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INTRODUCCION A LA PSICOLOGIA ORGANIZACIONAL CONSUMISMO

Enviado por   •  20 de Septiembre de 2017  •  3.517 Palabras (15 Páginas)  •  504 Visitas

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Por tal situación como la retórica sugestionante de la moralidad de la época no incidía en los “anormales”, se optó por cuatro opciones para encaminarlos a ser “gente de bien” y no tener que soportarlos como lo holgazanes, mentirosos o disfuncionales que eran: coerción física tal como castigos, reducción de salarios o de raciones alimentarias por debajo del nivel de subsistencia, vigilancia ininterrumpida y ubicua, penas inmediatas a la violación de cualquier regla. Todo esto encaminado a que los trabajadores no desearan caer en la miseria de los [no virtuosos] pobres4., era la distinción clara entre pobres trabajadores (admirados) y pobres no trabajadores (mirados por encima).

No debemos obviar que en esta etapa se acentuó el patriarcado, pues, eran los varones quienes trabajaban para darle a su familia lo necesario, y esto era rectificado por el zeiggeist del industrialismo.

La segunda pregunta (aclaramos que estamos respondiendo desde Bauman a cada una) es por el cambio que hubo de un sistema de trabajar y trabajar a un sistema de trabajar para consumir y consumir para trabajar. No son en nada azarosas las vicisitudes y tensiones dadas por tal paso, esto lo queremos aclarar como la metáfora del computador tomada por la cognición trató de comprender la mente, que algunos autores como Howard Gardner5. y J. Pozo6. consideran no un cognitivismo cabal, sino un neo-conductismo disfrazado, un conductismo cibernético. Esta analogía que hacemos del cambio de una etapa a otra (de la ética del trabajo a la estética del consumismo) la hacemos, por el hecho de que consideramos que tal cambio es una apariencia de lo que implícitamente se estaba construyendo: la concepción de un ser humano que es producido por el trabajo y para el trabajo; esto lo hacemos claro cuando comparamos la característica que el autor le da a cada etapa:

Primera etapa (S.XVIII Y XIX): producir productores

Segunda etapa (S. XX y XXI): producir consumidores

En estos dos momentos la columna vertebral es el trabajo, aunque su concepción social cambie, son complementarios, uno no niega al otro, y del primero se nutrió el postrer, subsumiéndolo.

En esta nueva fase es seguro que lo principal es el consumismo ansioso: consumir por consumir, y si antes el sujeto se debatía en trabajar arduamente para ser honorable y “salir adelante”, aunque el sujeto actual no olvida tal ideal, lo amplía en postular que trabaja para “consumir ya y no después”.

La lógica de mercado nos brinda muchísimas opciones por elegir, pero si no hay dinero no hay elección y llega la frustración de ser pobre: ser excluido del “paraíso de consumir lo que se desee siempre”, y éste es el lugar de los pobres, con la diferencia que no se les castiga como en la anterior etapa, sino indirectamente con la manipulación de los afectos y hasta el mensaje subliminal: “Si no consumes eres un pobre atrasado, no estás in”, explicación suficiente de lo escrito más arriba sobre tener cosas sin tener seguridad social (no nos referimos con este término a la política de nuestro presidente Álvaro Uribe Vélez, tanto más a las condiciones dignas de vida que todo ser humano debe tener).

El hecho de hayamos utilizado indiscriminadamente términos como etapa, fase y momento, es a propósito de comprender como desde una perspectiva uno se puede ubicar para hablar sobre un cambio como tal; aparentemente los tres significan lo mismo, pero fase es más contundente que momento y etapa, puesto que es una sucesión de hechos interconectados e interdependientes y no solo algo que pasa y que es posteriorizado por otro hecho.

Hablar de consumismo es repetir nuestra propia experiencia de vida, como contemporáneos de estos dos siglos de la “postmodernidad”, experiencia muy influenciada por los medios de comunicación, aún siendo conscientes de tal manejo, no podemos escapar totalmente, como tampoco un insecto de las redes de una hábil araña, y por qué no decirlo el consumismo es una gran red que nos atrapa de una u otra forma, es casi ilusorio pensarnos (aun yéndonos para un lugar recóndito) ser vírgenes a esta situación, y aquí entra en juego lo cultural, que siempre será lo constitutivo de nuestra hominización.

Podríamos escribir páginas y páginas sobre el consumismo y no lograríamos explicarlo completamente respecto a todas las formas que él adopta, hasta en la misma educación; se matiza como el camaleón y por ello es tan “normal” para nuestra vida cotidiana, como si hubiese existido siempre (siendo un consumismo impulsivo diferente a otrora).

Lo sintetizaremos (al consumismo) así:

Hay una oferta de moda desmedida (de toda clase de artículos y servicios) que es estéticamente apetecible, pero de caducidad muy próxima desde el instante en que se adquiere, un factor primordial desencadénate como el dinero (sin él no puede tener el derecho a elegir nada de la oferta) y una demanda impulsiva, ansiosa, fatigante…de los sujetos que son considerados por el sistema económico como meros consumidores ( a contado o a crédito) de las “grandes ofertas” frase muy utilizada por las grandes multinacionales. Pareciera que en estos sujetos nutridores( sustentadores por su consumismo) de tal efecto de un capitalismo enloquecido en TENER POR TENER, donde prima el individualismo extremo, los “mercaderes”, mejor dicho grandes capitalistas, vieran en sus frentes un gran signo de dinero ( dólar, euro, yen…) que motivara su filosofía de que a mayor poder adquisitivo, se debe fomentar más deseo por el consumo así sea innecesario…cada publicidad de mercado va orientada a distintos segmentos sociales (estratos, división capitalista, entre pobres y no pobres; poder o no poder adquisitivo, mejor estrategia que la de la “ley de los pobres” de la época industrial) para impactarlos y llevarlos a gastar, gastar y gastar, esto mantiene el engranaje de este sistema.

En este modelo el trabajo ya no es considerado como algo virtuoso o para toda la vida, es algo casual y por contratos, sólo se persigue vivir las nuevas experiencias de adquirir lo que se desea, estar in.

Hemos pasado de un imaginario colectivo donde primaba el trabajo como organizador de todo al concebir el consumo como nuestro gran aliciente de vida. Nos basta sólo, más ahora en diciembre, ir a un centro comercial para observar la gran afluencia de personas que se volcán en búsqueda del placer de obtener lo nuevo, no importando el precio (hablamos de las clases media, media-alta y alta) y de quienes sin dinero se vinculan a cualquier crédito o préstamo con tal de no “quedarse atrás”, empeñan

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