Psicoanalisis TALLER INTRODUCTORIO (4 integrantes)
Enviado por Ledesma • 8 de Diciembre de 2017 • 1.346 Palabras (6 Páginas) • 627 Visitas
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el desarrollo de los niños y los adolescentes, el aprendizaje y la motivación.
-Comprensión y mejoramiento de la educación.
6.
Jean Piaget. (1896-1980) creó una de las teorías de etapas más conocidas, en la cual describe cuatro etapas cualitativamente diferentes del desarrollo cognoscitivo (Piaget, 1970a, 1970b, 1971). De una etapa a la siguiente, el pensamiento del niño pasa por cambios que implican algo más que la suma de conocimientos y habilidades. Según la teoría de etapas de Piaget, todas las explicaciones y la práctica del mundo no servirían para que el niño que se encuentra en una etapa entienda el tipo de pensamiento característico de una etapa más avanzada.
Sigmund Freud. (1856-1939). Al analizar los sueños y los recuerdos de la niñez de sus pacientes, que eran principalmente mujeres de clase media alta, Freud planteó la existencia de cinco etapas del desarrollo psicosexual: las mismas cinco etapas, en el mismo orden, en todas las personas. Freud sugirió que si los conflictos de una etapa no se resuelven, el individuo podía quedar fijado en esa etapa. Por ejemplo, si ha escuchado a un comediante referirse a una “personalidad anal”, obsesionada con el orden y el control, entonces escuchó la versión de la cultura popular sobre la idea de Freud acerca de la fijación en la etapa anal, la época en que los niños entrenan el control de sus esfínteres. Freud fue blanco de críticas por darle demasiada importancia al sexo y a la agresión, por basar sus teorías en los recuerdos de mujeres europeas adineradas con problemas mentales muy específicos, por plantear etapas de desarrollo en la niñez sin siquiera haber estudiado niños, y por no reunir datos experimentales que pudieran respaldar o refutar sus teorías. Sin embargo, sus conceptos de la motivación inconsciente y de la importancia de las experiencias tempranas, especialmente las relaciones entre padres e hijos, ejercieron una gran influencia en el campo y también en la literatura, el arte, la psicología, la antropología, la religión, la sociología, la terapia y la historia, por nombrar tan sólo algunas áreas .
Erik Erikson. (1902-1994) quien planteó un esquema básico para entender las necesidades de los jóvenes en relación con la sociedad. En su teoría psicosocial, Erikson, al igual que Piaget y Freud, consideró el desarrollo como el paso a través de una serie de etapas, cada una con sus metas, preocupaciones, logros y riesgos específicos. Las etapas son interdependientes: los logros en las etapas tardías dependen de cómo se hayan resuelto los conflictos durante los primeros años, al igual que plantea la teoría de Freud. Erikson sugiere que en cada etapa el individuo enfrenta una crisis del desarrollo, es decir, un conflicto entre una alternativa positiva y una alternativa potencialmente dañina. La manera en que el individuo resuelve cada crisis tendrá un efecto perdurable en su autoimagen y en su perspectiva de la sociedad. Por ejemplo, en la adolescencia se presenta el conflicto de identidad contra confusión de roles. Lograr una identidad significa tomar decisiones deliberadas, especialmente acerca del trabajo, los valores y los compromisos con las personas y las ideas (Marcia, 1999; Penuel y Wertsch, 1995). Si los adolescentes no logran integrar todas estas opciones, o si se sienten incapaces de hacer una elección, pueden caer en una confusión de roles. En el capítulo 3 hablaremos de todas las etapas de Erikson.
7. Desde nuestro punto de vista, consideramos que es de gran importancia esta rama de la psicología, ya que la educación es el pilar del desarrollo de todo un país. A través de la psicología educativa podemos ocuparnos de procesos de aprendizaje, de temas educativos, y a su vez aportar al mejoramiento de este. Aportándole al maestro diferentes métodos de enseñanza que les permite analizar los objetivos que quieren lograr y obtener una experiencia de aprendizaje significativa y duradera.
8. El innegable crecimiento tanto numérico como en términos de estatus de los psicólogos educativos, no puede sin embargo encubrir la persistencia e incluso el aumento de dificultades asociadas al rol profesional, acrecentadas por la participación, a veces incluso monopolización, de las entidades político-administrativas en la definición y priorización de funciones (sin excluir la necesidad de cierto grado de intervención administrativa, especialmente en los aspectos relacionados con la asignación de recursos, la homogeneidad y coherencia de las actuaciones y la gestión pública en general).
En este contexto, tan complejo como interesante, de crecimiento numérico y de estatus y de dificultades de rol, pensamos que como garantía de nuestra autonomía profesional y del servicio que nuestro trabajo presta, existe la necesidad de potenciar socialmente el conocimiento de nuestro rol y nuestras posibilidades de intervención.
Somos profesionales realmente existentes, con prácticas reales, mejores o peores, pero visibles y evaluables. Obtenemos avances y mejoras, intervenimos y somos reclamados por una creciente demanda social; los intentos de aprovechar una supuesta inseguridad asociada a problemas concretos -posición inestable de mediación, dificultades de formación y reclutamiento,...- no pueden convertirnos en veletas, a merced de los vientos académico-universitarios o político-administrativos que en cada momento soplen
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