Alguien voló sobre el nido del cuco.

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McMurphy logra que los internos del hospital se sientan un poco parte de la sociedad, busca integrarlos y no tratarlos con lástima, les da un poco de libertad dentro de la prisión que ellos mismos eligieron (al menos los principales). Muchos de ellos logran sacar partes de su personalidad que no conocían o que no se les dejaba conocer.

En una sociedad como la nuestra se cataloga de “enfermo” a cualquier persona que no siga los parámetros que sigue la mayoría. Además de ser una postura únicamente subjetiva se le da a conocer a esa persona su “anormalidad”, ya que es más fácil decirnos lo que no debemos hacer para identificar lo que quieren que hagamos.

Hacia el final de la película se muestra como el espíritu de McMurphy comienza a verse afectado por técnicas ya arcaicas de la llamada medicina moderna, el electroshock, luego de verse involucrado en una pelea contra los enfermeros, donde el Jefe entró a intervenir y ambos (junto a Cheswick que dio hincapié a la pelea) fueron “castigados” por su conducta. El Jefe cada vez iba absorbiendo parte de esa “grandeza” de McMurphy.

Otra memorable escena es cuando el tartamudo Billy es encontrado en la cama con una mujer (Candy, al parecer novia de McMurphy), la enfermera amenaza con acusarle a su madre, a lo que Billy se desespera en grande. La enfermera al ver que el chico estaba siendo aceptado por sus compañeros al haber cumplido la “meta del adolescente” (en éste caso, acostarse con una chica), le dice que hablará con su madre, que él debió pensar en ello antes de haberlo hecho. Billy confiesa que no está avergonzado de lo que hizo y que McMurphy fue quien lo obligó. Poco rato después, mientras el aludido trataba de huir con el Jefe, aparece otra enfermera muy asustada. Billy se había suicidado, había hecho algo por sí mismo y porque él mismo lo deseaba así.

Pasada esa escena se ve como McMurphy intenta matar a su opresora principal, la enfermera Ratched, se podría considerar (tomando como referencia el punto del que se habló al principio) de la lucha de poderes, opresor contra oprimido, donde el oprimido no logra su objetivo y luego es subordinado de manera brutal. Fue tanto lo que afectaron el cerebro de McMurphy que quedó imposibilitado de huir con su amigo, quien, luego de tanto se sentía listo, se había llenado de valor y había elegido qué camino seguir. Se sentía “grande” con el concepto que él mismo utilizaba para grandeza. Al ver que McMurphy había sido sometido decidió simbólicamente liberarlo, ahogándolo con la almohada para luego huir con un método que anteriormente no había funcionado (lanzar la columna del lavadero por la ventana). Así es como el Jefe logra su propia libertad, su propio camino y al mismo tiempo logra liberar al que había sido su amigo, a quien lo inspiró para no dejarse dominar.

La película en sí tiene menos que ver con la cordura y más que ver con la sanidad. Ninguno de los internos está realmente enfermo, sólo no calzan con el modelo de “normalidad” que ha impuesto la sociedad y por la que supuestamente debemos regirnos. Nunca es malo permitirse un poco de “locura”.

Es una película inspiradora y sumamente recomendable, donde se ve explícito e implícito el tema de las dominaciones y donde también se ve cómo alcanzar la libertad.