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Tema: Educacion sexual

Enviado por   •  13 de Febrero de 2018  •  4.579 Palabras (19 Páginas)  •  460 Visitas

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En esta misma fase el niño vive una etapa de “confianza o desconfianza” según como haya vivido este periodo; el niño debe ser capaz de generar la confianza básica producto del vínculo, que será otorgada por los cuidados maternos; la madre ayuda al niño a asimilar las nuevas experiencias para él desconocidas, lo contiene ante la sobreestimulación que va recibiendo por el entorno y mantiene al niño “satisfecho” en cuanto a sus necesidades y generaran “confianza” o un sentimiento de existir en una realidad comprensible; por otro lado, si el niño siente ausencias o carencias en el vínculo sus sentimiento serán de desconfianza, con la percepción de un mundo hostil y lleno de peligroso, donde encontrar calma será muy difícil.

Durante el desarrollo muscular, del movimiento y del lenguaje se da en el infante un periodo de autonomía que ocurre en contraposición a la vergüenza y duda; el niño es capaz de controlar sus “eliminaciones” junto con la sensación de afirmación de la propia voluntad; se percibe un yo incipiente y se afirma oponiéndose a los demás, el niño experimenta la propia voluntad, con conductas como la cooperación y terquedad.

Cuando el niño comienza con el juego, vive una fase de iniciativa en oposición a la culpa, donde desarrolla una actividad e imaginación; el niño tiene mayor control sobre si y sus movimientos, siendo más libre, domina más el lenguaje y esto le permite desarrollar su imaginación hasta que va adquiriendo “roles”, todo esto le permite adquirir un sentimiento de iniciativa que constituye la base realista de un sentido de ambición y de propósito; surgen en él las fantasías sexuales dadas a través del juego, el niño posee además una genitalidad “precaria” y presenta sentimientos de culpa y temores asociados ellos. La problemática se traduce aquí como un bloqueo en la acción y la iniciativa, una tendencia paralizante a la culpa, o una fijación a un estado de dependencia que anula la capacidad.

El niño debe aprender destrezas de la cultura o enfrentar sentimientos de inferioridad, la calma emocional, en la que los niños pueden asistir al colegio y aprender las habilidades que su medio cultural exige. La crisis característica de este período es la de laboriosidad versus inferioridad, el punto por resolver es la capacidad del niño para el trabajo productivo, donde tienen que aprender las habilidades que necesitan para sobrevivir. Estos esfuerzos por lograr habilidad pueden ayudar a los niños a formarse un concepto positivo de sí mismos. La "virtud" que se desarrolla con la exitosa solución de esta crisis es la competencia, una visión del yo como capaz de dominar y dar culminación a las tareas. (Erikson, 1950, pág. 260).

El periodo juvenil comienza con la transformación del cuerpo infantil en un cuerpo adulto y finaliza o termina cuando alcanza morfológica y funcionalmente lo propiamente adulto; a los niños se les considera niños hasta que alcanzan una madurez sexual (capacidad de reproducción), de esta madurez sexual biológica proviene la estimulación y activación de la conducta sexual; la cual produce un fenómeno psicológico llamado motivación sexual, que se presenta en la consciencia como deseo, excitación y sensibilidad especifica hacia una persona del otro sexo. (Beerwart, H; Zegers, B; 1980).

El desarrollo de la sexualidad conlleva una transformación total en el sistema de las motivaciones personales; influirá en los intereses y formas de relacionarse socialmente; suscitando el desarrollo de la escala de valores, los juicios acerca de si mismo, de los demás y de la sociedad en general. Así el desarrollo se concibe como fuente de placer y de profundas satisfacciones personales, pero también de conflictos y tensiones. (Beerwart, H; Zegers, B; 1980).

El cuerpo, portador de características sexuales, es significado por el sujeto y se integra en representaciones sobre sí mismo; el conocimiento del cuerpo y de los sistemas corporales apoyados en los conocimiento biológicos, permiten incorporarlo con significados valorativos (parte de la educación sexual), facilitando la construcción de una identidad; por lo tanto la integración de un nuevo cuerpo a partir de la pubertad puede fracasar en la adolescencia y generar trastornos psíquicos y dificultades relacionales

Las maneras en que los cuerpos cobran significados, se valorizan o desvalorizan, sufren o gozan, se transforman, se vuelven espacios imaginarios que otorgan una identidad, se cuidan o se exponen, acusan el paso del tiempo.

Cuando la valoración se produce con la aceptación y valía positiva de todas las partes del cuerpo, es posible reconocer como propio un cuerpo valorado que será fácil de cuidar y respetar..

La construcción resultante del desarrollo de las etapas vitales que dependen no solo de características individuales, sino también de las condiciones ambientales (entorno social) y la interacción del individuo dentro de esta; articula factores personales, psicosociales, históricos y culturales y la identidad, sosteniendo la noción de la “mismidad” a través de los sucesivos cambios que se producen en los sujetos a lo largo de la vida.

En la prepubertad, el desarrollo psicosexual se caracteriza por una excitabilidad difusa y generalizada que invade y desorganiza la vivencia. La motivación sexual se presenta como una tensión que se manifiesta en la conducta como una acentuación de la actividad y de la sensibilidad orgánica general. Esto lleva a la búsqueda de nuevas vivencias y a una mayor atención de los procesos corporales. (Beerwart, H; Zegers, B; 1980).

La pubertad se completa la maduración sexual, los niveles hormonales alcanzan su máximo se logra la madurez del sistema reproductivo y se completa las formas corporales propias en cada sexo. El modo de vivenciar el acontecimiento biológico introduce modificaciones en el plano psíquico y repercuten en los sentimientos.

En la pubertad la motivación sexual se especifica y evoluciona hacia la búsqueda y conquista de un miembro del sexo opuesto, que se constituye en su objeto, adquiriendo numerosos estímulos un valor erótico. Desde ahora, el deseo sexual de atracción por los miembros del otro sexo impulsara al joven a buscar la satisfacción sexual en el contacto con los demás, lo que se asocia a una disminución progresiva de conductas masturbatorias. (Beerwart, H; Zegers, B; 1980); en esta motivación sexual están presente tanto temáticas de placer como el deseo personal de ser completado y comprendido. Sin embargo, aún no lo se ha logrado la integración entre ambas temáticas por lo que en el púber se va a observar una búsqueda de vivencias sexuales a través de la fantasía y las

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