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CONCEPCIONES DE LA PAZ DESDE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DE CIUDADANÍA

Enviado por   •  24 de Noviembre de 2017  •  1.835 Palabras (8 Páginas)  •  541 Visitas

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Por eso, el papel de la ciudadanía resulta crucial a la hora de tener actos de civilidad que nutran el propósito de la paz, que al parecer se ha dejado en manos de un concepto, dos actores y una consecuencia: Proceso de paz de la Habana y, víctimas y victimarios de los grupos al margen de la ley, y posconflicto. Entonces ¿cuál sería el papel del ciudadano para aportar al logro de la paz?

En una interesante publicación que emitiera el Banco de la República con motivo del Bicentenario, llamada “Las palabras que nos cambiaron: lenguaje y poder de la independencia” (Garrido, 210), se relacionan algunas definiciones que sobrepasan la mera conceptualización, para determinar sus implicaciones sociales en la época. En una de ellas, el historiador Francisco Ortega, precisa:

El sentido contemporáneo de ciudadano emerge por primera vez en la Nueva Granada en la hoja volante que circula Nariño en 1791 y que reimprimirá en 1811, durante plena crisis política. Ese texto, aprobado por la Asamblea Nacional Francesa, el 26 de agosto de 1789 define al ciudadano como poseedor de derechos “naturales, inalienables y sagrados”. Las primeras constituciones neogranadinas se conciben como una “barrera contra el despotismo”, como declara la Constitución de Cundinamarca de 1811, “al mismo tiempo el mejor garante de los derechos imprescriptibles del hombre y del ciudadano”. Esos derechos son la libertad, la igualdad de todos ante la ley, la seguridad y la propiedad.

Por ejemplo, el diccionario de la Real Academia de la Lengua, lo define así: “Persona considerada como miembro activo de un Estado, titular de derechos políticos y sometido a sus leyes.” Nótese que en las dos acepciones, resalta la noción de los derechos, más que los deberes, aunque otras definiciones pueda que lo hagan más explícito. Aun así para dar continuidad a la reflexión, se suma el concepto que diera nuestro libertador Simón Bolívar en 1827 “El que no sabe escribir, ni paga contribución, ni tiene oficio conocido, no es ciudadano.” Sentencia que cambia la perspectiva hacia el punto de las responsabilidades que, en la mayoría de las veces, solemos evadir, o que se cumplen para no incurrir en penalizaciones, pero lejos de la convicción sobre la importancia de velar por el bien común.

Por lo anterior, evoco una historia tejida por la escritora nicaragüense Gioconda Belli, quien de las entrañas de su novela “El país de las mujeres”, saca el concepto de “Cuidadanía”, desarrollado en un lugar, en donde sus mujeres, cansadas de la inequidad y la indiferencia del Estado y de la sociedad en sí, proponen visibilizar la vida, como un acto de corresponsabilidad de los individuos, no sólo de ser cuidados sino de cuidar para construir entornos que dignifique la humanidad, generando así un cambio en la actitud de los ciudadanos y ciudadanas para ser, con mayor afecto y compromiso con los otros y con lo otro, los mejores CUIDADANOS Y CUIDADANAS, seres que piensan la ciudad, y al hacer este ejercicio, ven más allá de sus propias necesidades, abriendo paso para atender las necesidades del otro, con la consecuencia lógica de que otro, de repente atenderá las suyas… y así hasta el infinito, construyéndose una unidad cíclica que contribuya al BIEN-ESTAR de todos, con todo lo que ello conlleva.

Con el concepto de CUIDADANÍA probablemente se busca que el carácter de asistencialismo de muchos programas que promueve el Estado, tenga un giro que propicie en las poblaciones vulneradas o no, un sentido de confianza para presentarles posibilidades de ayuda a su comunidad con el saber que poseen en sí mismos, su experiencia de vida, madres, padres, abuelos, artesanos, profesionales, recicladores, vendedores ambulantes o hasta desempleados que tengan un talento que pueda compartir con otros. En otras palabras, el CIUDADANO actúa en la sociedad por la costumbre de cumplir y recibir, para sí o máximo para su familia; el CUIDADANO, se piensa en su comunidad como alguien con potencial para entregarse, desde el corazón si se quiere, y proyectarse más allá de su familia. Mí atrevida conclusión… El CUIDADANO surge por la indiferencia y comodidad a la que se acostumbró el CIUDADANO.

Finalmente, hay que entender que la paz se construye en lo cotidiano, con lo mejor que cada ser tiene en sí mismo para perfeccionarse y dar, para aceptarse y aceptar, para educarse y educar, para amarse y amar; así será más fácil comprender y asumir los retos que trae el proceso de paz en Colombia, toda vez que se acoja con iniciativas reales las cuales permitirán gozar de victorias tempranas.

Bibliografía

Mirón, Margarita. (2004) Eirene: Divinidad, género y paz en Grecia antigua. En: Dialogues d'histoire ancienne. Vol. 30 N°2, pp. 9-31. doi: 10.3406/dha.2004.2678 Recuperado de http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/dha_0755-7256_2004_num_30_2_2678

Garrido, M. Las palabras que nos cambiaron: lenguaje y poder de la independencia. Banco de la Republica. En línea recuperado el 3 de agosto del 2012 http://www.banrepcultural.org/palabras-que-nos-cambiaron/glosario003.html

Moscovici, S. (1961) El psicoanálisis, su imagen y su público. Buenos Aires: Huemul, 1979.

Soca, R. (2010) La fascinante historia de las palabras. Colombia: Rey Naranjo Editores

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