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Wallon, H.:“los orígenes del carácter del niño. Capítulos 1, 2, 3 y 4”.

Enviado por   •  25 de Abril de 2018  •  1.896 Palabras (8 Páginas)  •  430 Visitas

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El sistema de datos sensoriales o motrices que responden al objeto no puede hacerlo percibir como objeto sino integrándose, en otro plano de la vida psíquica, a un orden diferente de operaciones en las que intervienen la actividad simbólica.

Capítulo 3:En un primer período, que va del 3º al 6º mes, la entrada de sus miembros en su campo perceptivo parece sorprenderlo y suscita un esfuerzo visible de reconocimiento y de discriminación. Desde el final de la 12a semana, el niño seguirá con sus ojos el desplazamiento de sus manos, y recién en la 19a semana se interesará por el movimiento de sus pies y de los dedos de los pies.Al 4o mes el niño presta atención a su mano derecha, la detiene delante de sus ojos, mira agitarse sus dedos y comienza a fijarse en ella de manera prolongada y sostenida varias veces por día.Al finalizar el 4o mes, en el momento de aprehender el objeto, se detiene ante su mano, la desplaza hasta la altura de sus ojos. El niño se esfuerza por tomar un objeto, pero más aún sobre su mano que llega a ser un objeto privilegiado en el desdoblamiento que se opera entre ella y el objeto.A partir del 6o mes, el niño comienza a concederle al mundo exterior suficiente realidad como para esperar de él ciertos efectos y para iniciar su actividad instrumental. Frente a su propio cuerpo se libra una actividad de alguna manera complementaria, cuyo resultado es individualizado y hace predominar sobre las sensibilidades orgánicas y subjetivas de la sensibilidad de relación.El reconocimiento de las formas corporales se ejerce con una actividad y a veces una intemperancia tanto mayores cuanto está más imperfectamente integrada todavía al conjunto de la actividad psíquica. De allí el descubrimiento de semejanzas que hace el niño y que asombran al adulto, cuando le parecen acertadas.

Reconocidas e individualizadas las partes del cuerpo no son integradas por el niño en su individualidad física. A un año y 11 meses el niño de Preyer ofrece varias veces un bizcocho a su propio pie, como si se lo ofreciera a sus padres, y se divierte mucho viendo como lo toman los dedos de sus pies. Este es un simple juego.

Capítulo 4:Una contraprueba que muestra porque grados y dificultades debe pasar el niño antes de llegar a reducir en una intuición de conjunto todo lo referente a su personalidad física, es su manera de reaccionar, en presencia de su imagen en el espejo. Se trata de saber cómo llega a reconocer como suyo su aspecto exteroceptivo.

El niño ante la imagen especular del otro. Realismo de las imágenes y estadio de yuxtaposición:Hasta el final del 3º mes, el niño permanece insensible a las imágenes que se forman en el espejo.En el curso del 4o mes, la imagen reflejada por el espejo parece provocarla fijación de la mirada sin despertar interés por el rostro.El niño mira como si estuviera frente a un extraño que ve por primera vez; 3 días después le sonríe.El hecho de volverse de la imagen hacia la persona es la verificación de una relación, es un acto de conocimiento.

El niño frente a su propia imagen especular. El simbolismo progresivo de las imágenes y su reducción a lo real. Aparición del espaciosupra sensorial:La representación del propio cuerpo, debe responder a la condición de poder formarse exteriorizándose.El conocimiento que hace de su imagen en el espejo es un procedimiento más o menos episódico entre aquellos que le sirven para hacer entrar gradualmente en el número de cosas y las personas cuyos rasgos de identidad fijó progresivamente, de manera de considerarse a sí mismo como un cuerpo entre los cuerpos, como un ser entre los seres. Es a través de innumerables puntos de referencia, usando analogías y por asimilación con aquello que ya sabe percibir y representarse diferenciadamente, que llega a individualizar y discernir los diferentes aspectos bajo los cuales le es posible tener una representación de sí mismo.Para que logre unificar su yo en el espacio es necesario que sitúe su yo exteroceptivo de tal manera que su percepción llegue a ser irrealizable por él mismo. Tan pronto como vea su propia imagen, esta deja de coincidir en el espacio con su propio cuerpo y debe tenerla por privada de la realidad; y tan pronto como suponga la realidad de su aspecto exteroceptivo, debe tenerlo por inaccesible a sus propios sentidos.Es el preludio de la actividad simbólica, por la que el espíritu llega a trasmutar en universo los datos de la sensibilidad.La imagen en el espejo no tiene existencia por sí misma, ésta es referida por el niño sobre su yo propioceptivo y táctil: es un sistema de referencias, apto para orientar los gestos hacia las particularidades del propio cuerpo del cual da indicaciones. Al vaciarse de existencia llega a ser puramente simbólica. Ha llegado a serlo puesto que ahora puede ser considerada como exterior al sistema de imágenes con el cual el niño identifica su cuerpo y su yo.

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