Representaciones sociales sobre el linchamiento

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Otro hecho muy similar sucedió el 5 de noviembre del 2009, cuando un hombre fue sorprendido intentado robarse una bicicleta. Los Univallunos, reaccionando ante este crimen, decidieron golpearlo y arrojarlo al lago en la parte central de la sede de Univalle. En el lago el hombre duro varios minutos, unos pedían que salieran y en cambio otros pedían que siguiera en el agua, asustándolo con un supuesto cocodrilo. Cuando el hombre logro salir del lago, la multitud lo rodeo y lo golpearon salvajemente y fue gracias a otros estudiantes, personal del sindicato, vigilantes, profesores y jardineros, que el hombre pudo escapar de la multitud. El hombre, tras haberlo socorrido, fue llevado a una clínica particular y posteriormente horas después, le dieron de alta.

Otro antecedente particular sucedió en el año 2015, cuando un grupo de universitarios sorprendieron en flagrancia a dos personas intentando robar a una estudiante a mano armada, con un cuchillo dentro del campus universitario; estas dos personas, fueron agredidas brutalmente hasta tal punto que la policía tuvo que intervenir para evitar una catástrofe (Periódico el Pais.com, 2009). Los dos ladrones, fueron llevados a centros asistenciales para ser atendidos, debido a la gravedad de las agresiones por parte de los Univallunos.

Se destaca también, un caso de agresión física ocurrido el 13 de noviembre del año 2014, cuando un sujeto no identificado, agredió en su integridad e intimidad personal a una estudiante del programa académico de ingeniería de Univalle. Según informó el padre de la víctima, el agresor sería un hombre que viene acosándola hace más de un año y que anteriormente ya la había agredido. El rector de la Universidad, que inmediatamente conoció la gravedad de los hechos, decidió prestar ayuda profesional a la víctima y a su familia para que acompañe este proceso de investigación por parte de la Fiscalía.

Por último, se encuentra el caso que sucedió a las fueras de la misma instalación en al año 2013, cuando manifestantes encapuchados, que dicen solidarizarse con el paro agrario, decidieron enfrentarse a la fuerza pública; dejando como resultado dos civiles y tres uniformados heridos, donde uno de los civiles, recibió un impacto de bala en un brazo. El enfrentamiento duró cerca de horas, ocasionando el cierre de la avenida Pasoancho y el carril sur-norte de la calle quinta, lo que ocasionó el colapso vehicular de este sector de la ciudad. (Periódico el Pais.com-2015)

- ANTECEDENTES

Algunas investigaciones que se han hecho sobre el tema en cuestión, se resalta la tesis que realizó Rocha, María (2009) para la Universidad Javeriana. En ella resalta, la limpieza social que desde del año de 1988 ha venido tomando fuerza en Colombia. La limpieza social, entendida como el asesinato sistemático de individuos que tenían el común de pertenecer a sectores sociales marginados, asumir comportamientos rechazados y ser considerados como peligrosos por sus agresores. Las víctimas de este tipo de violencia, eran seleccionadas por ser posibles representantes de ir en contra de los intereses de un grupo en particular y de obstaculizar el funcionamiento del modelo de la sociedad, hasta el año de 1996.

Debido a la permanencia de estos homicidios contra los marginados en las principales ciudades del país, el término se fue popularizando hasta convertirse en la manera oficial (y no oficial) para llamar a este tipo de asesinatos. De allí, que, a partir de 1988, el CINEP[2] (Centro de Investigación y Educación Popular) utilizara el término en la revista Justicia y Paz para hacerle seguimiento a los casos de este tipo que eran publicados en la prensa y conocidos por otro tipo de fuentes.

A la conclusión que llega María Catalina Rocha es:

La violencia fue representada como la modalidad de violencia que podía ser ejecutada por la gran mayoría de los actores armados que amenazaban la seguridad nacional y ciudadana. Sin embargo, la amplitud del tipo de responsables no hacía que esta fuera percibida como un peligro para la mayoría de la población. La prensa dejo claro que se trataba de una violencia contra otros…En algunos casos, esos otros podrían llegar a ser opositores políticos y habitantes de municipios en territorios estratégicos dentro del conflicto armado (Rocha, 2009)

Otra investigación realizada por EL ESPECTADOR (2015), hace un juicio a la sociedad, a la justicia por mano propia, especialmente a la Bogotana, por los rechazos de estos a tres casos, donde la policía salvó la vida de tres hombres (supuestos ladrones) de la “inconsciencia iracunda de la multitud”, en las zonas de Kennedy, Chapinero y una estación de Transmilenio y que fue consignado a lo largo y ancho de las redes sociales; acto que fue rechazado por la revista, diciendo que “Todos a una, los ciudadanos sienten que pueden juzgar e incluso asesinar al otro cuando su más bajo sentido de justicia se ve empañado”, resumiendo que estos actos eran: el retraso de nosotros como sociedad.

La revista resume, que todos de alguna forma perdemos ante un linchamiento; por un lado, los ciudadanos, que creen que con ello solucionan un problema mayor como el de la delincuencia. Los “justicieros” (como lo llama la revista), creen que matando al criminal van a acabar con la criminalidad; por lo contrario, también se van a volver criminales por rechazar la guerra haciendo la guerra. Por otra parte, se pierden los criterios elementales de la justicia y la ley como tal: la presunción de inocencia, el derecho a la defensa, la doble instancia.

Muchas veces, es la negligencia de la justicia a la hora de hacer cumplir la ley, pues hay una inconformidad de la sociedad hacia las instituciones que rigen la vida diaria. Y, es allí, donde surge el rencor de la población civil que desacredita al sistema que los rige, combinando con la agresividad latente, una violencia que crece a medida que la concepción se va incrementando a favor de la justicia por mano propia (EL ESPECTADOR, 2015).

A la conclusión que llega el periódico, es que todos ganan cuando la justicia hace cumplir la ley judicializando a los actores criminales (esa es la función para lo cual fue creado). Pero, si se hace lo contrario linchando al criminal, lo único que va a hacer es incrementar el crimen, llevando a consecuencias negativas como: impunidad, miedo, afán violento, venganzas generalizadas (“porque es un bien para todos”) y ausencia de controles ciudadanos preventivos. Finalmente, la revista destaca que la paz de una sociedad no solamente depende de los procesos políticos: sino de la misma sociedad a la hora de actuar frente a hechos violentos causados

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