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Introduccion a la historia de la psicologia

Enviado por   •  21 de Agosto de 2018  •  5.543 Palabras (23 Páginas)  •  246 Visitas

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Esto lleva a considerar que no hay una historia de la psicología: hay diversidad de psicologías y pluralidad de historias.

1. La diversidad en el objeto: las psicologías.

Si no se presupone como punto de partida una unidad de la psicología, entonces el objeto de la historia de la psicología es múltiple, plural, diverso.

De hecho, la cuestión misma de la unidad, casi tan antigua como la propia disciplina y que a menudo se presenta de forma dramática y acuciante, puede ser abordada históricamente. Antonio Caparrós, supo mostrarlo en un análisis esclarecedor y erudito que, más que proporcionar una definición sobre lo que la psicología es o quiere ser, busca dar cuenta de la “conciencia de crisis” propia de la disciplina. Si la historia busca renovar e interrogar las representaciones establecidas del pasado, encuentra su mejor punto de partida en la incertidumbre y en la perplejidad expresada por esa originaria conciencia de crisis usualmente silenciada.

La cuestión de la unidad aparece también en el programa expuesto brevemente por Daniel Lagache en La unidad de la psicología (1949), bajo la forma de un “proyecto de una teoría general de la conducta” que buscar reunir en forzada síntesis a la psicología experimental, la psicología clínica, social, el psicoanálisis, etc. Unos años después, Georges Canguilhem se ocupó de discutir y demoler ese proyecto, al cual caracteriza como un mero “pacto de coexistencia pacífico entre profesionales”, en un texto que tuvo gran notoriedad en la década de 1960: ¿Qué es la psicología? (Canguilhem, 2009).

La historia encuentra una tarea y una mira cuando se aleja de los enfrentamientos entre escuelas o corrientes y del sostén de alguna ortodoxia y admite que la heterogeneidad del campo en su configuración presente depende de su proceso de formación. O sea, que esa diversidad no depende de desvíos o retrocesos en una racionalidad prefijada que deriva de un origen único, sino que los espacios y las tramas de esa multiplicidad han obedecido a procesos diversos y heterogéneos. Situada entre la filosofía, las ciencias biológicas y las sociales, la pluralidad de psicologías sólo se ilumina cuando su proceso de formación es situado en una trama amplia, móvil y compleja. Para ello es preciso recurrir a fuentes que vaya más allá del reducido catálogo de los autores incorporados al canon de la disciplina, aun admitiendo que en el campo de las psicologías hay más de un canon en la medida en que hay diversas tradiciones. El punto es que una historia de las teorías o de las prácticas de la psicología debe incluir fuentes y recortes del pasado que no siempre serían reconocidos en los enfoques históricos más tradicionales.

Canguilhem, en el texto anteriormente mencionado, propone responder a la pregunta sobre qué es la psicología a partir de un corpus inmenso de literatura filosófica y científica. Su trabajo destacaba particularmente la cuestión de la “subjetividad” y el impacto fundante de las revoluciones científica y filosófica durante la Edad Moderna (s. XV-XVIII), y sus consecuencias para los primeros proyectos teóricos de la psicología como “física del sentido externo” (psicofísica), “ciencia del sentido interno” (introspección) o estudio del “sentido íntimo” (sentimientos y pasiones). Pero en cuanto se desplazaba hacia el mundo contemporáneo, el proyecto de una “ciencia de las reacciones y el comportamiento”, hacia finales del siglo XIX, le imponía introducir la dimensión de las prácticas, los usos sociales, en fin, una dimensión ética y política que no puede ser ignorada en el análisis de las tecnologías psicológicas contemporáneas

En este sentido, en la medida en que la psicología presenta, en su fisonomía contemporánea, una faceta esencialmente aplicada –que lleva incluso a caracterizarla como tecnología humana (Rose, 1990)– ese espectro diversificado debe incluir, como un tema destacado de la investigación, la dimensión de los usos en la clínica y el diagnóstico, la educación, los grupos y las instituciones, el ámbito jurídico y forense, el trabajo y las profesiones, la publicidad y los estudios de mercado, incluyendo nuevas líneas como la psicología transcultural. En esos nuevos ámbitos tecnológicos se anudan nuevas relaciones con las tradiciones científicas que revierten y complejizan la diversidad de los conceptos y las teorías.

Al desplazarse a las prácticas y los usos, un estudio histórico de la psicología deberá incluir no sólo la trama de las ciencias humanas y sociales, sino las condiciones sociales y culturales, las nuevas instituciones (en la salud, la educación, el trabajo) y las racionalidades políticas que enmarcan las figuras y los “malestares” de un homo psicologicus que es edificado conjuntamente con los saberes y las técnicas que le son destinados. Y el problema mayor ya no es el principio de unidad (sea en el objeto, el método o el programa) sino el diseño de las investigaciones capaces de restituir las condiciones conceptuales y técnicas, culturales y políticas que se anudan en distintas formaciones de ideas y prácticas.

Además, se debe reconocer que las reconstrucciones del pasado dependen de preguntas o problemas que se conjugan en el presente. Es por eso que, aunque parezca que se trata de los mismos hechos y del mismo pasado, hay más de una historia posible y por lo tanto más de un pasado a recuperar.

La pluralidad de las psicologías se replica en un estudio igualmente diversificado de condiciones que ya no pueden encontrarse sólo en lo que la disciplina define como su interior. Es por este motivo que una historia de la psicología debe ocuparse de temas y objetos que no son parte de la psicología. O sea, no hay ni investigación ni enseñanza de la historia de la disciplina que pueda fundarse en las limitadas fuentes de la psicología llamada “científica”. Como se dijo, la extensión hacia las “ciencias del hombre” implica una primera y básica apertura. En consecuencia, la posición y las preguntas del historiador no se forman sólo en el interior de las disciplinas psicológicas sino que requieren una formación suficiente en los conceptos y los procedimientos de la historia. Pero, como se verá, la disciplina historiográfica dista mucho de ofrecer una fisonomía uniforme: las opciones que se abren al historiador sólo pueden ser encaradas en función de preguntas y objetivos producidos en el curso de la investigación.

2. La pluralidad en la construcción: las historias.

Como ya se planteó anteriormente, vista desde la historia, la psicología se presenta

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