Prejuicio: causas, efectos y formas de contrarrestarlo
Enviado por Sandra75 • 20 de Noviembre de 2018 • 2.543 Palabras (11 Páginas) • 1.460 Visitas
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El caso del grupo terrorista ISIS es uno de los más sonados. Los prejuicios que los integrantes de este grupo tienen contra la sociedad occidental, la cual identifican como exogrupo, producen miles de muertos al año. Y es que en un mundo en el que la tecnología ha producido una interdependencia muy marcada entre los diversos países, es relativamente sencillo que un grupo que radica en naciones como Siria o Iraq perpetre un ataque terrorista en cualquier país del continente Europeo.
Por otro lado, aunque el prejuicio sutil o implícito no produzca grandes masacres como las que ocasiona la discriminación abierta y explícita, si suele acarrear una infinidad de problemas y dificultades para las sociedades actuales.
Quizá sea el racismo el fenómeno en el que más se nota este cambio. A pesar de que se ha tornado sutil, sigue siendo igual de contundente y continua afectando a muchos sectores de la población.
Mientras algunos creen que el racismo ha disminuido, muchos psicólogos sociales piensan que el racismo “antiguo” (implícito) ha cedido el paso al racismo “moderno” (sutil o implícito). Esto es especialmente cierto en las sociedades de las naciones más desarrolladas, por ejemplo, en la mayoría de los países de Europa o en países americanos como Canadá y los Estados Unidos.
Es curioso, pero el racismo llamado moderno implica disimular u ocultar el prejuicio hacia los demás en circunstancias públicas, y expresar actitudes intolerantes solo en compañía de familiares o amigos que las comparten. También se da el caso de personas que no discriminan por cuestiones raciales, pero que, sin embargo, si poseen fuertes actitudes negativas hacia estas minorías.
El racismo implícito se oculta detrás de distintos pretextos o justificaciones. Esto normalmente sucede, como ya se había dicho con anterioridad, como consecuencia de las restricciones normativas y de la presión social que impera en muchos países. Y es que en el siglo XXI son verdaderamente pocas las personas que están dispuestas a admitir abiertamente sus prejuicios.
Aunque las personas traten de ocultar sus prejuicios, o aunque estos permanezcan inconscientemente implícitos, poseen actitudes racistas que son activadas automáticamente por miembros de grupos étnicos o raciales, y estás actitudes pueden influir en aspectos como la toma de decisiones que afecten a otros. También influyen en que tan amigables son estas personas con quienes integran el exogrupo hacia el que se tiene un prejuicio.
Otro fenómeno sumamente interesante es el emblematismo. De acuerdo al libro en que se basa este trabajo, el emblematismo se presenta en situaciones en las cuales los individuos llevan a cabo acciones positivas triviales dirigidas a miembros de exogrupos hacia los que sienten fuertes perjuicios. Estos comportamientos son utilizados como excusa para evitar acciones benéficas más significativas hacia dichos grupos. En mi opinión, un buen ejemplo de emblematismo es la denominada caballerosidad. Esta se compone de una serie de actitudes y comportamientos que parecieran ir encaminados a beneficiar a la mujer y que, sin embargo, son una forma de discriminación positiva que a la postre evita que a esta se le dé un trato equitativo o igualitario. Para que un hombre sea caballeroso tiene que asumir, primeramente, que la mujer posee menos capacidades y talentos que él, o que por el simple hecho de ser mujer necesita ser protegida por un hombre.
El emblematismo también se presenta en el ámbito laboral. Muchas personas son contratadas o ascendidas debido a que cierta legislación obliga a las empresas a dar trato especial a los integrantes de una etnia o de un género en específico. Otro ejemplo que me viene a la mente es el que se presentó en nuestro país hace poco. Resulta que a los partidos políticos se les “obligó” a postular cierto número de mujeres a diversas candidaturas, esto con el fin de que hubiera equidad de género en el gobierno. A mi parecer, poner como candidata a una mujer por el simple hecho de ser mujer, es tan absurdo como no postularla por la misma condición. Es decir, se está dando una discriminación positiva; se discrimina pero en el sentido contrario.
Ya que se ha hecho un análisis del tema de la discriminación, es hora de pasar a lo siguiente. ¿Cómo entender los prejuicios y la discriminación al analizar las fuentes cognitivas de estos? Pues bien, para entrar en materia hay que definir una palabra de uso corriente que, muy a menudo, se utiliza demasiado a la ligera: esta palabra es estereotipo. Los estereotipos son creencias referidas a características o rasgos compartidos por miembros de grupos sociales específicos. Los estereotipos son marcos cognitivos con fuerte influencia en el procesamiento de la información social que recibimos.
Es así como podemos percatarnos de que los prejuicios en primer lugar y la discriminación en segundo, tienen un origen cognitivo; esto es, son una manifestación de algunas de las “estrategias” que nuestro cerebro utiliza para trabajar de la forma más eficiente y rápida posible.
¿Y cómo es que los estereotipos dan lugar a los prejuicios y a la discriminación? Bien, apoyándonos en el libro Psicología social podemos aducir que estos hacen que las personas presten atención a un tipo específico de información; por lo general, aquella que es consistente con los estereotipos. Y cuando la información inconsistente con los estereotipos logra llegar a la conciencia, puede rechazarse o modificarse de forma sutil, con tal de hacerla consistente con los estereotipos. Así que, de manera irónica, se podría de decir que es más fácil discriminar que no hacerlo.
Quizá sea por eso que lo autores del libro califican a los estereotipos como prisiones inferenciales: una vez que se forman, moldean nuestras percepciones de las otras personas a tal punto que la nueva información se interpreta de manera que confirma los estereotipos, aun cuando no sea el caso. Con todo esto, podemos darnos cuenta de que combatir los prejuicios y la discriminación no es una tarea menor. No obstante, hay alternativas que pueden actuar como paliativos perfectos para estas actitudes y acciones negativas.
¿Por qué tenerle miedo a los estereotipos? Podemos no ser conscientes del hecho de que los estereotipos están operando, pero ello no impide su poderosa influencia en nuestros juicios o decisiones acerca de otras personas, incluso nuestra manera de actuar frente a ellas. Hay que recordar que los prejuicios no provienen de un solo factor, sino que se desprenden de una gran variedad de estos, cada uno de ellos determinante en mayor o menor grado. Un problema complejo requiere soluciones complejas.
Conclusión
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