de 1930 (Ilustración 1.), primera obra considerada op-art[21], en la que podemos apreciar que dadas las diferencias entre el blanco y el negro, se pueden vislumbrar la forma de dos cebras que se configuran a través del movimiento; comprobándose que “sin contraste no hay percepción”[22].
También, en esta imagen podemos aplicar la “ley del cerramiento”[23], en la que tendemos a cerrar o completar con la imaginación las partes faltantes que completarían la silueta de los animales. Aquí se prueba lo propuesto por Rudolf Arnheim, en la que la forma en que asimilamos la imagen, viene dada en este caso, por el conocimiento previo de que las figuras que apreciamos se tratan de unas cebras.
[pic 2]
Ilustración 1.
En la siguiente composición se aprecia claramente la ley de la similaridad, titulada “Quazar-EZ”, (1966) (Ilustración 2.) en la que podemos diferenciar los rombos que comparten características similares, y a pesar de su variación cromática, “tienden a agruparse como parte de un conjunto”[24]. Esta pieza es bastante interesante, ya que además, mantiene un ritmo en la disposición de las tonalidades, comenzando de manera concéntrica desde la más obscura a la más clara. Así, las condiciones perceptuales se ven dadas por el color y los elementos que tienden a diferenciarse unos de otros.
[pic 3]
Ilustración 2.
Por último, y quizá la ley más utilizada en el op-art es la del movimiento común, que señala que “los elementos que se desplazan en la misma dirección tienden a ser vistos como un grupo o conjunto”[25]. En la obra “composición A” (1975) (Ilustración 3.) apreciamos la aplicación de este principio; y notándose que las fuerzas perceptuales se vuelven más fuertes en cuanto se acercan a su centro. Por lo tanto “todo esquema visual finito tiene un fulcro o centro de gravedad”[26] lo que permite crear un equilibrio en la pieza.
[pic 4]
Ilustración 3.
Después de analizar estas obras de arte, tal vez se nos escapen algunos principios de la Gestalt, pero me parece que queda claro como este artista de la percepción, creó piezas que ponen en incertidumbre la forma en la que nuestra vista percibe la realidad; en una especie de juego que es el arte en sí mismo. “Cada artista da luz a un nuevo universo”[27], como lo dijo Arnheim, creando una nueva forma de entender lo artístico, e invitándonos a contemplar el mundo
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