Los tres tiempos del edipo lacaniano
Enviado por monto2435 • 17 de Octubre de 2018 • 1.404 Palabras (6 Páginas) • 449 Visitas
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Aquello que constituye su carácter decisivo se ha de aislar como relación con la palabra del padre. El falo, el padre lo daba solo en la medida en que es portador de la ley. De él depende la posesión o no por parte del sujeto materno de dicho falo. Interviene como el que tiene el falo y no como el que lo es.
El padre todopoderoso es el que priva, la castración ejercida era la privación de la madre y no del niño.
TERCER TIEMPO
El padre interviene como real y potente, interviene como quien, el sí, lo tiene. El padre es, en el Otro, el significante que representa la existencia del lugar de la cadena significante como ley. El padre aquí está en una posición metafórica si y solo si la madre lo convierte en aquel que con su presencia sanciona la existencia del lugar de la ley.
El niño no ejerce posesión de todos sus poderes sexuales sino que aparentemente está despojado del ejercicio de las funciones que habían empezado a despertarse, el niño tiene en reserva todos los títulos para usarlos en el futuro.
El papel que desempeña aquí la metáfora paterna, conduce a la institución de algo perteneciente a la categoría de l significante, está ahí en reserva y su significación se desarrollará más tarde. El niño tiene todos los títulos para ser un hombre.
Resumen
En un primer tiempo, la relación del niño no es con la madre sino con el deseo de la madre. Es un deseo de deseo. La relación del niño con lo que está en juego, el objeto de deseo de la madre. Este objeto es el falo, falo en tanto deseado por la madre.
Para que el niño que desea ser objeto de deseo de du madre consiga satisfacerse, no tiene otra forma de hacerlo más que ocupar el lugar del objeto de su deseo. Así el niño, está abierto a convertirse en su súbdito, es porque primero asume el deseo de la madre.
Llamaremos en este caso la identificación primitiva, consisten en este intercambio que hace que el Yo (je) del sujeto vaya al lugar de la madre como Otro, mientras que el Yo (je) de la madre se convierte en su Otro.
En el segundo tiempo, tiene como eje el momento en que el padre se hace notar como interdictor. Se manifiesta mediado en el discurso de la madre. La palabra del padre interviene efectivamente sobre el discurso de la madre, interviene en calidad de mensaje para la madre y lo que enuncia es un prohibición; es un No reintegrarás tu producto, dirigido a la madre. Es en la medida en que el objeto del deseo de la madre está afectado por la interdicción paterna. Esto deja al niño colgado cuando está descubriendo el deseo del deseo de la madre.
En el siguiente tiempo, en que el padre intervenga en tanto que él lo tiene. Interviene en este nivel para dar lo que está en juego en la privación fálica. Se manifiesta efectivamente en el acto del don, se pone de manifiesto en su propio discurso. En cierto modo, el mensaje del padre se convierte en el mensaje de la madre en tanto que ahora permite y autoriza.
Por mediación del don o el permiso concedido de la madre, se le permite tener un pene para más adelante. Aquí lo que realiza efectivamente la fase del declive del Edipo, tiene el título en el bolsillo, en él se basará más adelante que pueda asumir con tranquilidad, tener un pene, ser alguien idéntico a su padre.
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