TRABAJO: LA PROSTITUCIÓN FEMENINA EN EL PERÚ - TEST DE DESPISTAJE DE ITS
Enviado por Ensa05 • 22 de Enero de 2018 • 14.805 Palabras (60 Páginas) • 402 Visitas
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DEFINICION:
La prostitución se define como el acto de participar en actividades sexuales a cambio de dinero. La prostitución puede ser ejercida desde todas las orientaciones sexuales. El término genérico empleado para referirse a quien la ejerce es prostituto/a. En algunos casos, la persona implicada en ésta actividad puede estar obligada a ello mediante engaños o extorsiones de diferentes tipos.
HISTORIA DE LA PROSTITUCION EN PERU:
Existen informes que afirman que la prostitución existía en el Incanato. Si bien no se tiene claro cuáles fueron los motivos, se supone que las mujeres dedicadas a esto (pamparuna: persona o mujer de plaza, mujer pública) fueron primero sancionadas. Por algún motivo desconocido se les quitó de la distribución de tierras y productos, lo cual las llevó a padecer penurias y no les quedó más que dedicarse a la prostitución para poder sobrevivir.
Lora menciona que Garcilaso de la Vega, en su obra Los Comentarios Reales, refiere también que en el Incanato hubo prostitutas, llamadas “papaganas”, debido a “las migraciones internas obligatorias y a la desigualdad social y de poder que esto generaba”.
Con la conquista, la prostitución se incrementó. Se dieron condiciones por las cuales las mujeres indígenas se involucraron en la prostitución o fueron forzadas a hacerlo. Las mujeres indígenas fueron en muchos casos violadas, y dado que la honra de una mujer radicaba en su actividad sexual, eran sancionadas socialmente. Ya nadie las buscaría para casarse o tener una relación estable, lo cual les permitiría tener acceso a una vida con mayores posibilidades económicas en base a la dependencia de su pareja.[pic 3]
Asimismo, la muerte de hombres indígenas durante la conquista contribuyó más al deterioro de la economía de las mujeres. Pero todo esto se sumó a la gran demanda de los españoles por prostitutas, lo cual se fue incrementado con el crecimiento de las ciudades: “La sociedad colonial trajo la naturaleza urbana de la prostitución”.
En la colonia, el Virrey Toledo establece que la prostitución en Lima se debía circunscribir a la calle Las Barraganas. Incluso por eso se les denominaba con el mismo nombre a quienes se prostituían.
Ya en la República, las mujeres dedicadas a la prostitución se ubicaban en las márgenes del río Rímac, en la calle de los Patos en Callejón Romero. Durante la gestión presidencial de Augusto B. Leguía, las prostitutas se situaban frente al Palacio de Gobierno, por lo cual este presidente pidió que se legislara sobre el tema, y designó a Monseñor Dávalos y Lissón, Obispo de Lima.
Monseñor censó a 120 meretrices y elaboró en 1911 lo que ahora se conoce como “Licencias Especiales”, las cuales han ido teniendo modificaciones a través del tiempo.
En 1910 se dio la primera reglamentación y se observó un incremento notable de la prostitución.
El número de prostitutas mencionado por Dávalos y Lissón, en comparación con otras ciudades de América Latina, era reducido, frente a lo cual Bracamonte lo interpreta como “una cifra conservadora debido a la tardía imposición de la reglamentación que obligaba a estas mujeres a registrarse ante las autoridades a fin de ejercer el oficio de prostitutas.
Consideran que esta actividad se vio afectada por la pobreza como consecuencia de la guerra con Chile, ya que en 1914 -1915, después de la reglamentación, el número de mujeres inscritas en la actividad prostibularia era de 588, y en una década había aumentado considerablemente.
Además, Lora refiere que en 1925 hubo una atracción por las chilenas, dándose por primera vez el tráfico de mujeres. Se les llamaba “chilenas”, un modo de estigmatizar lo chileno como vergonzoso.
Bracamonte refiere que a inicios del siglo XX Lima tenía tres categorías de prostíbulos: “los de clase ínfima, ubicados en el Callejón de Romero, Colchoneras, Alguacil, Tajamar, Huarapo, Acho y Chivato; los de clase mediana, ubicados en los lugares de Salud, Huevo, Acequia Alta, Panteoncito, Puerta falsa del teatro, Mandamientos y el jirón Amazonas; y los de clase superior, ubicados en los lugares de Los Patos, Comesebo, Orejuelas, San Sebastián, Barranquita, Juan Simón, Naranjos, Penitencia y Moserrate”.
Además de estos locales, también existían otro tipo de burdeles donde se consumía alcohol, música y baile. La prostitución iba adquiriendo importancia, lo cual también afectaba la subjetividad de los demás habitantes.
La presencia de la prostitución llevó sobre todo a las clases altas a exacerbar sus temores y establecer límites que diferenciaran a las mujeres prostitutas de las mujeres buenas (madres, esposas, hijas). Se puso énfasis en el honor y la decencia femenina, para que éstas fueran visibles públicamente y no fueran confundidas con la imagen de prostitutas.
Esto se traduce en “actitudes, comportamientos, formas de expresión” que eran inculcados en las familias, para demostrar su honorabilidad en cada una de sus acciones.
Con todo esto, un espacio que fue invadido fue el lecho conyugal, lo cual influyó en la sexualidad de las mujeres y las relaciones con los hombres: las “mujeres decentes” no podían manifestar sus deseos por ser ello manifestación de las “prostitutas”.
Bracamonte cita al Dr. F. Merkel: “La práctica demuestra, como lo ha demostrado siempre, que el matrimonio no satisface las aspiraciones de todos los hombres que se han casado y casan. No hacemos referencia a las infidelidades, [...] sino queremos hacer recordar que existen psicopatías sexuales, muy largas de enumerar, a la satisfacción de las cuales ni una mujer se prestaría, ni el marido, que debe ser considerado como enfermo, sería capaz de exigir a su consorte, a la que respeta y quiere como a digna compañera y madre ejemplar de sus hijos. Y así se encuentra ya, desde tiempo inmemorial, un grupo social de mujeres destinadas a este objeto: llenar el vacío que para algunos hombres deja el matrimonio”.
Asimismo, los temores en las familias empobrecidas aumentaban porque las mujeres jóvenes podían ver a la prostitución como una alternativa para cubrir sus carencias.
Conforme aumentaba la prostitución, también “resultaba urgente la necesidad de exorcizarla, para lo cual debía ser convocada, satanizada y estigmatizada”.
Los médicos de ese entonces, como autoridades de la ciencia, identificaron a las prostitutas como la fuente de enfermedades venéreas. Vistas como un peligro para los varones jóvenes que
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