Muerte del padre, sufrimiento del niño

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El desarrollo del lenguaje, que es importante para que el niño comunique sus ideas, pensamientos y sentimientos (Unicef, 2014), se puede ver truncado, prefiriendo mantenerse silencioso. Es posible, que al no encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que está sintiendo, se sienta desdichado. El pensar que nadie le entiende porque no han vivido lo mismo, puede provocar que el niño se aísle, experimentando “tristeza, malestar, aburrimiento y enemistad. A menudo se sienten excluidos, lo que daña su autoestima” (Endara, s.f. p. 301).

Adicionalmente, la edad media es primordial en el desarrollo de amistades, ya que, así el niño debe aprender a aceptar diferentes puntos de vista (Endara, s.f. y Feldman, Martorell y Papalia, 2012). Sin embargo, esto se ve dificultado cuando éste atraviesa la muerte de su padre o madre, ya que, al presentar momentos de violencia o agresividad, los ataca, no logra arreglar los problemas y se aísla. Esto tiene un efecto profundo en sus habilidades sociales, ya que, durante esta etapa, “los desacuerdos son comunes entre los amigos, por lo que el manejo efectivo de los conflictos es necesario para el mantenimiento de las amistades” (Hartup, et al., 1993 citado en Endara, s.f.).

Para mitigar las consecuencias psicosociales tras la muerte de un padre en la edad media, es importante que el crío logre afrontar la pérdida. Para esto, se debe dejar claro que éste ha muerto y no volverá, sin darle explicaciones vanas como que se ha ido de viaje o ha subido al cielo. Al concebir que tendrá que aprender a vivir sin su progenitor, el proceso de duelo que atravesará será más estable, evidenciando cambios conductuales y emocionales. Igualmente, se debe permitir a la criatura ser parte de los ritos fúnebres, y asegurarse que no se considere culpable de este acontecimiento. De esta manera, el niño logrará ponerle paulatinamente un fin a este suceso, lo que le permitirá desenvolverse de mejor manera en la adolescencia y adultez. Finalmente, es primordial que el progenitor viviente reaccione de una manera adecuada, es decir que no hayan segundas nupcias precipitadamente y el trato por parte de quienes lo rodean no varíe (Galleo y Reverte, s.f.).

Como conclusión se puede ver que la muerte de un padre en la edad media de un niño afecta significativamente su desarrollo psicosocial, pues conlleva consecuencias tanto en sus habilidades expresivas, como conductuales y emocionales. El niño experimenta un retroceso en todas éstas, provocando que su relación con los demás se dificulte, pues muchas veces se vuelve agresivo, de pocas palabras o se aísla, evidenciando conductas de etapas anteriores, ya que puede perder la confianza en sí mismo. Por ello, es importante que el niño no pierda el apoyo de ambos progenitores, pues a la pérdida del uno estará el otro para reconfortarlo y darle la atención y afecto que necesita para continuar con su desarrollo.

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Referencias

Castaño, C. (4 de Octubre de 2014). La importancia del vínculo. Obtenido de Mientras creces. Psicología y más: http://www.mientrascreces.es/2014/10/la-importancia-del-vinculo/

Elller, B. y Henson, K. (2000). Desarrollo cognoscitivo y lingüistico. En B. Eller y K. Henson, Psicología educativa para la enseñanza eficaz (págs. 39 - 63). México: Thomson Editores.

Endara, K. (s.f.). Módulo: Psicología del Desarrollo. Pontificia Universidad Católica del Ecuador.

Gallego, A. y Reverte, M.A. (s.f.). El duelo en los niños (La pérdida del padre/madre). En C. Camps y P. Sánchez, Duelo en Oncología (págs. 121 - 136). Sociedad Española de Oncología Médica.

Feldman, R., Martorell, G. y Papalia, D. (2012). Desarrollo Humano. México DF: Mc Graw Hill Education.

Psicoactiva. (2013). Diccionario de términos psicológicos. Obtenido de Psicoactiva mujerhoy: http://www.psicoactiva.com/diccio/diccionario-de-psicologia-d.htm

Repetur, K. y Quezada, A. (2005). Vínculo y desarrollo psicológico: La importancia de las relaciones tempranas. Revista digital universitaria, 2 - 15.

Unicef. (2004). Desarrollo Psicosocial de los niños y las niñas. Colombia: Unicef.