Psicologia infantil. Los problemas vinculados a las relaciones fraternas: la rivalidad fraternal

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El drama de los celos tiene que ver de algún modo con la imagen que el niño se construye de si mismo y le permite también diferenciarse de sus hermanos y hermanas.

La rivalidad fraterna entre los bebes.

Si un niñito se siente puesto en ridículo por su hermano o hermana que acaba de nacer reacciona con frecuencia de una manera inesperada que disgusta a los padres, pues el recién nacido es rechazado con frecuencia y a veces salvajemente agredido.

El recién nacido testimonia también el sentimiento confirmado de que existen relaciones privilegiadas entre los padres que lo aman y celebran el fruto de su unión. Identificarse y rivalizar, son, por lo tanto, sentimientos vinculados.

Los nacimientos demasiado cercanos el uno del otro son penosos tanto para los padres como para los hijos. Cuando tales nacimientos son muy cercanos, los primogénitos se habitúan a ello y los celos se manifiestan sobre todo con el niño que sigue al primogénito.

Cuando el nacimiento es posterior a un drama familiar, como la muerte anterior de un bebe, los primogénitos, si existen, han entrado en la tormenta familiar y viven también sentimientos de culpabilidad particularmente dolorosos, pues con frecuencia han sentido deseos de muerte más o menos conscientes en relación con el que ha desaparecido y estos se reavivan con el nacimiento de un nuevo bebe.

Los gemelos

La relación entre los gemelos también varia, desde quienes se comportan como una pareja, hasta situaciones más bien indiferentes o a conductas agresivas.

Los conflictos ligados a los celos tienen que ver tanto con las dificultades de identificación como con las heridas narcisistas.

LOS ABUELOS

Hemos constatado que los abuelos y los nietos desempeñan un papel los unos para los otros por el solo hecho de existir, y que los problemas transmitidos directamente de los abuelos a los padres no pasan directamente de los abuelos a los nietos.

Los niños que tienen una ligazón estrecha con sus abuelos son diferentes de otros en cuanto a que tienen una mayor seguridad afectiva y son más receptivos a otros vínculos, a otras lenguas y a otras culturas.

A veces los abuelos olvidan, en su entusiasmo, que ellos no son los padres del bebe y penetran en el territorio parental.

Hemos visto que los niños educados de entrada por sus abuelos, son más distendidos y “fáciles” que los que fueron educados por sus padres.

Los bebes que tienen a la vez padres cariñosos y abuelos afectivamente interesados son los más equilibrados.

Los padres inmaduros o los abuelos insensibles pueden ser una fuente de tensión para el bebe.

Es particularmente importante que los niños tengan contacto con personas viejas en la casa, en su vida cotidiana o en la escuela. En una larga perspectiva de vida, el lazo entre abuelo y nieto es indispensable para la salud afectiva de las tres generaciones.