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Freud. Trabajos sobre la histeria

Enviado por   •  14 de Febrero de 2018  •  3.529 Palabras (15 Páginas)  •  373 Visitas

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Meta (Ziel): es la satisfacción que sólo puede alcanzarse cancelando el estado de estimulación de la fuente de la pulsión (la zona erógena). No existe una única vía de satisfacción.

Objeto: (Objekt) es aquello por lo cual se alcanza la meta. Aparece como perdido pero aparecen objetos sustitutivos. (Por ejemplo, el pulgar en el niño ante la pérdida de la teta, entonces chupetea el pulgar), es de allí que Freud enuncia que es lo más variable y contingente en la pulsión y se asocia a la pulsión de acuerdo a su aptitud para posibilitar la satisfacción, no existe un único objeto sustituto, ninguno alcanza a sustituir el objeto original. No necesariamente es un objeto ajeno, puede ser también parte del cuerpo propio (autoerotismo) y también puede generar un lazo íntimo con la pulsión (fijación)

Los destinos de las pulsiones son formas de defensa contra las pulsiones, contra sí misma, existen dos destinos que son defensa de toda pulsión: sublimación y represión.

a) El trastorno hacia lo contrario: se da en dos procesos:

1) La vuelta de la pulsión de la actividad a la pasividad (sadismo-masoquismo, ver-exhibir

2) trastorno en cuanto al contenido (la mudanza del amor en odio).

b) La vuelta hacia la persona propia: el masoquismo es un sadismo vuelto hacia el propio yo y la exhibición lleva a mirarse el propio cuerpo. Vemos que cambia el objeto pero se mantiene inalterada la meta.

c) La represión (en capítulo aparte), Freud la ubica como parte del concepto de pulsión.

d) La sublimación (no la describe en este escrito): es un destino de pulsión sin represión. Es la capacidad de producir algo diferente con la pulsión que no sea la represión y la consiguiente neurosis.

Así, los destinos de pulsión son sometidos a la influencia que ejercen las tres grandes polaridades que gobiernan la vida anímica: la bilógica (actividad-pasividad), la real (yo-mundo exterior) y la económica (placer-displacer).

1.2 La represión.

La represión es el destino que encuentra una moción pulsional al chocar con resistencias que quieren hacerla inoperante, es la renuncia a la satisfacción pulsional, es una respuesta del aparato psíquico entre la fuga y el juicio adverso o condenatorio. Si se tratase del efecto de un estímulo exterior la huida sería el medio apropiado. En el caso de la pulsión, de nada vale la huida, pues el yo no puede escapar de sí mismo. “A la represión la ubica entre la huida, respuesta al efecto de un estímulo exterior, y el juicio adverso, respuesta que desestima” (Cosentino, 1999).

Una moción pulsional se reprime debido a que la meta pulsional causa displacer en lugar de placer. Tenemos, así, que la condición para la represión es que el motivo de displacer cobre un poder mayor que el placer de la satisfacción. Su esencia consiste en rechazar algo (la necesidad pulsional) de la conciencia y mantenerlo alejado de ella.

Si la pulsión es una fuerza constante tengo que oponerle una fuerza también constante para rechazarla y mantenerla alejada, por lo que represión e inconsciente son correlativos, no se puede pensar uno sin el otro. La represión cumple una función básica “su esencia consiste en rechazar algo de la consciencia y mantenerlo alejado de ella” (Freud, 1915).

Freud supone la existencia de una primera fase: la represión primordial, originaria o primaria que consiste en que al representante psíquico (representante de la representación) de la pulsión se le deniega la admisión en lo consciente. Así se establece una fijación; a partir de ese momento el representante en cuestión persiste inmutable y la pulsión sigue ligada a él. La pulsión de un órgano alcanza lo psíquico (queda reprimido para siempre y nunca alcanza el consciente). El inconsciente se funda por la fijación del recuerdo psíquico de la pulsión. Todo lo reprimido es inconsciente, se fija el representante de la representación. Lo preconsciente es lo posible de hacerse consciente, entonces lo que alcanza el preconsciente solo necesita un poco de atención para alcanzar la conciencia, lo pulsional nunca alcanza la conciencia.

La segunda etapa de la represión, la represión propiamente dicha, recae sobre retoños psíquicos del representante reprimido o sobre pensamientos que han entrado en un vínculo asociativo con él. A causa de ese vínculo, tales representaciones experimentan el mismo destino que lo reprimido primordial. Entonces la represión propiamente dicha es un “esfuerzo de dar caza”. Esta post represión recae sobre los retoños que se disfrazan para pasar al preconsciente/consciente, entonces si la represión propiamente dicha no los reconoce la burlan y logran devenir al consciente. Debe tenerse en cuenta la atracción que lo reprimido primordial ejerce sobre todo aquello con lo cual puede ponerse en conexión. Probablemente, la tendencia a la represión no alcanzaría su propósito si estas fuerzas (atracción y repulsión) no cooperasen, si no existiese algo reprimido desde antes, presto a recoger lo repelido por lo consciente

La represión no impide al representante de pulsión seguir existiendo en lo inconsciente, continuar organizándose, formar retoños y anudar conexiones. Prolífera desde las sombras y encuentra formas extremas de expresión. En realidad, la represión sólo perturba el vínculo con un sistema psíquico: el de lo consciente.

Si los retoños y las asociaciones se distancian lo suficiente de lo reprimido primordial pueden acceder a la conciencia debido a que pueden salvar la censura. La represión trabaja de modo individual (cada uno de los retoños de lo reprimido puede tener su destino particular; un poco más o un poco menos de desfiguración cambia radicalmente el resultado) y móvil. Necesita un gasto de fuerza constante, lo reprimido ejerce una presión continua sobre lo consciente que debe ser contrarrestada; la movilidad de la represión disminuye en el sueño facilitando su formación, al despertar, las investiduras de represión recogidas se emiten de nuevo.

Un representante de pulsión es una representación o un grupo de representaciones investidas desde la pulsión con un determinado monto de energía psíquica (libido, interés). Junto a la representación se encuentra el Monto de Afecto, que puede experimentar un destino de represión totalmente diferente del de la representación. Desde ahora, cuando describamos un caso de represión, tendremos que rastrear separadamente la representación, por un lado, y la energía pulsional (el monto

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