MUSICOTERAPIA Modelo Nordoff Rocbbins.
Enviado por Helena • 30 de Abril de 2018 • 2.712 Palabras (11 Páginas) • 503 Visitas
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Una influencia filosófica muy importante del modelo es la de homos musicus postulada por Victor Zuckerkandl (que luego culminaría en el concepto del “niño música”), que plantea que los tonos individuales toman significado, dinamismo y una característica activa una vez insertos en un marco tonal y melódico. La música entonces es concebida como un proceso continuo de agitación y equilibrio.
Para Nordoff y Robbins, la música era el principal agente de cambio dentro de la acción terapéutica. Ampliaron los conceptos de funcionalidad de los elementos estéticos de la misma (tonalidades, modos, intervalos, etc.) dentro de un contexto terapéutico y también enfatizaron la importancia de brindar al paciente una experiencia musical con un gran nivel cualitativo, ya que ellos responden a la calidad del sonido que escuchan.
Si bien los integrantes del equipo, sobre todo Clive Robbins, luego del fallecimiento de Paul Nordoff, protagonizaron el recorrido de la musicoterapia creativa, existen diversas tendencias teóricas dentro de la misma.
Método y abordaje en las sesiones
El encuadre le otorga un lugar central a la música y los recursos analíticos corresponden a las respuestas musicales del paciente. Es necesario que el terapeuta posea un dominio de algún instrumento armónico, y considerar a la voz como un instrumento en sí misma, para brindar una mayor eficacia en el proceso terapéutico. En el desarrollo activo del paciente se le ofrece una variedad limitada de instrumentos adecuados al caso clínico y se busca un desarrollo continuo de la voz, favoreciendo la conexión de la persona con el “niño música”, beneficiando su expresión y liberación de potencial creativo.
Nordoff y Robbins trabajan en pareja. Uno ocupa el rol del terapeuta principal, el cual coordina la dirección musical y el otro, coterapeuta, trabaja con el paciente para facilitar sus respuestas. El hecho de trabajar en dúo, no es indispensable, sino que corresponde a las necesidades de cada usuario. La relación terapéutica se forma en la música y no a través de ella, es utilizada como terapia, posibilitando el cambio.
El terapeuta trabaja a través de fases que no poseen límites claros, sino que cada una de ellas se conforma dependiendo de los temas clínicos emergentes en la evolución del proceso terapéutico. Existen cuatro fases que integran el mismo:
- Fase de exploración: establecimiento de contacto y construcción de un lenguaje musical compartido.
- Fase de conflicto: entre el “niño música” y el “niño condición” en donde se intenta promover la expansión del self y adentrarse en la patología del paciente.
- Fase de consolidación: se alcanza el logro del paciente a través de diversas estructuras musicales de calidad.
- Fase de cierre: el proceso terapéutico llega a su fin, concientizando al paciente de la posible transitividad de sus logros musicales hacia su vida cotidiana.
En la musicoterapia creativa es de gran importancia no tomar dogmáticamente las enseñanzas de estos dos pioneros, sino que el terapeuta debe promover en sí mismo una flexibilidad metodológica que se adapte a las necesidades del momento, ya que ese tipo de terapia propone un abordaje pragmáticamente empírico.
El musicoterapeuta debe poseer una intensa focalización del usuario ubicándose completamente en el momento terapéutico permitiendo la creación de una música potente tornando efectivo a este proceso. El mismo debe plantear metas generales en virtud al progreso del niño música con el resto del ser del paciente. Otro factor importante es la toma de energía por parte del terapeuta.
La elección de la música implementada en cada sesión está justificada pragmáticamente por la efectividad que tienen en conectarse con cada usuario y además debe corresponder a los criterios que construya el terapeuta a la hora de abordar una sesión especifica.
“La elección de la tonalidad se desprende de un sentimiento personal que el terapeuta tiene sobre el niño”. (Zimbaldo Ariel. Musicoterapia. Perspectivas teóricas, 2015, página 43).
Otro de los aspectos fundamentales a la hora de construir experiencias musicales es la adopción por parte del terapeuta de cierta disciplinareidad, condicionando la transmisión expresiva dentro de un marco de necesidades clínicas emergidas en el momento.
El equipo Nordoff-Robbins advirtió que debía desarrollar una nueva forma de musicalidad, a la que denominaron musicalidad clínica (ya que el concepto abarca a la musicoterapia en general, actualmente se podría hablar de una musicalidad terapéutica), que le permite al musicoterapeuta determinar qué tipo de improvisación utilizar. La misma comprende de seis elementos escenciales que conforman un todo y se organizan en pares complementarios: intuición/intención, libertad expresiva /responsabilidad clínica, y espontaneidad/bagaje musical.
El material temático de las sesiones individuales emerge gradualmente a través de la interacción recíproca entre el paciente y el terapeuta. Cuando se logra que el terapeuta y el paciente estén viviendo en la música, ésta se vuelve una extensión de la persona. La emergencia de los recursos musicales no puede ser forzada, las mismas acontecen en un proceso orgánico natural.
La musicoterapia creativa para llevar a cabo un análisis terapéutico diseño métodos que permiten examinar lo que sucedía en las sesiones y su progreso. Una acción muy importante fue la de documentar las mismas en videos y en material auditivo y la construcción de cinco tablas que incluyen categorías de respuestas:
- Tabla uno: relación paciente terapeuta.
- Tabla dos: comunicación musical
- Tabla tres: respuestas rítmicas
- Tabla cuatro: respuestas vocales
- Tabla cinco: esquemas normales y patológicos de tempo y dinámica.
Desarrollaron un vocabulario propio y específico, que a través del trabajo con estudiantes los inspiró a la delineación de cuatro estados experienciales diferentes que pueden darse en el proceso terapéutico. Estos se caracterizan por el contacto interpersonal entre el musicoterapeuta y el paciente, y reflejan el grado en el que cada uno puede “vivir en la música”, mientras se encuentran compenetrados en su creación. Estos cuatro estados son:
- La “cosa real” es el momento supremo en terapia cuando el niño y el terapeuta están viviendo juntos el “ahora
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