Consumo Problemático de Sustancias y Nueva Ley de Salud Mental Droga: sobre el bien de uso, de cambio y la mercancía perfecta

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Las encuestas, a nivel nacional, sobre la situación de consumo se llevaron a cabo en las instituciones educativas coordinadas por la SEDRONAR, en referencia a que el espacio educativo sigue siendo fuertemente vinculante con el joven, muy lejos de lo que la subjetividad ciudadana pretende sostener y NO DIFERENCIAR de la deserción escolar.

Muchas veces el niño y el adolescente, encuentran en el ámbito de la institución escolar un lugar, donde poder hablar y problematizar el propio consumo; como refieren desde nuestra experiencia algunos actores de la comunidad educativas (profesores, tutores, equipos directivos) , sigue siendo ese espacio educativo la referencia y un punto de inscripción, que muchas veces no lo encuentra en otras instituciones de la sociedad. Las tareas realizadas en las escuelas, ONGS, grupos de jóvenes, programas de educación no formal, no busca la prevención desde una reducción de información sobre peligros y consecuencias del consumo de sustancias, sino por el contrario, conformar redes de contención, asesoramiento, sensibilización de la problemática. Es decir, construir un saber con el otro, no impartir directivas. El consumo de sustancias implica una problemática y complejidad enorme. Donde se puede pensar, desde la conjugación del tipo de sustancias, el sujeto, su grupo y el contexto social.

El Municipio de Comodoro Rivadavia desde el año 1984 incorpora la tarea de prevención desde una Ordenanza que plantea el trabajo del equipo de salud en las escuelas en las temáticas de consumo de alcohol y otras sustancias.

A partir de ese momento y durante todas las gestiones la prevención se fue fortaleciendo , no solo en el conocimiento y en las estrategias , sino en la voluntad política de definir el tema como una política de estado, lo que nos permitió articular con distintas organizaciones de la sociedad civil, como también con los espacios formales como lo es la Institución Educativa, con la que debemos seguir articulando, ya que la complejidad de saberes y la apertura de los niveles de gobierno sirven a la mejor aplicación de los programas y de toda política social. Que implique posibles intervenciones en un síntoma social.

Ley Nacional de Salud Mental, una grieta a la subjetividad y la intervención del caso por caso.

La nueva ley de salud mental 26657 y su reglamentación bajo el decreto 603/2013brinda la posibilidad dejar de pensar en prácticas de salud universalizante en sus concepciones y tratamientos. A la par de encuadrar las prácticas de salud mental a los tratados internacionales de Derechos Humanos, establecen un marco de posibilidad de pensar la singularidad de cada caso, sin que una etiqueta diagnostica establezca per se el tratamiento debido a cada sujeto. Es el trabajar el caso por caso, puede propiciar la emergencia lugar a la emergencia de un sujeto, y no practicar que muchas veces tratamientos que producen una mayor alienación que la patología misma. La posibilidad de plantear estrategias de prevención desde intervención de la reducción de daños como referencia claramente el art.4 del decreto “Las políticas públicas en la materia tendrán como objetivo favorecer el acceso a la atención de las personas desde una perspectiva de salud integral, garantizando todos los derechos establecidos en la Ley Nº 26.657. El eje deberá estar puesto en la persona en su singularidad, más allá del tipo de adicción que padezca. Entiéndese por “servicios de salud” en un sentido no restrictivo, a toda propuesta o alternativa de abordaje tendiente a la promoción de la salud mental, prevención del padecimiento, intervención temprana, tratamiento, rehabilitación, y/o inclusión social, reducción de daños evitables o cualquier otro objetivo de apoyo o acompañamiento que se desarrolle en los ámbitos públicos o privados.” Y en el art. 11 donde reza que “Entre las estrategias y dispositivos de atención en salud mental, se incluirán para las adicciones dispositivos basados en la estrategia de reducción de daños”

Este eje de centrar y respetar la singularidad de la persona en la intervención, no resulta en una reducción de la problemática, sino, que nos da la posibilidad de articulación de las tres esferas que resultan como nivel de intervención, y validar un marco para generar una pregunta sobre el consumo de cada uno, antes que la imposición de un conocimiento universal al cual adaptarse.

Bibliografía:

- Helen Nowlis. “La verdad sobre la droga” UNESCO 1975

- CARLOS GONZÁLEZ ZORRILLA. “DROGAS Y CONTROL SOCIAL” (Universidad de Barcelona)

- J.A. Miller y E. Laurent “El Otro que no existe y sus Comites de Ética” Ed. Paidos