INTERVENCIÓN EN CRISIS DEL ENFOQUE GESTALT
Enviado por poland6525 • 8 de Marzo de 2018 • 10.233 Palabras (41 Páginas) • 384 Visitas
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Reporte de lectura
Tema: Depresión
Objetivo: Conocer los rasgos característicos de la depresión
Referencia: El demonio de la depresión
Solomon, Andrew
Ediciones B Grupo Z
Depresión en la infancia y adolescencia
De la Garza, Fidel
Editorial Trillas
Resumen de la lectura:
La depresión es una grieta en el amor. Para ser criaturas que amamos, debemos ser criaturas que nos desesperamos por lo que perdemos, y la depresión es el mecanismo de esa desesperación. Cuando sobreviene, degrada a la persona en lo más íntimo de sí misma y, en última instancia, eclipsa la capacidad de dar o recibir afecto. Es la soledad interior puesta de manifiesto, y destruye no sólo el vínculo con los otros, sino también la capacidad de sentirse bien con uno mismo. El único sentimiento que pervive en este estado de carencia de amor es la insignificancia. Es un fenómeno multifactorial en el que influyen diversas situaciones que hacen vulnerable al sujeto para padecer depresión en la infancia o en la vida adulta.
El dolor es la primera experiencia de nuestra indefensión frente al mundo, y nunca nos abandona.
Una clasificación general distingue entre la depresión menor (leve o distímica) y la depresión mayor (severa). La depresión leve es una estado gradual y a veces permanente que corroe a las personas de un modo semejante a como el óxido deteriora el hierro. Implica sentimientos de aflicción demasiado intensos ante causas demasiado insignificantes, un dolo que se impone a los otros afectos y los desplaza en bloque. Este tipo de depresión se manifiesta corporalmente en los párpados y en los músculos que mantienen erguida la columna vertebral, hiere el corazón y los pulmones y hace que los músculos involuntarios se contraigan más de lo normal.
La depresión mayor se parece más a un derrumbamiento. Si en la depresión leve uno imagina un alma de hierro que sobrevive a la aflicción a pesar de deteriorarse, en el caso de la depresión mayor nos encontramos con el desplome de toda una estructura.
Hay dos modelos para caracterizar la depresión: el dimensional y el que la concibe como una categoría. El modelo dimensional plantea que la depresión se asienta en un continuo de tristeza y representa una versión extrema de algo que todo el mundo ha sentido y conocido alguna vez en su vida. El modelo que la concibe como una categoría ve en la depresión una enfermedad totalmente independiente de los otros afectos, del mismo modo que en medicina se considera que un virus estomacal es algo totalmente diferente de una indigestión. Ambos modelos son correctos, uno lo plantea de manera gradual y otro, como algo repentino.
La depresión es uno de los cuadros clínicos que reciben al mismo tiempo tan escaso y tan excesivo tratamiento. Algunas personas con este trastorno han sido hospitalizadas y es probable que reciban algún tipo de tratamiento, pero a veces su depresión se confunde con las dolencias físicas a través de las cuales ésta se manifiesta.
La depresión puede darse por situaciones de vida, que se definen como la exposición a un evento indeseado durante días o semanas, que produce un aumento en los síntomas mentales y conductuales, y que es capaz de desarrollar un deterioro a nivel psicosocial, pudiendo ser cuatro tipos de eventos:
a) el peligro hacia la persona.- sufrir un accidente o padecer una enfermedad, verse involucrado en un desastre en la comunidad o ser víctima de un ataque personal.
b) peligro hacia otros.- cuando se es testigo de eventos similares a los anteriores hacia los
c) decepciones personales.- es la falla de las expectativas que produce desesperanza.
d) pérdidas.- comprenden la muerte o la separación permanente de alguien muy amado.
Se puede vivir con la depresión. De hecho, hay personas que gracias a su depresión descubren que pueden desarrollar una profunda moral particular a partir de la experiencia, y esto, en última instancia, alivia de algún modo su sufrimiento. Hay un espectro afectivo básico del que no podemos ni debemos escapar, y considero que la depresión se halla dentro de ese espectro; muy cerca de la aflicción, pero también del amor. El autor cree firmemente que los afectos intensos se presentan como una totalidad, y que cada uno de ellos está supeditado a aquel que comúnmente consideramos su opuesto.
Kagan, Reznick y Snidman demostraron que niños de tres a siete años inhibidos socialmente exhibían una reactividad exagerada, y su seguimiento demostró que la timidez incrementaba el riesgo de problemas conductuales y depresivos, ya que las relaciones sociales de los niños se ven impactados por su conducta.
A este dato interesante, se le agrega que la forma como una persona responda a las demandas de la vida o a situaciones de estrés será fundamental para adaptarse y no enfermar. Algunos sujetos tienden a responder evitando los conflictos o enfrentándolos pasivamente, como la rumiación del pensamiento, que les hace sentirse enojados íntimamente y que incrementa el estado de tristeza.
Emprender una guerra contra la depresión es luchar contra uno mismo, y es importante saber de antemano cuáles serán las batallas a librar. La depresión puede ser eliminada, pero a costa de socavar los mecanismos afectivos que precisamente nos convierten en seres humanos.
En relación con el tratamiento es necesario tomar en cuenta el núcleo familiar del paciente, especialmente en niños. El no hacer participar a los padres representa una grave deficiencia terapéutica, ya que su intervención ayuda en cuatro importantes áreas.
En primer lugar, la colaboración de los padres es crucial. Cuanto más pequeño sea el niño más se necesita su autorización para cualquier medida. Además, ellos son responsables de la cobertura económica del tratamiento.
En segundo lugar, es sabido que la conducta de los padres es un moderador en la respuesta terapéutica de los niños. La relación entre la patología de los niños es la regla, más que la excepción.
El tercer aspecto importante es que la presencia de los padres
Otro punto importante es
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